El confinamiento pasa factura a la plantilla del Barcelona
El preparador físico del Barcelona, Fran Soto, ya advirtió que si se alcanzan los dos meses sin entrenamientos se podría llegar a una “situación severa” de readaptación.
Cada día que pasa el futbolista en confinamiento es un quebradero de cabeza añadido para los preparadores físicos, que observan con preocupación como están bajando los parámetros de rendimiento que entregan los jugadores en sus evaluaciones semanales. “Si nos vamos al final a los sesenta días de confinamiento (se cumpliría el 13 de mayo), sería un periodo muy largo y la readaptación podría llegar a ser severa”, asume el máximo responsable de la preparación física del FC Barcelona, Fran Soto, quien subraya que “nuestros deportistas no están acostumbrados a parar tanto tiempo”.
El problema principal que se están encontrando es que los jugadores están realizando un trabajo de mantenimiento con ejercicios inespecíficos, es decir, un trabajo muy general, que no se adapta a las necesidades de un futbolista. Primero porque se han elaborado la mayoría de pautas de trabajo sin balón y segundo porque son en solitario y en el propio domicilio. Además hay otro factor añadido que dificulta el trabajo en el confinamiento: no poder salir a hacer actividades al aire libre como correr por la montaña o la playa, jugar al futvoley con los amigos u otros deportes similares de equipo, que te permiten complementar el trabajo de mantenimiento.
Estas carencias de actividad física y de ejercicios específicos han empezado a hacer mella en el estado físico de muchos los jugadores -también el mental-, tal como se observa en las última evaluaciones. De hecho, los últimos cálculos orientativos que se están realizando en el club es que la mayoría de jugadores regresarán a la actividad en unas condiciones ciertamente precarias: se calcula entorno al 30% de su estado ideal a estas alturas de la temporada. Eso quiere decir que habrá por delante un trabajo exhaustivo por parte de los técnicos para recuperar el 70% durante el mes que dure la readaptación antes de que empiece la competición.
Un trabajo de readaptación que se presenta muy complicado y con muchos obstáculos. Primero por el protocolo obligado por parte de LaLiga y la RFEF para evitar riesgos de contagio del coronavirus -entrenamientos en solitario y posteriormente en grupos reducidos- y segundo porque durante el tiempo de readaptación no se podrán realizar amistosos, como es habitual en cualquier pretemporada de verano.
Ante semejante situación, el riesgo de lesiones se multiplica exponencialmente y más aún teniendo en cuenta que el primer partido que se juegue será ya de una exigencia mental alta al estar en juego el título de LaLiga, ya que sólo faltarán once jornadas por disputar.
Donde todos los expertos coinciden es en la necesidad del regreso a la actividad cuanto antes, aunque priorizando por encima de todo la salud del futbolista. Alargar la inactividad durante más de dos meses sería ya del todo contraproducente y pondría en riesgo la posibilidad de reactivar la competición, según reconocen desde el propio club.