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Las Palmas

Roque Mesa: “Ese gol lo metió toda Gran Canaria”

El grancanario, hoy en el Leganés, fue uno de los héroes del 21J. Las Palmas volvió a Primera 13 años después, y el mediocentro lo rememora en AS.

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Roque Mesa: “Ese gol lo metió toda Gran Canaria”
Carlos Diaz-RecioDiario AS

“Es de Primera, Las Palmas es de Primera. Y pobre del que quiera robarnos la ilusión”. Bajo este mantra se fraguó uno hermoso ascenso, tan icónico como el que más, de la Unión Deportiva a Primera División. El regreso a Primera de 2015, del que hoy se cumplen cinco años, empezó a gestarse en junio de 2014. Mañana se cumplen seis años del famoso ‘Cordobazo’, cuando aquel inexplicable gol de Uli Dávila, posterior a la invasión de campo más triste de la historia del deporte canario, frustró un ascenso que ya se celebraba en toda Gran Canaria.

Desde esa misma noche, la frase que abre este reportaje se grabó a fuego en el alma de toda la afición grancanaria, por supuesto también en el propio club, mucho más en los corazones de los futbolistas, protagonizando durante tanto tiempo el estado incluso del whatssap de uno de los líderes del aquel vestuario como Aythami Artiles. Había, desde luego, una sensación de robo. Y lo más triste es que vino de parte de muchos aficionados que canalizaron su alegría, o simplemente buscaron su momento de gloria, de la peor manera posible. Aquella chilena del central grancanario 364 días después de aquella triste tarde, ejecutada como si le fuera la vida en ello, permanece todavía en la memoria colectiva. De su corazón al corazón del área del Zaragoza. Si Las Palmas habría de caer de nuevo a las puertas de la gloria, que fuera ‘matando’. Aquella pelota la cazó Araujo y el resto ya es historia. Preciosa, por cierto.

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Carlos Diaz-RecioDiario AS

Antes, un pequeño mediocentro de Telde, emigrante en contra de su voluntad, intermitente en sus apariciones con el primer equipo, reventó la pelota contra el interior de la portería de Bono. Aquel 1-0 fue el inicio de la más bella vivida en Siete Palmas en los últimos cinco años.

La figura de Roque refleja una de las historias más particulares de ese todo que supuso el ascenso a Primera División de Las Palmas 13 años después. “Tras lo del Córdoba, tanto el equipo como la isla en sí tenían la deuda de subir al año siguiente”, recuerda Roque Mesa en AS. Implicado como el que más, y eso que el curso anterior le tocó seguir fogueándose con Las Palmas Atlético, como un año antes en el Atlético Baleares. Obligaciones contractuales, la temporada 2014/15 le tenía reservada una plaza en el primer equipo. Los astros se alinearon. “Tenía que ser él el que abriera la lata”, recordaban en el club. Muchas casualidades juntas solo podían tener un final feliz: “La casualidad fue que todo salió para que subiéramos. Fue especial tras el año anterior haber sufrido como se sufrió tras el Cordobazo. La verdad es que se pudo culminar de buena manera, que era ascendiendo al año siguiente”.

Se agolpan los recuerdos. La mente fluye, feliz, recordando un bello pasado. “Esa temporada fue para enmarcar en todos los sentidos”, insiste Roque. Tuvo de todo, picos y valles. Tanto colectivos como individuales. “Empezamos muy bien pero luego tuvimos un momento, a mediados de temporada, en el que sufrimos un pequeño bajón. Al final pudimos optar al playoff y ascendimos. Particularmente, tuve muy buenos momentos al principio, pero luego no tan buenos porque dejé de jugar y demás. En el playoff, claro, llegaron los mejores”, insiste. Entre esos “buenos momentos” destaca, sin duda, el surrealista gol precisamente contra el Zaragoza, el 11 de enero en el EGC, cuando entre él y Hernán, tras su saque de centro, se juntaron para hacer un gol todavía inexplicable. “Teníamos tres futbolistas menos”, recuerdaasí un partido que acabó 5-3.

Preparado.

Irregular o no su rendimiento, como reconoce el propio Roque, estuvo preparado cuando más importante era. Las Palmas se plantó en aquel inolvidable 21J con la obligación de remontar el 3-1 de La Romareda si quería conseguir el anhelado ascenso. El destino le hacía un guiño a Roque, que por supuesto fue titular. La UD no podía con el Zaragoza; los minutos pasaban y no había rastro de goles insulares. Hasta que, en el minuto 32, la isla entera se paró. Una delicatesen de Araujo para Culio acabó en una asistencia de este hacia Roque, que galopaba por su derecha. El mediocentro se dejó el alma antes de perforar la portería de Bono. “Siempre he dicho que ese gol no lo metí yo, sino Gran Canaria entera”, recuerda emocionado. El eco de ese rugido todavía suena sin necesidad de bucear mucho en la memoria. Y es que a Roque siempre le perseguirá ese recuerdo hermoso, propio del “momento más especial” de su carrera: “Es algo muy especial especial. Siempre que voy a la isla la gente me lo recuerda: mi gente, mi familia, los aficionados. En parte, esntras en la historia del club y siempre será un orgullo haber estado ahí. Creo que puede ser el momento más especial de mi carrera”.

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Carlos Diaz-RecioDiario AS

Esa “carrera” estuvo a punto de torcerse poco antes. Aquel 21J fue el epílogo de una temporada en la que Roque cobró todo lo que tenía pendiente. Su futuro estaba en juego. “Durante los años anteriores no tuve mucha continuidad. Salía y volvía sin tener esa plaza fija en el primer equipo”, analiza sobre lo que ahora pareciera una simple anécdota, acaso un vago recuerdo. Aquella temporada le cambió la vida: “Ese año fue de consolidación tanto en Segunda como ya después en Primera. Fue una catapulta para seguir donde estoy hoy. Acabé muy contento por la temporada, por lo que supuso para el equipo, por lo que supuso para mí individualmente; es que me sirvió de mucho. Además de estar en mi casa, pude seguir mi carrera como futbolista”.

Regreso.

Tras jugar dos temporadas en Primera con Las Palmas, se marchó con destino a la Premier. Pudo hacerlo un año antes el Sevilla, pero la lesión de Javi Castellano, que no terminaba de sanar, frustró su salto al Sánchez Pizjuán. “Me fui a echar una siesta siendo jugador del Sevilla, y al despertarme me enteré de que me quedaba”, llegó a confesar. Tampoco es que se arrepintiera de irse al Swansea. “Creo que dejé un buen dinero en el club, que hacía falta. Seguí por otro camino, intentando seguir mi carrera en otro sitio. Son decisiones que se toman, y estoy muy contento de haber tomado aquella”, desvela sin atisbo de deuda, tan firme su discurso como su juego.

Más tarde fichó por el Sevilla, que de momento le tiene cedido en el Leganés. Que los caminos de Las Palmas y Roque se junten de nuevo puede ser cuestión de tiempo. “Ojalá”, insiste. En su isla, especialmente con Setién al mando, besó el cielo. Se fue buscando un futuro mejor, pero la tierra manda: “Siempre lo diré: Las Palmas es mi casa, y siempre lo será. Nunca se sabe. Ojalá algún día me vuelva a encontrar en el camino de la UD. No sé si como futbolista, pero sí podría ser como alguien del club, así que espero que mi camino y el de Las Palmas se vuelvan a juntar”.

De momento, batalla por conseguir la permanencia con el Leganés. Su espíritu, indomable, fue invitado a reflexionar durante la cuarentena. No se plantea de momento su futuro en el Sevilla, a donde debe volver el curso que viene. “Sinceramente, tras lo que hemos vivido con la COVID-19 y el confinamiento, creo que una de las cosas que he aprendido es a vivir el momento, a disfrutarlo a pesar de las circunstancias”, insiste. En eso anda. Si puede ser en Primera, mejor. Pero las prioridades cambiaron: “Es verdad que deportivamente en el Leganés ahora mismo esas circunstancias no son muy buenas, pero intento centrarme en acabar aquí de la mejor manera posible. Si puede ser, quiero continuar en Primera. Tengo que volver a Sevilla. No me preocupa demasiado, sinceramente. Intento vivir el momento, disfrutarlo, y ya luego se verá”.

Una carrera futbolística no es más que la acumulación de pequeños momentos, muchas victorias y otras tantas derrotas. Probablemente, más las segunda que las primeras, tanto personales como colectivas. Toca caerse para después luchar por levantarse. Ni que fuera algo cíclico, hay que empezar de nuevo. El 21J, Roque empezó a moldear el sueño de isla que cayó para levantarse de manera imperial. La historia le de la UD le tiene en su gloria. Cinco años después, ‘el gladiador’ sigue peleando. Una y otra vez.