El 19 de mayo de 2007, la culminación de un curso imparable
Hace trece años el Almería logró su primer ascenso a una Primera que no contaba con participación de la ciudad desde hacía 26 años.
La base estaba hecha del curso anterior. En el estío de 2006 apenas aterrizaron nueve incorporaciones y dos cesiones en el Almería. Westerveld llegó procedente del Portsmouth; Bruno, del Lleida; Mairata, del Eibar; De Palmas, del Racing de Ferrol; Mané, del Atlético; Cabrera, del Pontevedra; Alberto, de Las Palmas; Bermejo, del Albacete; y Mena del Alavés; mientras que Corona y Larrea estaban a préstamo por el Zaragoza y Alavés, respectivamente (en enero llegó cedido Rodri, del Depor). Para más inri, Galca, uno de los futbolistas con más calidad que ha pasado por tierras almerienses, había cogido la puerta de salida. El objetivo, por primera vez en la historia de la entidad almeriense, fundada apenas 17 años antes, era ascender a Primera División. El ejercicio anterior con Paco Flores se cambió la dinámica de pelear hasta las últimas jornadas por la permanencia, pero no ser fiables fuera de casa y desfondarse en los últimos compases de campeonato, con lío técnico-presidente incluido, provocó conformarse con un sexto puesto.
La incorporación más importante fue la de Unai Emery, el técnico revelación en la LFP en esa 05-06 con un Lorca Deportivo que fue quinto, quedándose a sólo cinco puntos del ascenso en su debut en Segunda División. Sin embargo, el que llegase a entrenar al Sevilla, Arsenal, Valencia o PSG tuvo un ultimátum en la jornada 4. El conjunto almeriense no desprendía malas sensaciones en el inicio del ejercicio 06-07, pero los guarismos mandan en el fútbol. El Almería era colista tras haber perdido ante el Tenerife (0-1) en el debut con un tanto en propia meta de De Palmas en el 86', en la antigua Condomina ante el Real Murcia (3-2) y en el Heliodoro ante el extinto Salamanca (2-0) en tiempos en los que más de la mitad de encuentros no podían verse por televisión, con los canales autonómicos y locales emitiendo algunos de ellos. El whatsapp sonaba a chino y la radio y el teletexto eran una maravilla.
Y Emery salvó la papeleta ante un Cádiz en ascenso y que llegaba de Primera. No fue fácil, ya que los rojiblancos acabaron con ocho jugadores de campo tras las expulsiones de Mané y Bruno y el tanto de Abraham Paz desde los once metros en el penalti más famoso de la historia de Segunda División. Después de media hora de sufrimiento, ese 3-1 fue un punto de inflexión en la historia del Almería. Tres días después, de hecho, se tomó, la revancha en Salamanca en Copa (0-1), siendo eliminados semanas después ante el Málaga en los penaltis. En liga el equipo carburaba, con 14 punto de 21 posibles, haciendo de su feudo un sitio inexpugnable.
No en vano, los de Unai Emery fueron el mejor local esa temporada. Tras la derrota inicial ante el Tenerife del Estadio de los Juegos Mediterráneos sólo puntuaron el Xerez, el Alavés en un encuentro emitido por la desaparecida Localia y el Málaga, con el ascenso ya conseguido, con tres empates. Las 17 victorias en casa cimentaron el objetivo. En la jornada 17 tras vencer en Ponferrada (0-1) los almerienses se colocaron en ascenso y ya no salieron desde ahí; eso sí, nunca alcanzaron el liderato con un Valladolid inexpugnable, que hizo 88 puntos. Tras caer en Las Palmas de Gran Canaria (3-1) a principio de noviembre, los rojiblancos presentaron su candidatura con una racha de cinco triunfo y dos igualadas, victoria incluida en el derbi (1-2 en El Ejido).
Sin embargo, fue empezar febrero y formarse ese Almería imparable. Otra derrota en las Islas Canarias (2-1 ante el Tenerife) llevó a una racha en la que la afición rojiblanca disfrutó como nunca, con una docena de encuentros sin perder, una treintena de puntos sobre 36 posibles, con salidas para recordar, como la del Rico Pérez (0-2) o la de la Condomina ante el Ciudad de Murcia (0-1). El cuadro indálico jugaba como los ángeles, con un estilo definido y sabiendo reponerse a los reveses. No en vano, otro triunfo ante el desaparecido Poli Ejido dejó encarrilado el ascenso. Sin embargo, los de Emery tuvieron que remontar el gol de Tena con un Mediterráneo a rebosar, haciendo el club abonos como la espuma para aquellos seguidores que querían asegurarse un sitio el próximo curso, dando el ascenso ya por hecho. Un doblete de Michel y un gol de Corona voltearon ese encuentro ante los ejidenses.
Dieciséis puntos de ventaja respecto al Murcia, cuarto clasificado a falta de ocho jornadas sólo hacía que un descalabro no permitiese el ascenso. Pero aún había que sudar. Un 3-0 en Chapín puso en alerta a los más pesimistas, más aún con la visita de ese Valladolid de Mendilibar que había ascendido dos semanas antes ¡con ocho jornadas de antelación! El líder, que llegó hasta los cuartos de final de la Copa del Rey, llevaba 30 encuentros ligueros sin perder, 33 fuera de casa, y buscaba seguir batiendo récords. Víctor y Sisi adelantaron a los visitantes, recortando distancias Soriano antes del descanso. La segunda mitad fue mágica, con Uche igualando tras el paso por vestuarios e Iñaki Bea dando el triunfo a los almerienses tras un tanto en propia meta.
Tras esos tres puntos la UDA tenía su primer punto de partido en Lorca. Ese 13 de mayo de 2007 Almería podía volver a tener un equipo en la élite del fútbol español después de que la Agrupación Deportiva Almería estuviese desde 1979 y 1981 (la primera y última vez hasta entonces de un equipo almeriense en Primera). Con un Artés Carrasco lleno de almerienses (más de 4.000 hubo petardazo), hubo petardazo, existiendo aún la teoría del negocio entre Antonio Baños y Alfonso García. Barroso adelantó al exequipo de Unai Emery en el primer acto y De Carlos amplió la distancia. De nada sirvió el gol de Mario Bermejo, ya que Barroso sentenció. Tocaba seis días largos para rehacerse ante la Ponferradina, que perdió ese fin de semana ante el Murcia, que certificó su ascenso.
Con los bercianos jugándose la permanencia -acabaron bajando- el 19 de mayo de 2007 en las calles de Almería se respiraba un aire como nunca antes. No en vano, eran varias las generaciones que no conocían la Primera División y otras que se acordaban vagamente con esa AD en el Juan Rojas. Pero en esa jornada 38 nada iba a fallar, sólo el susto inicial, con el tanto tanto de Vega en el primer minuto. El once del de Hondarribia (35 años por aquel entonces) para ese día fue el siguiente: Westerveld; Bruno (De Palmas), Acasiete, Carlos García, Domingo Cisma; Cabrera (Corona), Soriano; Ortiz, Uche, Mané [acabó expulsado]; y Míchel (Bermejo). El resto es historia del deporte almeriense, con esos goles de Uche en el 19' y Ortiz en el 21'. Quién mejor que el zapillero para remontar, con su conocida celebración. En el descuento Corona, con su famoso contragolpe, hizo saltar las lágrimas de los miles de aficionados que después colapsaron el Paseo de Almería y la Plaza Las Velas para ver el autocar descapotable -lleno de políticos-, culminando una temporada de ensueño que no comenzó nada bien.