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LEGANÉS-ATLÉTICO

Rubén Pérez fichó por el Lega por culpa de dos abonos

El ex colchonero recibe mañana al Atlético en casa. Su cesión a Butarque se fraguó cuando pidió dos abonos para su hermano. Tras ganar al Granada, al que pertenece, acabó llorando.

Rubén Pérez, jugando con el Leganés.
TERESA MUÑOZDIARIO AS

Rubén Pérez suma su segunda temporada en el Leganés. Su segunda cesión consecutiva procedente del Granada. El curso pasado le costó encontrar su ritmo. En ésta, con los mecanismos de Garitano ya insertados en su disco duro, se ha transformado en uno de los mejores jugadores del buen arranque pepinero. Tanto, que se podría decir que Rubén, que mañana se mide al Atlético en el que se formó, se encuentra en su mejor momento de forma. Una historia de amor entre este andaluz natural de Écija y el Lega que comenzó por culpa de dos abonos.

Fueron eso, dos abonos, los que le abrieron las puertas de Butarque cuando, el verano de 2016, recaló al sur de la capital. “Es verdad”, confiesa el propio Rubén Pérez a AS. “Yo tengo buena relación con Felipe Moreno Pavón, el secretario técnico. Jugamos juntos en el Atlético”, inicia su explicación. 

“Un día, a principios de verano del año pasado, me llamó mi hermano, que vive en Madrid. Me pidió dos abonos del Leganés y yo le respondí que se los iba a regalar”, arranca el relato. “Me puse en contacto con Felipe y se los pedí. Eran los días que salió mi nombre como una posible venta del Granada. Y era cierto”, continúa. 

“Me decían [en Granada] que iba a tener difícil jugar. El caso es que cuando llamé a Felipe me contestó que me daba los abonos si fichaba por el Leganés”, confiesa. Aquella llamada que pretendía conseguir dos abonos del Lega terminó convirtiéndose en una oferta en toda regla para que Rubén Pérez terminase siendo futbolista pepinero. 

Al mediocampista le pilló con la defensa adelantada. En fuera de juego. “Le contesté que era complicado, que tenía una niña, que sabía que en Granada podría acabar jugando… Al final fueron pasando los días y, con la insistencia de Felipe, terminé firmando por el Leganés. Madrid es una zona que conozco bien, tengo mucha familia aquí… por eso decidí venir”, insiste. 

Sus lágrimas tras ganar al Granada 

El Granada dio luz verde a la salida de Rubén Pérez y lo hizo, además, sin cláusula del miedo. Rubén pudo jugar en Los Cármenes y en Butarque contra el equipo al que aun pertenece. El choque que se disputó en tierras madrileñas fue dramático. Ambos equipos andaban ya jugándose la permanencia. Si el Leganés ganaba, hundiría prácticamente en Segunda a los nazaríes. Así pasó. 

Los pepineros vencieron 1-0 con gol de Machís, otro jugador del Granada cedido al Leganés. Rubén Pérez también disputó ese partido. Lo hizo desde el inicio pese a que Garitano tuvo dudas en el arranque de aquella semana. “Los días previos Asier me preguntó que si estaba listo para jugar y yo le dije que sí, que soy un profesional, que quiero ganar siempre”, afirma Rubén. 

Su juego fue, de nuevo, excelente, pero al acabar el partido, en la intimidad del vestuario, se derrumbó. Sabía que había mandado a Segunda al equipo al que pertenecía y que, quizá, también se había mandado a él mismo a la categoría de plata. 

“Fue una emoción extraña. No sé cómo explicarlo. Jugar contra tu equipo sabiendo que ese partido, al ganarles, les puedes mandar a Segunda… Era complicado. Y eso que yo estaba contento. Pero cuando ganamos… no sé… me fui al vestuario triste, emocionado, contento… fue raro. Ni yo sé explicar qué me pasó”, confiesa.

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