Un Simeone de miniatura
Adrián Bastía, retirado ya en 2018, se presentó como "Simeone o Almeyda" pero apenas duró medio año en el Espanyol en 2003 sin demostrar su juego.
Llegó como el nuevo Simeone y se marchó cuatro meses después como un nuevo fiasco de la secretaría técnica del curso 2003-04. Adrián Bastía (Santa Fe, 1978) fue una petición de Javier Clemente a Sergio Morgado. Rubio, con melena corta al estilo Fernando Redondo, el apodado polaco fue titular las primeras jornadas pero desapareció del equipo cuando llegó Luis Fernández al banquillo.
“Mi juego se asemeja al de Simeone o al de Almeyda”, confesó en su presentación. “Yo me desenvuelvo mejor en la media. Mi tarea es la de recuperar balones y dar oxígeno al equipo. Pese a ello, el técnico sabrá mejor que yo dónde puedo aportar más. En Racing de Avellaneda era un maestro en eso de robar balones”, añadió.
Pero la suerte le fue esquiva. En diciembre abandonó el club, se fue al Saturn (ruso) y luego regresó a su querida Argentina, donde hizo carrera y fue considerado un ídolo en los dos años que pasó en Racing de Avellanada, la entidad que le dio la oportunidad de estrenarse en el Torneo Apertura. Bastía se convirtió en uno de los mil y uno sudamericanos que llegan a la Liga en el sitio y en el lugar equivocado.
El ‘polaco’ llegó a un Espanyol paupérrimo, que se las vio y se las deseo para salvarse a final de temporada. No había lugar a las probaturas. Pese a que su paso por el club perico fue efímero, y estuvo exento de anécdotas, su nombre siempre estará ligado a uno de los capítulos con más sorna del fútbol mundial.
Ocurrió en el Asteras Tripolis de Grecia. Su equipo se medía al Panathinaikos el 1 de diciembre de 2008. Un aficionado saltó al campo y comenzó a correr ante la pasividad de los jugadores. Bastía, astuto, le hizo la zancadilla y el hincha cayó al suelo. El colegiado, sin dudarlo un momento, le sacó la tarjeta roja ante las sorpresas y las protestas de sus compañeros. El jugador se quedó blanco y abandonó atónito el terreno de juego.
Bastía siempre le ha gustado llevar el 14 a la espalda por su estima a Cruyff. Hace poco, en una entrevista a Olé, declaró que “sólo me interesan los partidos que juegan mis amigos en mi pueblo”. Allí, pesca y va a caballo. Todo un personaje que se retiró en 2018, tras 20 años en los que pasó por siete equipos.