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BARCELONA

Setién sigue sin ser creíble

Ha ganado por la mínima en casa, y sufriendo, a Espanyol, Athletic, Getafe, Levante y Granada. Con Valverde, 5-2 a Betis y Valencia, 5-1 al Valladolid, 4-0 al Sevilla, 4-1 a Celta y Alavés...

Tal vez empujado por el 1-4 ante el Villarreal en La Cerámica, y seguramente algo inconsciente o mal auto-asesorado de la situación real de un equipo que era líder cuando llegó y que ahora depende de dos tropiezos gordos del Madrid para ganar LaLiga, Quique Setién abrió fuego el pasado martes contra la prensa. "A mí no me convencéis", dijo intentando fortalecer su trabajo en el Barça con una visión muy singular de las cosas. Setién dijo que le gustaba ver las cosas con perspectiva y que muchos aspectos del juego habían mejorado desde que aterrizó en Can Barça cuando la clasificación dice exactamente lo contrario.

A Setién le ayudó el golpe en la mesa de Villarreal, pero lo cierto es que, desde su llegada, el Barça sufre una barbaridad en casa. De los triunfos de la era Valverde (5-2 a Betis y Valencia; 5-1 a Valladolid; 4-0 al Sevilla; y 4-1 al Celta y Alavés), se ha pasado a las victorias 1-0 contra Granada, Espanyol y Athletic; y 2-1 ante Levante y Getafe. Una suerte de agonía que el entrenador, en lugar de encontrar extraña en un club absolutamente jerarca en los partidos de casa en la última década, no observa como preocupante. Al contrario, suele ver con complacencia y no con demasiada autocrítica. Resulta paradójico pensar que el Barça, que pensó dar un impulso futbolístico con la llegada del cántabro, ganase sus partidos de casa por aplastamiento en la era Valverde (no es necesario remontarse a los dos años en los que fue campeón de Liga con una diferencia escandalosa), y ahora tenga que penar por el campo para ganar a rivales casi desahuciados como el caso del Espanyol.

Así que Setién no convence. Al cántabro, que tiene casi perdida una Liga que con Valverde seguía estando en manos azulgrana, le quedan cuatro bolas de vida. Tal vez esa herencia cruyffista que asegura llevar, le haga creer en un milagro que sólo sucedió con Johan en los banquillos en el ciclo 1992-94, dos veces en Tenerife y una en A Coruña. Pero que el Barça no gobierna los partidos y, por supuesto, que los cierra bastante peor que en la anterior etapa, es una cuestión de datos. Setién está exigido. Debe ganar los tres partidos que le quedan y con buenas sensaciones futbolísticas para llegar con cierta ascendencia al momento decisivo de la Champions. Allí, por más que Bartomeu haya garantizado, "evidentemente", que seguirá la próxima temporada, se jugará el puesto. Necesita convencer. En todo.