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Campeones por sorpresa (V)

Victoria soviética en la Guerra Fría: el Magdeburgo, campeón

Un serial que repasa a las grandes sorpresas de la historia del fútbol, desde el Nottingham dos veces campeón de Europa al Leicester que conquistó la Premier en 2016.

El Magdeburgo gana la Recopa de 1974.

Después de que los Aliados vencieran en la II Guerra Mundial, la división de Alemania en dos, la Occidental (fiel al bloque liberal democrático) y la Oriental (en el bloque soviético), provocó grandes diferencias sociales y económicas entre los dos nuevos estados y, por supuesto, también en el sector futbolístico. Mientras que los occidentales encontraron en el fútbol un camino para recuperar la autoestima y el orgullo nacional, convirtiéndose poco a poco en una potencia, los orientales apenas dejaron huella en el deporte rey.


Pero como en casi todo en la vida, hay una excepción que confirma la regla. En 1945, al finalizar la guerra, varios clubes de Magdeburgo se fusionaron y poco a poco éste nuevo club se fue unificando con el resto de equipos de la ciudad hasta formar el Magdeburgo FC en 1965. Nueve años más tarde, pasaría a la historia como el único equipo de Alemania Oriental (RDA) en conquistar un título europeo: la Recopa de 1974, en la que venció al Milán.


La historia de aquella final es de esas que resisten bien la comparativa de David contra Goliath. Dentro de la antigua RDA, el Magdeburgo ni siquiera era uno de los tres equipos más exitosos. Dinamo Berlín, Dinamo Dresde y Vowarts Frankfurt (que era de Leipzig) tenían un palmarés mayor mientras que el Milán había ganado ya dos Copas de Europa, dos Intercontinentales y dos Recopas, la última, un año antes, en 1973.


Por suerte para el Magdeburgo, el camino hasta la final se antojó sin demasiadas complicaciones. No tuvo que enfrentarse a ningún rival de altura hasta las semifinales, en las que se midió al Sporting Portugal. Antes había eliminado al Banik Ostrava checo y al Beroe SZ búlgaro. Para más inri, el mismo día que le tocó medirse a los lisboetas, estalló en Portugal la llamada Revolución de los Claveles, lo que probablemente influyó en el estado anímico de los jugadores del Sporting. Por su parte el Milán, dirigido por Cesare Maldini, padre de Paolo, dejó en el camino a equipos de bastante más entidad en la época: Borussia Monchengladbach, PAOK Salónica y Rapid Viena.


Gianni Rivera, Balón de Oro en 1969, era la gran estrella de aquel Milán que en la final no pudo con un equipo de jugadores completamente desconocidos. Lanzi se marcó en propia puerta el 1-0 y los rossoneri no levantaron cabeza tras el tanto. Wolfang Seguin anotó el 2-0 definitivo y desató la locura entre los alemanes que habían viajado a Rotterdam para la final.

Los jugadores de aquel Magdeburgo, especialmente Sparwasser y Pommerenke, fueron la base sobre la que se cimentó la selección de Alemania Oriental en el Mundial de aquel mismo año, que precisamente se jugó en la otra Alemania, que terminaría ganando el torneo. Aunque los occidentales, con Beckenbauer, Hoeness y Müller a la cabeza, se llevaran el título, la RDA tuvo su momento de gloria en aquella Copa del Mundo. Las dos Alemanias se enfrentaron en la primera fase en el que es sin duda uno de los encuentros con más morbo en la historia del fútbol, y ante los ojos de todo el planeta, la RDA ganó el encuentro, precisamente con un gol de Sparwasser. Aquel año fue el momento de mayor gloria en la historia futbolística de Alemania Oriental: desde entonces, nunca más jugó un Mundial y ningún club del país volvió a estar cerca de conquistar un título europeo.