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Unas vistas privilegiadas

Cuentan que todo en la vida es cuestión de perspectiva. Aquello del vaso medio lleno o medio vacío que escuchabas cuando eras poco más que un jovencito preguntón. Podremos hacer limonada si limones nos regala la vida, o tocarle el culo a la misma si esta nos da la espalda. Casi siempre podemos sonreír, que siempre es mejor que no hacerlo y, además, sale mucho más barato. Y qué carajo: es muy sano. A veces es de ley abrir tu corazón cuando sientes un repentino pellizco en el alma. Preguntarte el por qué. Y bueno, eso: que pasaba por aquí y quería compartir algo con ustedes.

La vida, creo, está llena de pequeñas historias entrelazadas, o vasos comunicantes, o algo así. “La gente se queja de vivir”, le escuché un día a mi mujer. Como sé que estas cosas te ruborizan, Bedelia, no te preocupes, que nadie sabrá quién eres. La miré y le dije: “Me gusta”. Ya que estamos en un medio de comunicación deportivo, puedo decir que me quedé en fuera de juego. Me pareció una frase tan cojonuda que rápidamente quise darle sentido. Si la analizan un poco, es magnífica. Es muy complicado expresar más y mejor con apenas seis palabras.

Creo que vivimos en un mundo sobrado de buenas intenciones, en las que el adjetivo se evapora más rápido que inmediatamente, y carente de empatía. Basta con girar un poco la cabeza y mirar al prójimo. Claro que fue jodida la cuarentena que recientemente nos tocó vivir; cómo no iba a serlo. Pero gente, hay cuarentenas peores. Aquellas que, por ejemplo, te obligan a quedarte enganchado a una máquina, tal vez a un aparato de quimioterapia, a lo mejor encerrado en una fría habitación o sala de hospital, o en casa con medicinas, antibióticos y pastillas roneándote todo el día, en cualquier caso atado a una vida que no es justa. Por eso es tan valiosa la lección que hemos vivido estos días todos los que, de una u otra manera, estamos unidos a la Unión Deportiva Las Palmas.

“Dicen que el alma no se equivoca. Educación Infantil. Cosecha del 88. Satauteña de corazón. De la UD Las Palmas desde chiquitita”. Cualquiera que entre en el perfil de Twitter de Sonia Rodríguez, @sOnitaRguez, Wonder Woman para toda su (tantísima) gente, lo primero que lee es la frase que encabeza este párrafo. Su “pueblito” era Santa Brígida, como ella misma decía. Seguro que lo sigue diciendo. La entiendo, pues todo el que vive allí se enamora irremediablemente de la “villa de las flores” aunque los avatares de la vida nos trasladen a otros escenarios. 16 años después, y los que me queden, Santa Brígida siempre será “mi pueblo” o “el pueblo”, igualmente para tanta gente bonita. El que ha vivido allí lo sabe.

Hace apenas dos días, Sonia emprendió el viaje definitivo tras algunos años de lucha contra el cáncer. “Pobrecita, con todo lo que había luchado”, me chivó una de las personas que mejor la conocía. Sin embargo, Wonder Woman continuaba haciendo de las suyas estos días, haciéndonos a todos un regate o metiéndonos un gol por la escuadra como los que tanto celebrada desde la Naciente o la Grada Curva. Y por último, desde el sofá de casa. Regalándonos, otra vez, una maravillosa lección de vida, nuestro particular Ave Fénix, dando guerra incluso después de la partida, mucho más rápida ella que el desaliento, en cualquier caso liderando con su ejemplo.

Qué es la vida sino un cúmulo de contrastes. Quién nos iba a decir que la lección más pura de vida nos la daría “Sonita” después de su partida. Soy de los que piensan que las redes sociales, especialmente Twitter, son una herramienta maravillosa si están usadas con el alma limpia, la conciencia tranquila y el corazón puro. Si el río suena, agua lleva. Sin saberlo, “esta satauteña de corazón” (me encanta) unió conceptos, otra vez los vasos comunicantes, y entonces hizo magia. Sin conejos ni chisteras, sino con alma y corazón. Solo entonces, gracias a ella, el bullicioso río de la Red del pájaro azul se rebosó de vida. La pena fue tan grande como maravilloso el contraste producido. 48 horas después, continúan sobrecogiéndonos tantas muestras de respeto, cariño y afecto de propios y extraños.

Uno de los deportistas a los que más admiraré toda mi vida es Kobe Bryant. Cómo no voy a hacerlo: era tan bueno como el que más jugando a mi deporte favorito y en mi equipo favorito. Sí, fue mi jugador favorito. Bryant, un adicto a su profesión y a todo lo que conlleva fuera de cámaras el estar tantos años al mayor de los niveles posibles, siempre mantuvo la importancia de ser capaz de inspirar a las personas para que estas puedan ser grandes en lo que sea que quieran hacer. Hagan o no lo mismo que tú. Aquí, satauteña, una vez más te has pasado el juego. Tu ejemplo continúa siendo una inspiración para tanta gente que te quiere, como bien sabes. Y es que el presente y la memoria te siguen haciendo la justicia que tanto mereces.

Este fin de semana, como sabes, tu querida UD juega en el “egesé” contra la SD Ponferradina. Disfruta de esas privilegiadas y celestiales vistas que tendrás del coliseo de Siete Palmas, por fin podrás verlo, ese que tanto te echa de menos y que siempre pregunta por ti. Acomódate entre las estrellas, tu asiento bien merecido, y cuéntales todo lo que luchaste e inspiraste para hacer del mundo un lugar mejor. Aunque lo sepan, tú insísteles. Que sepan quién es de verdad su nueva compañera. Acércate al olimpo de las leyendas de Las Palmas y habla con Tonono, Juanito Guedes o ‘Mamé’ León sobre ese amor irracional que sientes por el club. En ellos puedes encontrar alguna respuesta. Si ves a Molowny pregúntale por aquellas primeras patadas en el Insular. Pero sobre todo, sigue luchando, inspirando a la gente con tu ejemplo, cada día una lección vital. Pellizcándonos el alma y acariciándonos el corazón. Fuiste, eres y serás luz. Mañana en Siete Palmas tal vez salga el sol. Miraremos al cielo y sonreiremos. No te imaginas la vida que sigues regalando. Qué contraste. Pero tu gente sigue luchando, manteniendo tu eterno legado. Los héroes siempre están. Gracias, Wonder Woman.