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Rubén Pérez y el cumpleaños de una leyenda silenciosa

El capitán del Leganés cumple 31 primaveras convertido en el pepinero con más partidos en Primera (109). Fichó gracias a dos abonos y en su cuarentena, una certeza: "El Lega se salva"

Rubén Pérez y el cumpleaños de una leyenda silenciosa
JOAQUIN CORCHERO ARCOSDIARIO AS

Rubén Pérez cumple años. La efeméride será rara. Rarísima. Sólo, en su casa de Majadahonda, uno de los cuatro capitanes del Leganés tendrá que soplar 31 velas sin nadie que lo acompañe. Como confesó a AS, a su mujer y sus hijas la declaración del estado de alarma el 14 de marzo les pilló en Sevilla. Ya no pudieron volver y él lo asumió con el estoicismo con el que se ha convertido en leyenda en Butarque. Ése que lo convierte en ruidosa figura silenciosa al sur de la capital.

Silenciosa porque no le gusta llamar la atención. Ruidosa porque, dentro del campo, no se calla ni debajo del agua. Lo dicen sus propios compañeros, al que califican como el pesado del vestuario por aquello de corregir, ordenar y predisponer a todos los que juegan a su alrededor. Ser mediocentro, se llama a esa bendita tarea de práctico cansinismo constante que también sufren los rivales.

Porque en el campo verde de batalla, Rubén también agobia al rival. En su primera temporada en Primera nadie robó tantos balones como él en el equipo, y aunque la estadística ha bajado, sigue siendo uno de los ladrones del equipo. También motor en torno al que carbura la medular pepinera, imposible de imaginar su 21 a la espalda.

Nadie ha jugado en la élite con el escudo del laurel tanto como este astigitano (natural de Écija, para los que no manejen el término) emigrante del balón. En total, 109 participaciones de las 252 que atesora en la élite española. Con el Lega sólo ha sido suplente 10 veces en Liga (está a un partido de las 100 titularidades ligueras) y acumula 119 partidos oficiales. Pues eso. Leyenda.

Fichó por dos abonos para su hermano

Leyenda forgada con una metodología poco habitual. Su primer fichaje por el Leganés (fichó en tres ocasiones, todas consecutivas) lo gestaron dos abonos. Cuando los pepineros ascendieron a Primera, Rubén llamó a Felipe Moreno Pavón, secretario técnico del club y excompañero en las inferiores del Atlético. "¿Me puedes conseguir dos abonos para mi hermano?", le pidió Rubén, entonces en las filas del Granada. "Son tuyos gratis si fichas por nosotros", le respondió Felipe. El propio Rubén confirma la anécdota.

“Un día, a principios de verano, me llamó mi hermano, que vive en Madrid. Me pidió dos abonos del Leganés y yo le respondí que se los iba a regalar. Me puse en contacto con Felipe y se los pedí. Eran los días que salió mi nombre como una posible venta del Granada. Y era cierto. Me decían que iba a tener difícil jugar. El caso es que cuando llamé a Felipe me contestó que me daba los abonos si fichaba por el Leganés”, confesó a AS en 2017, un año después de la anécdota y dos más tarde de que fuera expulsado en Butarque. Con el Granada visitó la Avenida de los Once Leones en Copa y acabó viendo la única roja como rojiblanco por arrollar a Rubén Peña. El destino tenía cuentas pendientes con él al sur de la capital.

"En 2016 llamé a Felipe para pedirle dos abonos para mi hermano y me contestó que me los daba si fichaba por el Leganés"

Rubén Pérez, capitán del Leganés

Pero volvamos al fichaje. “Le contesté [a Felipe] que era complicado, que tenía una niña, que sabía que en Granada podría acabar jugando… Al final fueron pasando los días y, con la insistencia de Felipe, terminé firmando por el Leganés. Madrid es una zona que conozco bien, tengo mucha familia aquí… por eso decidí venir”, añade. Fue el inicio de una relación que tomó forma de préstamo.

El Granada lo cedió una primera vez sin cláusula del miedo y cuando Rubén jugó en Butarque contra sus ex y los ganó, acabó llorando en el vestuario porque sabía que acababa de cavar, seguramente, su propio descenso a Segunda. Pero su profesionalismo y sentido del deber le llevó a jugar uno de sus mejores partidos del curso. Incluso Asier Garitano le preguntó en la previa si estaba listo para jugar aquel duelo. Respondió rotundo que sí. Lo demostró con un recital.

Al verano siguiente le tocaba volver a Los Cármenes. A Segunda. Los nazarís perdieron la categoría, y el Leganés apretó para quedarse a Rubén en otro préstamo que, al acabar, se terminó convirtiendo en traspaso. Tres fichajes para un hombre familiar al que vacilan con su falta de gol.

El parchís y un golazo en la élite

No, lo de Rubén no es ver puerta. Sólo ha marcado un gol en Primera. Fue con el Betis, en el Camp Nou y por la escuadra. Se prodiga poco, pero bien. Él mismo vacila con su incapacidad para ver puerta en el lado opuesto y, de paso, abre la puerta para que sus compañeros bromeen con el asunto. Eso y el parchís marcan las bromas de un vestuario en el que no tiene rival jugando la versión iPad del famoso entretenimiento. Eso dice él. Recio lo contradice y Nyom, ahora en el Getafe, apoya el comentario. Pese a competir en el eterno enemigo, los tres mantienen una amistad forjada a golpe de dado virtual.

Los dos felicitarán hoy a nuestro hombre, ése que ha declarado amor al Leganés y que, insiste, si desciende cumplirá su contrato de blanquiazul en Segunda. Aunque él, retador y competitivo pese su voz sea siempre serena, niega la mayor. No habrá descenso a Segunda porque "el Leganés se salvará", repite convencido de que en esto no está solo. De que le acompañan 24 compañeros de equipo, amén de un banquillo, estadio y pueblo entero.