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ESPANYOL-EIBAR

1x1 Espanyol: Embarba, un verso suelto entre la mediocridad

El extremo fue el atacante más peligroso de los pericos, siempre activo y con su derecha de seda, el único destacado en otro partido nefasto del Espanyol.

Adriàn Embarba.
Toni Albir

Diego López: Poco se le puede pedir al portero gallego, que logró detener uno de los dos penaltis señalados en contra del Espanyol, pero su despeje fue al centro y acabó en gol. Luego, sacó dos o tres manos laterales para evitar una mayor goleada armera.

Víctor Gómez: Un agujero, como en Anoeta. El lateral sufrió ante Inui, cometió el absurdo penalti del 0-1 por una mano y se vio superado en múltiples ocasiones. Sus incursiones ofensivas no fueron notorias. Nervioso en su año de debut.

Bernardo: Toda su fuerza aérea se pierde cuando tiene que salir de su zona de confort. El central cometió el segundo penalti por otra mano inentendible y sufrió con los balones a la espalda.

Cabrera: Aunque es el más sólido de la línea defensiva, se muestra impreciso con el balón y desubicado en ocasiones. El central ha perdido la jerarquía que tuvo cuando llegó, impregnado de la apatía del equipo. Asistió a De Tomás en un balón largo de manera precisa, pero el madrileño falló.

Dídac: Un motor por la izquierda, se incorporó en ocasiones al ataque y saltó a las presiones, pero le faltó precisión en los centros y los últimos pases. No sufrió demasiado en defensa.

Melendo: Intrascendente en la derecha. No ayudó a Víctor Gómez en las incursiones de Inui y tampoco logró conectar en ataque. En la segunda parte mejoró ante un Eibar que se echó para atrás, pero no se le recuerdan excesivas jugadas de peligro.

David López: Animó a sus compañeros, voluntarioso en mediocampo, más concentrado que el resto pero sin poder darle continuidad en el juego. Intentó jugar como si fuera un partido más y no un trance hacia los infiernos.

Marc Roca: Una sombra de lo que fue el curso pasado. Impreciso, lento en el repliegue, intento pedir balones y no esconderse pero su cara era un poema. No le salió nada al de la Granada del Penedès.

Embarba: El único jugador desequilibrante debido a su velocidad, conducciones y golpeo de balón. Sus centros y sus acciones a balón parado fueron lo más peligroso de los de Rufete. Implicado también en labores defensivas.

Calleri: No le entra a nada al argentino, que dispuso de un remate al palo y varios cabezaos. La puntería no es lo suyo, al menos este curso.

Campuzano: Tuvo libertad en ataque para moverse y asociarse, pero apenas intervino en un Espanyol plano y sin mordiente. El canterano juega mejor entre líneas que cerca del área, por lo que le restó también al equipo presencia en el área.

De Tomás: Tuvo más de media hora pero no logró crear ocasiones. Recibió balones cerca del área pero le faltó velocidad, lejos del estado de forma de antes del coronavirus.

Wu Lei: Se movió por todas las posiciones de ataque pero sin hallar fortuna. Mucho ruido y pocas nueces.

Nico Melamed: Acostado en la izqueirda, el joven jugador creó una ocasión entrando en diagonal. Siempre veloz y vertical, aunque no pudo participar demasiado.

Darder: Jugó los últimos diez minutos pero apenas pudo participar.