El perfil del pretendido Milik, insolente y fumador a los 6 años
El polaco del Nápoles tuvo una infancia dura y un inicio de carrera deportiva complicado, pero su talento siempre fue más fuerte que todas esas adversidades.
Milik nació en Tychy, una localidad al sur de Polonia a solo veinte kilómetros de Katowice. Su padre les abandonó cuando él solo era un niño y su infancia no fue la que cualquier niño debe tener. Pero gracias a Sławomir 'Moki' Mogilan, un entrenador de fútbol que vio en él un potencial que muchos no vieron, recondujo su desarrollo como futbolista y adolescente. "Con seis años era insolente, fumaba cigarrillos y robaba caramelos en las tiendas. Pero, afortunadamente, 'Moki' apareció en mi vida y me salvó", cuenta el futbolista.
Pronto empezaría a llamar la atención del mundo del fútbol de categorías inferiores y con 16 años el Tottenham decidió tenerle a prueba con la opción de ficharle por 100.000 £. A los Spurs no les debió de convencer demasiado y rechazaron su fichaje. A pesar de esto, le ofrecieron quedarse en Inglaterra. El Reading estaba dispuesto a hacerle ficha, pero esta vez fue el propio jugador quien declinó la oferta. Prefería volver a su país, al Rozwoj Katowice, el club que sí apostó por el desde el principio, para seguir jugando al fútbol. Esa temporada, con 16 años, debutó con el primer equipo del Rozwoj.
En 2011, un año después de su debut, fue traspasado al Górnik Zabrze, equipo donde también estuvo a prueba (y también fue rechazado) tiempo atrás. Allí le esperaría Adam Nawalka, quien entrenó en Zabrze del 2010 al 2013 y que fue seleccionador polaco hasta Rusia:
Debutó en primera división polaca a sus 17 años con una asistencia en el único gol del primer partido de esa liga. También debutaría con Polonia sub-19 a pesar de su edad y en esos siete encuentros anotó cinco goles. Comenzó su segunda temporada en el Górnik y pronto le empezarían a llover llamadas de los mejores clubes europeos. Se decidió en enero por la Bundesliga y el Bayer Leverkusen. Lukas Podolski, internacional alemán pero nacido en Gliwice, una ciudad a solo diez kilómetros de Zabrze, donde jugaba Milik.
"Es un jugador que es un placer ver. Tiene todo para convertirse en un grande. Pienso que debía quedarse en Zabrze quizá dos o tres años más. Claro que él puede dar el salto ya y empezar a funcionar inmediatamente, pero no es seguro"
Lukas no se equivocaba y sus primeros años en Alemania fueron duros. No tanto sus primeros meses, lo que le quedaba de 2012/13, con el filial jugó cuatro partidos e hizo cinco goles y con los mayores solo llegase a disputar 55 minutos. El club alemán quiso probarlo en un equipo de su liga y lo cedió al Augsburg, un destino para foguearse y tener los minutos que en el BayArena no le podían asegurar. Aquella fue una temporada para olvidar. Solo partió del once titular en cinco ocasiones, en los 29 partidos restantes de la temporada jugó los últimos minutos, se quedó todo el partido en el banquillo e incluso a veces hasta fuera de la convocatoria. Marcó solo dos goles entre liga y copa. Regresó a Leverkusen totalmente devaluado, y el Bayer decidió volver a cederlo, esta vez a una liga menor donde los jóvenes suelen rendir bien. Pero en las negociaciones, el Ajax quiso introducir una opción de compra al finalizar el año. Roger Schmidt, el director deportivo o quien estuviese al mando de esas negociaciones no debía tener muchas esperanzas puestas en Arek, ya que aceptaron la cesión con una opción de compra por parte de los neerlandeses de solo 2.800.000 €.
En su primera temporada tenía que compartir minutos con Sigthórsson. Comenzó de titular la Eredivisie, y le costó celebrar su primer gol con el Ajax. Pero cuando lo hizo, cómo lo hizo. En el minuto tres abrió el marcador y en el descuento de la primera parte hizo el doblete. A falta de cuatro minutos para el final, Weghorst recortó distancias para el Heracles, pero no pudieron remontar. Milik ya había sumado sus tres primeros puntos él solo.
Llamó la atención a finales de septiembre, cuando el Ajax se enfrentaba en la primera ronda de la KNVB Beker al Watergraafsmeer. No era más que un club amateur al que el Ajax ganó 0-9, pero Arek marcó seis de ellos y asistió en otros dos. En octubre, jugaron contra el SV Urk en la siguiente ronda de la Copa y el equipo ganó 0-4, con dos goles suyos en 45 minutos. Se hizo un hueco muy fácil, y para navidad ya asomaba la cabeza en la tabla de máximos goleadores siendo el sexto en la lista acompañando a Tomás Necid o Memphis Depay. Se convirtió en titularísimo para De Boer.
"Soy mejor jugador ahora que en el verano de 2014. Que Bergkamp sea uno de nuestros entrenadores en el Ajax, ayuda. Siempre está cerca. Incluso después de los entrenamientos quiere que practiquemos el tiro. Ahí entreno mucho mi pierna menos hábil. Realmente ayuda trabajar con leyendas como él. Tiene que ver con los pequeños detalles, las cosas propias de los delanteros..."
En Holanda fue el delantero de referencia y aunque en Italia cayó de pie, en octubre tuvo la malísima suerte de romperse el cruzado. Con ello perdió toda la temporada. Volvió a vivir la misma pesadilla la temporada siguiente, aunque esta vez recuperándole para la causa en las últimas jornadas. En 2018 explotó.
Sus características son de un jugador mucho más asociativo que cualquier 9 de área normal. Es alto, pero no por ello responde al prejuicio de tosco y cabeceador. Tiene bastante técnica y puede rematar balones complicados. Tiene todas esas ventajas, pero también tiene sus inconvenientes. Como muchos delanteros, es demasiado aficionado a las rachas. Es tan capaz de encadenar siete goles en seis partidos (diciembre y enero de su segunda temporada en Nápoles) como de solo marcar uno en once (primavera de esa misma temporada). Cuando el equipo no funciona, él tampoco. No es el típico líder que se echa el equipo a la espalda y consigue a base de sobresfuerzos remontar la situación.
En octubre de 2012, Wlademar Fornalik le hizo debutar con la absoluta. Tenía solo 18 años y todavía jugaba en Zabrze. Le bastaron dos meses para poder estrenarse como goleador, precisamente en su primer partido como titular. El gol que abriría la lata ante Macedonia en un amistoso en vísperas de su fichaje por el Bayer. Su terrible paso por Augsburgo le hizo dejar ser internacional absoluto para volver con la sub-21, y no volvió a una convocatoria hasta principios de 2014. Ya consolidado en el Ajax como delantero centro, empezó a compartir delantera con Robert Lewandowski. Formaron –y siguen formando, aunque cada vez coinciden menos- una pareja que se complementa a la perfección. Ambos son jugadores muy propensos a salir del área para tocar balón, pero de modos distintos. Por algo Lewandowski lleva el 9 y Milik el 7:
"Robert y yo somos delanteros, pero yo juego detrás de él. Es genial jugar a su lado. Somos una dupla peligrosa, pero no me malinterpretes: él es de lejos el mejor. Tengo mucho que aprender"
En 2014 ante Alemania, la selección que venía de pasearse por Brasil, Milik vivió su partido internacional más especial, en el estadio nacional de Varsovia y ante más de 58.000 personas. Arek recibió un balón colgado desde el pico del área por Piszczek y superó a Neuer con un cabezazo. Fue el primer gol de los dos que le caerían a los de Joachim Löw esa noche:
"No puedo explicar lo que fue ese gol. Cuando vi la repetición semanas después, se me saltaron lágrimas. Hicimos felices a toda Polonia. La fiesta duró dos días. Mi madre era la persona más orgullosa del mundo"
Por condiciones, ya lo decía Lukas Podolski, no serán. Es un delantero muy completo y parece que evolucionará más hacia el delantero moderno que al delantero tipo de hace una década. Deberá mejorar su determinación en momentos complicados y sus recurrentes desconexiones durante la temporada, pero apunta muy alto. Cuando las lesiones se lo han permitido, no ha defraudado a la ciudad de Maradona.