El extraño caso de André Pereira
Casi dos meses después de su leve lesión muscular cuando iba a relevar a Luis Suárez en La Rosaleda, el portugués continúa con un punto de dolor en la inserción de la cadera con el cuádriceps de su muslo izquierdo.
Casi dos meses después de sufrir una leve contractura muscular en el calentamiento del partido frente al Málaga en La Rosaleda, André Pereira, el conocido ya como el refuerzo invernal invisible del Real Zaragoza, continúa con un punto de dolor en la inserción de la cadera con el cuádriceps de su muslo izquierdo. Durante todo el confinamiento por la crisis del Covid-19 el delantero portugués no ha dejado un solo día de tratarse de su dolencia en la enfermería de la Ciudad Deportiva, pero, aunque las molestias que viene arrastrando desde su llegada al equipo aragonés han remitido en parte, todavía no estaría para recibir el alta médica y entrenarse con normalidad, una circunstancia que tiene preocupado a Víctor Fernández, que esperaba contar con André Pereira a pleno rendimiento para las once jornadas finales del campeonato.
Lo cierto es que los problemas físicos han sido una constante en André Pereira desde que fichó por el Real Zaragoza el pasado 10 de enero. Llegó sin ritmo de competición y los primeros días estuvo sujeto a un plan individualizado de trabajo que apenas le permitió entrenarse con el grupo, y después ha sufrido dos lesiones en el cuádriceps de su pierna izquierda, la segunda de ellas la mencionada del 8 de marzo en La Rosaleda cuando estaba calentando en la banda para relevar a Luis Suárez. Hasta el parón liguero, el portugués sólo había intervenido en seis minutos repartidos en dos partidos de Liga frente al Numancia y el Cádiz y en 59 minutos frente al Real Madrid en eliminatoria de la Copa del Rey.
Hace 19 días, a través de los canales de comunicación del Real Zaragoza, André Pereira expresó su deseo de que se reanude el campeonato en Segunda División para poder ofrecer su mejor versión: “Siento que tengo una deuda con el club y con la afición y quiero pagarla. Son cosas que no se controlan, pero estoy trabajando mucho y realizo todos los ejercicios para estar al cien por cien cuando se pueda volver a jugar y poder darle alegrías a la afición, que es lo que más quiero. El sentimiento es de deuda y no quiero que se termine así. Tengo la ilusión de que se vuelva a jugar, principalmente por la afición, para poder compartir los momentos con ellos. Sería muy bonito volver a jugar, ascender a Primera y festejarlo con ellos”.
Sus intenciones parecen las mejores, pero su caso es casi un misterio porque acumula cuatro meses de molestias sin que haya sufrido siquiera una rotura fibrilar.