Cuando el Liverpool quiso vender a Henderson por Dempsey
Henderson fichó por el Liverpool en 2011, a cambio de 20 millones, y en un año se lo querían quitar de encima.

Jordan Henderson es el capitán del Liverpool y a sus casi 30 años es uno de los profesionales más respetados de la Premier League. Hace unas semanas, representó al colectivo de los jugadores y coordinó la donación de los profesionales del fútbol al sistema sanitario en la lucha contra el coronavirus. Su trayectoria le ha llevado a disputar dos finales consecutivas de la Champions League, ganando la segunda de ellas en 2019, y todavía a conseguir un título simbólico mayor: el primer capitán red tras la retirada de un icono como Steven Gerrard.
Pero no siempre fue así. Henderson fichó por el Liverpool en 2011, a cambio de 20 millones, y en un año se lo querían quitar de encima. El canterano del Sunderland había decepcionado en su primer curso, casi siempre por la banda derecha.
Aquel verano verano llegó Brendan Rodgers al banquillo y, con él, las intenciones de fichar un nuevo atacante. El elegido para reforzar la delantera era Clint Dempsey, del Fulham (23 goles durante la 2011/12), y para la negociación querían intercambiar a Henderson. Rodgers llamó al inglés a su despacho y le comunicó la decisión, justo antes de una eliminatoria previa de la Europa League. Si aceptaba, Henderson se iba al Fulham y Dempsey llegaba al Liverpool. Si no, se bloqueaba el traspaso.
"Significaba que me dejarían ir y que dependía de mí. Fui a mi habitación y empecé a llorar. Me dolía. Teníamos partido esa noche. Hablé con mi agente, le expliqué lo que había pasado y le dije que no me quería ir. Quería quedarme, luchar e intentar demostrar que se equivocaban conmigo. También hablé con mi padre, que apoyaba mi decisión de seguir luchando", recordó Henderson hace unos meses.
Con el paso de los años Henderson centró más su posición y se hizo más fuerte, hasta el punto de convertirse en el mejor compañero de Gerrard, después en su relevo, incluso en la selección, y hasta en el capitán que habría levantado la Premier League hace ya días, décadas más tarde desde la última, si la competición no se hubiera detenido por el coronavirus.