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LAS PALMAS

El gol que cambió a la UD Las Palmas

Se cumplen 14 años desde uno de esos días que no se olvidan en la memoria amarilla.

Ascenso de Las Palmas.
DIAIRO ASDIARIO AS

Podría parecer una tarde cualquiera, pero no lo era, era un día clave, la UD se jugaba meterse en el playoff de ascenso a la Segunda División. Nervios, tensión y pasión por parte de la afición local inundaban la tarde de Gran Canaria.

El club puso entrada libre para llenar el estadio y la afición respondió. Más de 35.000 espectadores, cuando el aforo es de 32.000, abarrotaron as gradas. Escaleras, pasillos y gente de pie, no dejaron espacio en el recinto. De hecho, la UD tuvo que cerrar las puertas y cientos de aficionados se quedaron fuera, incluso abonados. Era un día especial, “El día”.

Las Palmas necesitaba ganar, de lo contrario no podía acceder al playoff. Dos años de penurias, vagando con la Segunda División B, pero aquel era el día del premonitorio ascenso. El equipo se la jugaba, con su afición y un estadio repleto. La emoción era palpable. Había que ganar, pero el Rayo Vallecano de Míchel no lo puso fácil. Un rival correoso, con un Amaya impecable en defensa, pero llegó la jugada. Un balón suelto y “El Matador”, Marcos Márquez, llega, la toca y el defensa lo derriba. Penalti, sí, aunque había que meterlo.

¡Vaya presión!, 35.000 personas aguardando ese instante, con desespero, obviamente. De hecho, el tirador amarillo era Alejandro, por aquel entonces, ya que Márquez no era muy hábil en los penaltis que se tiraban en los entrenamientos. Sin embargo, él quiso, y asumió la responsabilidad de meter a la UD en la promoción en el minuto 84 de partido, con todo lo que eso conlleva.

Como el propio jugador nos dijo al Diario AS: “Creo que fue un momento clave, ahí nos dimos cuenta de que íbamos a subir. Estábamos fuera de la eliminatoria, la Real entraba como aviones, pero ese gol nos hizo pensar que podíamos conseguirlo”.

Sin duda, una tarde clave para los aficionados amarillos. Sin aquel momento, quién sabe lo que hubiera sido de Las Palmas. Es una de esas tardes que se recordarán en la memoria de la isla.