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COPA ITALIA | NÁPOLES 1 (2)-INTER 1 (1)

El Nápoles, a la final de Copa

Partido loco: Ospina lo empezó con una cantada en un córner de Eriksen, y luego protagonizó milagros y un pase decisivo. Mertens ya es el máximo goleador en la historia de los sureños.

El Nápoles, a la final de Copa
Francesco PecoraroGetty Images

El Nápoles conquistó su décima final de la Copa italiana, y será un partidazo: se la jugará ante Sarri, su pasado, y la Juventus, el miércoles en Roma. Los partenopei empataron a uno con el Inter y sellaron el pase gracias al 0-1 de la ida, tras un partido intenso y entretenido.

También en el San Paolo hubo minuto de silencio y aplauso a los sanitarios: un momento muy emotivo sobre todo para Gattuso, que el 2 de junio perdió a su hermana y le lanzó un beso al cielo. La noche había comenzado mal para los sureños, que salieron de inicio sin Fabián debido a unas molestias musculares. Eriksen en el 2’ realizó un gol olímpico con la ayuda de Di Lorenzo, que no golpeó el balón, y de Ospina, que lo dejó pasar entre sus piernas. A partir de ahí, el Inter viajó al doble de velocidad. Conte quiso una línea defensiva muy avanzada y una imparable presión que coordinaba gritando sin pausas en el desierto de Fuorigrotta. Luego, no obstante, el guardameta cafetero se reivindicó y sus compañeros se despertaron. El portero primero neutralizó un testarazo de Lukaku y luego, milagrosamente, un gran remate de Candreva. Instantes después de esa segunda intervención, además, activó con un preciso pase largo un contragolpe, y recordó por qué Gattuso prefiere sus pies educados a la reactividad de Meret. Insigne lo terminó cediendo a Mertens un balón histórico: el belga empujó entre palos su diana 122 con los partenopei, superando a Hamsik y convirtiéndose en su máximo goleador de todos los tiempos. A ‘Ciro’, así le apodaron sus tifosi, le caduca el contrato el día 30: lo renovará muy pronto.

El empate cambió totalmente el rumbo del partido, que los napolitanos controlaron en el comienzo de la segunda parte. Conte sacudió a los suyos quitando a un apagado Lautaro (se dirá que ya tiene la cabeza en Barcelona, y probablemente es verdad), sustituyéndolo con Alexis. El chileno saltó al campo muy enchufado, rozando el 1-2 con un derechazo y, después, asistiendo con la espuela a Eriksen, cuyo potente disparo fue neutralizado otra vez por Ospina. El colombiano defendió su portería hasta el final, pero arruinó la gran noche con una tarjeta amarilla. Conquistó la final, pero se la perderá por sanción.