Una Segunda B más atractiva y exigente económicamente
Se medita reconvertir la categoría de bronce y adoptar varias de las medidas económicas implantadas en el fútbol profesional para atraer patrocinadores.
La pandemia del coronavirus provocará un cambio obligatorio en el formato de la Segunda B. La RFEF planteó a los Federaciones Territoriales y a los clubes dar por terminada la temporada regular, suspender los descensos y sólo disputar los ascensos. Esto llevará a un incremento notable de equipos en la categoría de bronce la próxima temporada, lo que mermaría el atractivo de la competición y podría ahuyentar algunos inversores. Algunos equipos ya estiman una pérdida de ingresos del 50% para la próxima temporada ante la pérdida de patrocinios y el tener que jugar hasta 2021 sin público. Ya se ha empezado a mover una propuesta de remodelación de la categoría que consistiría en una Segunda B Pro que tendría grandes exigencias económicas para los clubes participantes.
Este nuevo planteamiento de la categoría está más cerca de producirse, no sólo por la petición de varios clubes de Segunda B, sino por el Pacto de Viana. La intención de Tebas, como desveló AS, es que la Segunda B se profesionalice más, aunque él la vislumbra más hacia la temporada 21-22, con más tiempo para reorganizar todo. En la modificación del Real Decreto de 5/2015 que tuvo lugar ya se ve un atisbo de que la categoría puede cambiar: "Un 2 por 100 (de la vente de los derechos de televisión) se entregará a la Real Federación Española de Fútbol, como contribución solidaria al desarrollo del fútbol aficionado y de las infraestructuras federativas así como a la mejora de la competitividad de las categorías no profesionales a través de la actualización de su estructura".
Son varios los equipos que piden el cambio de formato de la categoría a menos equipos y no a más como sucederá si sale adelante el plan de RFEF de no producirse descensos y sí ascensos. La intención de estos clubes es que se acote más el número de participantes en la categoría de bronce para hacerla aún más atractiva y atraer más patrocinadores. Esta categoría está atrayendo cada vez más dinero y algunos están dando un salto de calidad, pero algunos de estos inversores son reacios a algunas de las situaciones que se dan. Una de ellas, según cuentan varios clubes a AS, es la existencia de algunos equipos que pagan a jugadores cantidades en B que no vienen reflejadas en sus contratos para cuadrar sus presupuestos. Una práctica que la Real Federación Española de Fútbol ya advirtió que perseguiría y estaría atenta a ella para erradicarla en el fútbol modesto cuando lanzó el programa Impulso 23.
Para ello, muchos equipos e inversores ven apropiado plantear un nuevo formato de Segunda B más profesional y con medidas más estrictas para evitar esas situaciones. Las medidas serían mirándose en el espejo de Primera y Segunda División. Con la venta centralizada de los derechos de televisión se podría reducir el ratio de diferencia entre los más grandes y pequeños. Además, se establecería un control económico como el que tienen los equipos de LaLiga para evitar pagos que no estén reflejado en los contratos de los jugadores y marcar el límite salarial que puede hacer frente cada equipo. Con el fin de igualar la categoría y reducir las deudas en los equipos del fútbol modesto. El proyecto se fija tanto en el modelo de Primera y Segunda División, que aunque en un principio consistiría en una liga de dos grupos de 20, podría plantearse una vez pasadas un par de temporadas que se reduzca a uno sólo.
La Real Federación Española de Fútbol ya ha tanteado a las Territoriales, que estas ya han hablando con los clubes sobre la mejor medida. Sea cual sea la medida, Rubiales tendrá que tomarla coordinada con el Gobierno, que también está atento al desenlace de esta situación.