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REAL MADRID

Zidane, el mejor regalo de Isco

'Magia' cumple hoy 28 años en las antípodas de los 27. Si en 2019 vivía su peor momento en el Madrid, la llegada de Zidane le dio la vuelta a la tortilla.

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Zidane, el mejor regalo de Isco

Cómo le ha cambiado la vida a Isco en un año. Hoy sopla 28 velas sobrado del oxígeno que le pudo faltar el pasado abril, al que llegó muy tocado por la breve aventura de Solari a la cabeza del Real Madrid. El regreso de Zidane le sacó la china del zapato y le puso a caminar de nuevo de esa forma tan peculiar y que le ha hecho levantar 15 títulos en 300 partidos de blanco.

En la 2019-20 Isco pasó de un jefe enamorado de su fútbol, Lopetegui, a otro con el que no conectó en ningún momento. Menos de un mes después del ascenso de Solari al mando, ante el Eibar hubo un cortocircuito tras el que el malagueño no volvió a funcionar. Lo que ocurrió en Ipurua le condenó con el argentino, que no le puso de titular más que en dos partidos de Copa (Melilla y Leganés) hasta su destitución. Básicamente, el '22' deambuló entonces entre el banquillo, la grada y las recurrentes preguntas sobre él en las ruedas de prensa.

El 13º en minutos esta temporada

Solari fue despedido habiéndole dado 528 minutos a Isco, el 21º en participación de la plantilla. Pero el 11 de marzo reapareció Zidane para rescatar a un Madrid muy delicado y, aprovechando, a Isco, una debilidad del francés. "Los que están aquí han ganado mucho. No entraré en lo que pasó entre uno y otro. Yo sólo quiero volver con ellos, trabajar y hacer las cosas bien desde este sábado", dijo Zizou, cuestionado por él, en su presentación. Y cumplió sus palabras: en su reestreno le dio la titularidad y repitió en cinco de las diez jornadas restantes. En las otras siempre jugó.

En verano ZZ insistió al club en que se quedase, una petición que se entendió hasta el parón por el coronavirus. Isco disputó 1.304 minutos, el 13º del equipo, estando en el once en días tan señalados como contra el PSG en el Bernabéu, en los dos Clásicos, en la semifinal y en la final de la Supercopa de Yeda, y frente al City. Su varita recuperó la magia y la ha seguido usando, aunque con un toque diferente, en este impás: mostrando su lado más solidario, junto a su pareja, la actriz Sara Sálamo, en la lucha contra el coronavirus.