REAL MADRID
La Copa de Europa que entregó Franco al Madrid
En un día como hoy, 30 de mayo, del año 1957, el Real Madrid levantó ante su gente su segunda Copa de Europa consecutiva. Ya han pasado 63 años desde aquel hito.
En un día como hoy, 30 de mayo, del año 1957, el Real Madrid levantó ante su gente su segunda Copa de Europa consecutiva. Como el año anterior se había proclamado campeón, se fijó el criterio de que la final de las ediciones siguientes siempre debía acogerlas el equipo que hubiese ganado el título en la edición anterior. Dado que el Madrid ganó cinco Copas de Europa seguidas no hace falta que les diga que los organizadores cambiaron el criterio después de aquella final de 1957. De lo contrario la Copa de Europa hubiese acabado pareciendo un Trofeo Bernabéu con fuste.
Los blancos llegaron hasta la final de Chamartín tras noquear en semifinales nada menos que al Manchester United de Bobby Charlton, club con un prestigio brutal en la época hasta el punto de que muchos lo consideraban el favorito para levantar el ánfora que representaba el trofeo. Pero los blancos, con Di Stefano al frente y en plena alianza con Gento y Kopa (fichado el verano anterior al Stade de Reims) pasaron por encima de los red devils ante 135.000 aficionados en un Bernabéu enardecido con los goles de Rial, Di Stéfano y Mateos. Los ingleses aventuraron un infierno para la vuelta en Old Trafford, pero dos goles de Kopa y Rial les dejaron mudos.
La final ante la Fiorentina se jugó con luz natural y a una hora temprana, y eso que el Madrid había estrenado doce días antes, en un amistoso ante el Recife brasileño (5-3), su flamante nueva iluminación artificial. 480 focos que proporcionaban un grado de 1.050 lux. Santiago Bernabéu hizo esa inversión para estar a la altura al ser el Madrid anfitrión de la final, hubiese llegado o no a la misma. Pero curiosamente, los italianos se negaron a jugar de noche. Fulvio Bernardini, ex internacional con Italia y técnico de la Fiorentina, dijo que les perjudicaba y que sólo aceptaban jugar con luz solar. Los viola recurrieron a su famoso catenaccio, pero un riguroso penalti pitado en una acción sobre Gento justo en la frontal del área, permitió a Di Stéfano abrir la lata. El delirio de los 125.000 aficionados madridistas llegó con el 2-0, en una supersónica incursión de Paco Gento, que levantó con calidad la pelota sobre la salida de Sarti.
En el palco estaba el caudillo Francisco Franco (la única final de la Copa de Europa de los blancos que vio in situ), que le entregó la Copa de Europa al capitán Miguel Muñoz, que luego sería el exitoso entrenador de la Quinta (7-3 al Eintracht de Francfort) y la Sexta (2-1 al Partizán con los Ye-Yés). Esa tarde soleada y primaveral de Madrid siguió alimentando la leyenda de un club forjado en torno a sus 13 Orejonas. Ese 30 de mayo de hace 63 años cayó la Segunda…