ProLiga acusa a la RFEF de "coaccionar" a clubes canarios
Representantes de la FEF habrían exigido a clubes canarios abandonar el sindicato si querían cobrar una subvención. A la FEF no le consta, pero estudia lo sucedido.
En los próximos días, los clubes de Tercera División deben recibir 10.500 euros procedentes de la Real Federación Española de Fútbol por el segundo plazo del programa Impulso 23. Además de esa cantidad, todavía está pendiente el cobro de los planes de cantera o diferentes subvenciones como la de transportes. Estas cifras, que suman una cantidad cercana a los 25.000€, son de vital importancia, más en la circunstancia actual, para garantizar la supervivencia de clubes modestos que apenas cuentan con recursos propios.
Sin embargo, en las últimas horas, ProLiga, como organización representante de cerca de 240 clubes entre Segunda B y Tercera, ha denunciado que la RFEF ha amenazado a las entidades canarias de no abonarles tal cantidad si siguen afiliadas al sindicato en los próximos días. Por el momento, ProLiga se ha puesto en contacto con el organismo federativo y se reserva acciones legales si no hay una rectificación. Es más, fuentes de la organización cuentan a este periódico que tienen pruebas documentales de "coacción" y que la FEF estudiará qué es lo que ha sucedido.
La Federación, consultada por AS, afirma que no le consta que se hayan producido estas conversaciones con los clubes canarios y confirma que todos y cada uno de los equipos recibirán la cantidad pactada independientemente de que pertenezcan o no a ProLiga. Es más, ese pago ya estaría en camino y se recibiría en fechas próximas.
Una versión completamente contraria a la que explica a este periódico Hilarión Rodríguez, delegado de ProLiga en Canarias y presidente del Villa Santa Brígida. Según su testimonio, ayer la Federación Canaria se puso en contacto con los clubes de la región para ponerles en una complicada tesitura: o abandonaban ProLiga o no recibirían la subvención federativa. Debido a que el organismo presidido por David Jiménez no provee de recursos a las entidades, algunas de ellas se han visto obligadas a poner fin a su relación con el sindicato para garantizar el cobro. A esta hora de la tarde, cerca de la mitad de canarios inscritos se habrían dado de baja.
Varios de los clubes implicados confirman a AS la versión de Hilarión Rodríguez y expresan abiertamente su indignación ante lo sucedido y la necesidad de ingresar dinero ante las graves consecuencias económicas que acarrea la crisis del coronavirus. No obstante, otra fuente implicada reconoce a este periódico que la Territorial Canaria le confirmó que tenían garantizado el ingreso horas después de la presunta exigencia de abandonar ProLiga a cambio de abonar la cantidad pactada con anterioridad.
La base del problema
ProLiga reclamó a la Mutualidad de Futbolistas el reintegro de las cuotas correspondientes a los meses de Estado de Alarma, debido a que en ese tiempo no existía riesgo de lesión. Ahí se produjo un conflicto de intereses, que según fuentes de la organización, creó un clima de tensión entre las partes. Es la base de lo que denominan como un "chantaje", con la vista puesta, siempre según la visión del miembro de ProLiga, para acabar con la influencia del sindicato y la afiliación de los clubes en las Islas Canarias.
"Que estas artimañas estén sucediendo otra vez... Es incomprensible", expresa enfadado Hilarión Rodríguez. Aun así, comprende que los clubes abandonen ProLiga ante la necesidad de llenar las arcas en la situación actual. De todos modos, desde ProLiga se baraja emprender acciones legales contra el organismo presidido por Luis Rubiales que ha negado a AS que todo lo expuesto haya sucedido a falta de ahondar más en los hechos. Es más, ProLiga estudia si en otras Federaciones Territoriales está sucediendo algo similar.
Además, Hilarión explica que la Federación Territorial se puso en contacto con los clubes tinerfeños y de las islas menores para plantearles la situación y que, posteriormente, los afectados acudieron a ProLiga para denunciar la situación. "Somos un incordio. Nos quieren bloquear y cerrar, ya no por una vía normal, sino por asfixia. Es triste que esté sucediendo esto", cierra.