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Baraja: "Fijar el playoff como objetivo nos permitió dar un paso adelante, nunca será una obsesión"

El técnico del Promesas analiza la trayectoria de su equipo hasta el parón y desvela rasgos de su forma de ser como entrenador.

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Baraja: "Fijar el playoff como objetivo nos permitió dar un paso adelante, nunca será una obsesión"
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El parón provocado por la crisis sanitaria frenó en seco la magnífica trayectoria que estaba teniendo el Real Valladolid Promesas, cuarto clasificado y camino de la mejor temporada de su historia. Jugar el playoff comenzó siendo un sueño y es ahora un objetivo para los pupilos de Javier Baraja, aunque "nunca una obsesión", reconoce el técnico en AS, mientras sigue trabajando para volver de la mejor manera posible, con el mismo hambre con el que lo hacen en solitario sus jugadores.

¿Cómo se encuentra? ¿Hay ganas de verde?

Ni yo ni los míos hemos tenido nada; me encuentro bien. Lo estamos viviendo con la misma incertidumbre del resto de la sociedad. Me considero una persona activa y echo de menos el día a día, el contacto con los chicos, con el campo y con los entrenamientos. Tengo ganas de que todo vuelva a la normalidad.

¿Qué hace un entrenador cuando no entrena?

Estamos viendo lo que hemos hecho hasta ahora, sobre todo a nivel individual. A nivel grupal estamos analizando qué pretendíamos, qué hemos conseguido, lo que nos falta y el margen de mejora que podemos obtener de aquí a final de año y en los siguientes, además de seguir pensando en el modelo de juego, si lo estamos implantando bien y si las tareas trabajadas son las adecuadas para lo que pretendemos y si el equipo lo asimila o no.

Hasta el parón, iban camino de su mejor clasificación histórica.

Más allá de la clasificación, pienso en que la dinámica que traía el equipo, en que las sensaciones que estábamos teniendo durante todo el año, en que nos encontrábamos seguros, fuera de casa puntuando y en casa imbatidos... Son cosas que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es que, si vuelve la competición, tenemos que acabar de la mejor forma posible y en la línea que veníamos y, si no acaba, nos habremos ganado la cuarta posición en la que estamos ahora por méritos propios.

¿Tiene miedo a que no se acabe?

Estamos todos a la expectativa, pero pensamos que se puede acabar. Todos los estamentos abogan porque se acabe, aunque sea una situación que no se puede controlar; la pandemia desaparecerá cuando todos estemos libres de volver a caer. Es una faena por los chicos, porque su convencimiento de cara a dar un salto lógico hacia el primer equipo había sido muy importante y sería una pena que no tuviesen la recompensa de cerrar un año tan bueno como el que están haciendo.

Varios jugadores han estado en dinámica de primer equipo en diferentes momentos y el rendimiento global ha sido bueno. ¿Esto es fruto de la apuesta del club o de su rendimiento?

Es fruto de ambas cosas. El jugador tiene parte de culpa de que la situación del Promesas sea esta y de tener más opciones de estar en el primer equipo, pero también que el club hizo una apuesta importante en verano por jugadores con ese objetivo. Ojalá en un futuro breve veamos a jugadores de esta hornada en el primer equipo, porque ese es el objetivo del Promesas, nutrir el primer equipo ya sea viniendo de fuera en su última etapa formativa o viniendo de la cantera y de vestir la camiseta del Real Valladolid durante mucho tiempo.

¿Ve preparados a sus futbolistas para dar el salto?

El equipo estaba muy bien y había jugadores que habían dado un paso adelante. Creo que estos últimos diez partidos iban a demostrar el nivel que habían tenido durante todo el año y eso hubiese ayudado a que su posición dentro del club o a que un posible ascenso a una categoría superior fuese más favorable. Si la competición no acaba no sabemos a dónde le habría llevado ese trabajo, pero su trabajo ha sido tan importante y tan bueno que el filial está cuarto en la clasificación, y eso refleja el tipo de madurez que tiene este equipo y cómo ha afrontado una categoría tan dura como es la Segunda B.

¿Cómo se gestionan situaciones como la vivida por Miguel?

Él ha sido consciente de que todo le iba muy rápido. Todo el mundo lo situaba ya en el primer equipo hace un par de años, pero el jugador lleva su proceso madurativo tanto futbolístico como mental. Este año ha encontrado la confianza y la comodidad de trabajar con un cuerpo técnico que ha entendido las exigencias que él tiene y está rindiendo a un nivel muy alto. Está haciendo un esfuerzo por estar en su buena forma, por estar metido en el equipo, por controlar las cosas que antes le estaban haciendo mella y está siendo importante. Cuando aúnas un buen trabajo con un jugador mentalizado de que tiene buenas condiciones, eso se traduce en un buen rendimiento.

No obstante, de alguna ayuda habrá servido, ¿no?

Yo intento que todos noten mi cercanía. Si a nivel personal les puede valer mi experiencia... Intento que todos vean el camino que se puede llevar, ser cercano y que sepan que también pueden vivirla. No sé si lo que yo he vivido es lo mejor o lo peor, pero la constancia en el trabajo y entender esta profesión como una cosa tan bonita como poder hacer lo que te gusta y el haber jugado al máximo nivel creo que son un buen ejemplo. Trato de que sean conscientes de donde están, de las condiciones que tienen y de lo que pueden llegar a ser.

¿Y la de Stiven Plaza? Con tantas lesiones no será fácil...

Ha pasado varias fases este año. Lo que intentamos es que vea con normalidad el hecho de jugar con nosotros. Él hizo una apuesta por jugar en el filial, empezó con un pico de forma con el que le costó mucho, porque no hizo pretemporada, poco a poco fue cogiendo ritmo y vino la primera lesión cuando estaba entrando en un buen nivel de forma con nosotros, y a partir de ahí ha tenido varias lesiones más. Creo que ha dado un paso al frente y está concienciado de que el trabajo en el filial le va a hacer llegar a su pico de forma óptimo para poder rendir en el primer equipo. Cuando él ha dado ese paso y nosotros hemos podido contar con él como uno más, ha empezado a rendir. Lástima de la última lesión, porque mentalmente estaba superando los baches que había pasado durante temporada y media. Para un chaval tan joven no es fácil. A nivel profesional buscamos el rendimiento inmediato, pero hay chavales con los que el proceso tiene que ir más lento.

¿Cómo se siente con el ruido que se genera alrededor de él?

A mí lo que me puede llegar a molestar es cómo se sienta él con respecto a esa circunstancia. Mi objetivo era que mentalmente estuviese preparado; físicamente todos lo podemos ver. No ha sido todo lo que esperábamos por la interrupción de las lesiones, pero creo que se iba a acoplar bastante bien al Promesas. Ha habido fases en las que no lo ha pasado bien y desde el cuerpo técnico hemos tenido en cuenta que había que ayudarle y entender su situación, como la de cualquier otro compañero, e intentar ayudarle para que esté en las mejores condiciones.

¿Cómo es la relación con Sergio González?

La relación es buena a nivel personal y fluida a nivel profesional, porque así tiene que serlo. Cuando el primer equipo necesita un jugador, necesitamos que el futbolista esté preparado física y mentalmente, y para eso la comunicación ayuda. Que suban jugadores con él me parece un gran premio al trabajo del filial. Me alegro cada vez que llaman a un jugador para estar de manera continuada, aunque el número de jugadores del primer equipo hoy lo dificulta. El feedback que tengo es que están contentos con el rendimiento que tienen cuando suben, y para eso trabajamos, para que vean que estamos preparados para dar ese salto.

El sueño es el playoff, aunque primero se tiene que retomar la competición. ¿Es también el objetivo? ¿Hasta qué punto puede terminar presionando al equipo?

Nunca va a ser una presión. El equipo empezó con la idea clara de la salvación. Un buen comienzo nos hizo estar arriba y nos hizo ver viable la opción de estar en playoff, y los números están ahí. Quedan diez partidos y mucho trabajo por delante, pero hay que ver cómo llega cada equipo, en qué condiciones, quién prepara mejor la fase preparatoria... Los chicos dieron un paso de madurez en el que se fijó ese objetivo y se dieron cuenta de que ese es el camino para poder estar en la competición superior. Ellos son conscientes de que el fútbol profesional cada vez está más cerca y eso ha permitido dar un paso adelante sin convertir el playoff en una obsesión.

Durante la temporada han debutado varios juveniles. ¿Cómo está viendo a los Iker, Castri o Slavy? ¿Qué futuro cree que les espera?

Espero que estén muchos años en el Real Valladolid y que nosotros los veamos pasar por el Promesas. El salto del juvenil a Segunda B es muy complicado y hay que ser muy cauto, el año pasado hicimos un buen año en División de Honor y solamente se quedó un jugador, aunque varios jugadores están cedidos y tendrán su oportunidad el año que viene. Hay jugadores de segundo año como esos tres que vienen con muy buena dinámica, los conocemos y eso hace que el trabajo sea más llevadero. Ayuda a que su formación sea más completa entrenar con nosotros. Cuando han competido lo han hecho con muy buen nivel y estoy encantado con ellos y con todos los que han ido subiendo. Tenemos una buena hornada en el juvenil y ahí están sus números también; estaban haciendo un año muy bueno. Volver a ser tercero sería síntoma de que esta cantera está trabajando bien a nivel competitivo.

¿Cómo se asimila el pasar el dos años de entrenar a unos cadetes a tener esta oportunidad? ¿Cambian mucho los hábitos de un contexto a otro?

Desde que empecé con el cadete entiendo el fútbol desde el lado del entrenador como algo profesional, aunque sean jugadores menores de edad. Tienen que concebirlo como algo profesional a nivel de motivación y aprendizaje para poder competir al nivel que se les exige en cada categoría. A nivel personal es completamente diferente tratar a un chico de 15 años, que a uno de 17, que a uno de 22. El club ha apostado por mí para ir ascendiendo dentro de la estructura y estoy encantado de poder devolver la confianza con trabajo. Tengo la gran suerte de tener un cuerpo técnico que me complementa muy bien y con el que voy creciendo e intentando que la cantera del Real Valladolid tenga sus mejores rendimientos en un futuro.

Siempre desde el máximo respeto a la figura de Sergio González. ¿Pasa también por su mente el dar el salto algún día?

Es un objetivo, pero tengo claro que ahora mismo estoy a gusto donde estoy; es una categoría exigente en la que no hay la presión que hay en Primera o en Segunda. Para mí este es el paso natural y no tengo ninguna prisa. Además, creo que Sergio está haciendo un trabajo fantástico, nos complementamos bien, yo estoy a gusto y el club está contento conmigo en mi labor de formador. De momento no contemplo otro escenario.

¿Utiliza herramientas de Big Data? ¿Cuánta importancia concede al análisis en vídeo?

Lo utilizamos para mejorar el rendimiento grupal sabiendo que el análisis es una parte importante del fútbol, aunque no lo es todo. Si los 90 minutos han pasado y los cambios que pretendías o debías hacer han pasado, ese partido ya lo has perdido. Aunque ayuda a la mejora individual y colectiva, es solo un punto más. A mí lo que me vale es el trabajo del campo, aunque a través del vídeo refuerzas las sensaciones que ahí se producen y ayuda a buscar soluciones a lo que hay que mejorar. El Big Data demuestra que las tendencias se repiten por algo, y si tienes la causa de repetición de los patrones seguramente llegarás antes a la solución, pero hay que pensarlo en ello como ayuda y no como solución definitiva. La tecnología ayuda, y si te rodeas de gente que entiende esto que cada campo del fútbol puede ayudarte a mejorar, mejor. Yo tengo suerte, porque me rodeo de gente con ilusión que me sigue la corriente, porque a mí esas cosas sí me llaman.

Para quien no lo conozca, ¿qué tipo de entrenador es Javi Baraja? ¿Se inspira en algún otro entrenador?

Soy un entrenador cercano, intento que el jugador confíe en mí para que lo que tenga que ejecutar lo haga con el 100% de la confianza, que se sienta a gusto y que en el fútbol se pueden cometer errores y estamos para mejorarlo. Soy bastante exigente; soy el primero que intento que estén cómodos, pero también el primero que exige cuando tiene que exigir. No me identifico con ningún entrenador porque he aprendido bastante de la gran mayoría de cada uno de los que he tenido. Escuchando a unos y a otros vas asimilando cosas y moldeando tu idea de fútbol, cambiándola, porque el fútbol va cambiando y porque siempre hay que estar dispuesto a mejorar para ofrecer las mejores soluciones posibles a los jugadores cuando durante un partido surge algún problema.

Sin fútbol, cuando no está trabajando, ¿cómo mata el tiempo durante este tiempo?

Hijos [ríe]. Cuando tienes dos niños de 6 y 9 años tu vida personal es lo principal. Tengo la suerte de poder disfrutar de ellos a diario e intento equilibrar el trabajo con mi familia, pero la familia no puede perder su porcentaje. Ahora tengo más tiempo para otras cosas, pero en el día a día normal es más complicado, porque vas a su ritmo, y cuando no estás con ellos, la cabeza está pensando en el fútbol.