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FUENLABRADA 2-2 MIRANDÉS

El VAR se lleva el papel protagonista en un empate loco

El frenético duelo en el Fernando Torres estuvo marcado por el videoarbitraje, que tuvo que intervenir hasta en tres ocasiones manifiestas de gol.

El VAR se llevó el papel principal en el empate en el Fernando Torres entre Fuenlabrada y Mirandés. Punto que amarra todavía más la permanencia de ambos equipos, pero que no les sirve para asaltar los puestos de playoff.

El duelo entre azulones y jabatos empezó con el campo inclinado hacia la portería local. Femenías, a quien parece que la falta de experiencia no le pesa, y sus compañeros en la zaga tuvieron que realizar un enorme trabajo para frenar el juego del Mirandés. Los Merquelanz, Marcos André y Antonio Sánchez hicieron de la zona de los tres cuartos su residencia veraniega. El calor, desde luego, invitaba a ello. Matheus tuvo la ocasión más clara de la primera parte, pero el meta local frenó la ocasión jabata. Sin embargo, los focos se los llevaría Marcos André con su pase sobrado de calidad. Esta fue la primera de las muchas ocasiones que tuvieron los visitantes en la primera partida.

En un asedio jabato estaba el partido, cuando Ávalos Barrera expulsó a Pathé Ciss por doble amonestación, a cada cuál más rigurosa. No quedaría ahí la desdicha azulona. Sekou Gassama, quien ya parecía recuperado de su lesión, abandonaba el terreno de juego aquejado del pie derecho en el 32’. Estos dos varapalos despertaron la rebeldía de los locales que rondaron los dominios de Lizoain. Mientras, los de Iraola hacían valer su superioridad numérica con un juego de banda a banda buscando la aparición del cansancio en las piernas rivales.

Cuando los jugadores ya enfilaban el vestuario, el árbitro recuperó el papel protagonista al señar mano de Jeisson. Sin embargo, tras la llamada del VAR y revisarlo en el monitor, decretó que la mano no era punible.

La segunda parte comenzó con un Mirandés con picante y acierto en sus visitas al área rival. Sólo les faltaba la suerte más complicada del fútbol, el gol. Los azulones, por su parte, sobrevivían a base de orgullo, trabajo y balón parado.

Tan difícil se puso lo del gol para los de Anduva que tuvo que acudir Merquelanz, su mejor jugador, a la ayuda. El cedido por la Real Sociedad clavó una falta a la escuadra de la meta azulona en el 63’, y la clavó como quién baja a comprar el pan, con total tranquilidad y parsimonia.

Cuando más agotados se veía a los jugadores de Sandoval, Ávalos Barrera señalaba la pena máxima para los fuenlabreños al golpear en la cara Alexander a Glauder en la salida de una falta lateral. Agua en el desierto para los fuenlabreños. Hugo Fraile, el mejor lanzador de penaltis de la categoría, lo transformaba en el 70’. Sin embargo, la alegría azulona se esfumaría rápidamente. Apenas siete minutos después, José Rodríguez pecó de ímpetu y derribó a Sergio González cuando el central se encontraba escorado y sin posibilidad de generar peligro. Ávalos Barrera, que en otra vida tuvo que ser el pistolero más rápido del oeste, no tardaba en desenfundar el silbato y pitar penalti. Matheus volvía a adelantar a los suyos a lo Panenka.

Si esto hubiese sido un partido normal con el segundo tanto visitante el partido hubiese acabado, pero cuando el Torres y el VAR se ponen a trastear pasan cosas como la que pasó en el añadido. En un córner perdido, Anderson engatillaba el rechace y ponía el empate en el 92’. Locura local interrumpida por Ávalos Barrera y el VAR. Primero, el árbitro anulaba el tanto por considerar que Oriol Riera, en supuesto fuera de juego, dificultaba la visibilidad del portero rival. Tras ello, las imágenes dejaron claro que el ariete se encontraba en posición legal y, ahí sí, delirio fuenlabreño.

Al final, empate que sabe mejor a azulones, cuyo partido fue un ejercicio de resistencia, que volvieron a ser ese equipo sobrado de fútbol y de mala suerte.