Cuando el desastre acecha tras gastar 159 millones en fichajes

Seis partidos. Eso es lo que al Aston Villa le resta por delante para tratar de conseguir la permanencia en la Premier League. Hablamos de un histórico con nada menos que 146 años (fue fundado en 1874) que cuenta en sus vitrinas, entre otros títulos, con siete ligas y una Copa de Europa. Pero su realidad dista mucho de los buenos tiempos, una situación que llama la atención si nos fijamos en la cifra que desembolsó el pasado verano en fichajes.

Y es que los villanos gastaron la nada desdeñable cifra de 159 millones de euros, lo que le sitúa en la cuarta plaza en el ránking de equipos de la Premier que más gastaron en nuevas incorporaciones. A eso hay que sumar la presencia en el equipo de Jack Grealish, una de las mayores promesas del fútbol inglés y que con toda seguridad abandonará el club este verano buscando un futuro con mayor lustre.

Con Dean Smith al frente del equipo desde octubre del 2018, el club decidió afrontar la temporada de su regreso a la Premier (ascendió tras tres temporadas en Championship) con muchos fichajes de un costo no demasiado elevado. Sus fichajes más caros fueron Wesley, delantero brasileño que llegó procedente del Brujas a cambio de 25 millones de euros, y Mings, central por el que pagó 22,3 millones al Bournemouth. Con ellos llegaron otros once fichajes hasta completar los 159 millones de euros, una cifra posible gracias al sistema de reparto de ingresos por derechos audiovisuales de la Premier League. Además llegaron Reina y Drinkwater como cedidos y Borja Bastón libre.

Pero el Villa de esta temporada es el ejemplo de que el dinero no lo es todo y se encuentra decimoctavo en la clasificación. Cierto es que se encuentra a solo un punto de la salvación, pero la dinámica del equipo durante toda la temporada no invita al optimismo.