La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz
La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz

Lorenzo Sanz y el Real Madrid (Parte 4)

La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz

El Real Madrid conquistó con un gol de Mijatovic la Copa de Europa 32 años después con Jupp Heynckes como entrenador y tras una decepcionante temporada en la Liga.

El sustituto de Fabio Capello fue el alemán Josef ‘Jupp’ Heynckes. Tenía unos antecedentes como jugador todavía más exitosos que los del italiano. Nacido en Mönchengladbach el 9 de mayo de 1945, había comenzado a jugar en el Grün Weiss Holt en 1964 antes de fichar por el gran equipo de su localidad natal, el Borussia. Tras una estancia en el Hannover '96 había regresado al equipo de su pueblo donde se asentó como figura de primera categoría durante ocho años. Fue 39 veces internacional con Alemania y campeón del mundo en 1974. Como entrenador había comenzado en su Borussia (1978-87) antes de pasar al Bayern de Múnich (1988-90). Actuó como entrenador de los leones de San Mamés (1992-94), regresó a su país (Eintracht de Francfort) y retornó a España para hacerse cargo del Tenerife (1995-97). Tenía, por tanto, experiencia en el fútbol español y buena imagen por la labor desarrollada en Bilbao y Tenerife.

Lorenzo Sanz saluda al nuevo técnico del equipo madridista, Jupp Heynckes, en la presentación de la plantilla.

Se decía que era rígido y duro, pero dúctil. En el Madrid no confirmó estas características.Curiosamente, el técnico alemán heredó la casa y el automóvil que utilizaba el italiano en Madrid.

Morientes, Karanka, Karembeu y Savio.

4.000 millones en fichajes

A pesar de conquistar la Liga en la campaña precedente, el Real Madrid se reforzó para el siguiente ejercicio. La inversión fue de unos 4.000 millones. Mil costó Morientes, goleador del Zaragoza, 800 se pagó al Mérida por Canabal, por Karanka, una petición de Heynckes, se pagaron otros mil y Savio costó 1.300.

“Queremos perjudicar deportivamente al Madrid. Ni Henry ni Karembeu vestirán de blanco esta temporada”

Joan Gaspart

El fichaje de la temporada fue Christian Karembeu y no por el rendimiento que daría en las filas blancas, sino por las circunstancias que rodearon su tardía incorporación. Su palabra la había empeñado el año anterior, pero las intromisiones irregulares del Barça y el deseo de la Sampdoria de no dejarle irse por las buenas crearon una expectación inusitada. Gaspart llegó a declarar en pleno mes de julio: “Queremos perjudicar deportivamente al Madrid. Ni Henry ni Karembeu vestirán de blanco esta temporada”. Luego nadie se explicaría tanta lucha de despachos por un futbolista, honrado profesional, pero que no era ni mucho menos un crack. Por lo menos, en las negociaciones que se mantuvieron con su representante, Milan Calasan, se cerró el fichaje de un prometedor juvenil de diecisiete años llamado Samuel Eto’o. El defensa central que requería Heynckes fue el bilbaíno Karanka. Se le cambió por Alkorta, que se marchó por problemas familiares, y Lasa y en principio no pareció que se mejorase con el cambio. Además llegaron dos delanteros centros: el goleador Morientes, que había demostrado grandes cualidades en Zaragoza y Albacete, y Canabal, procedente del Mérida, que no tendría oportunidad de demostrar las condiciones que se le suponían dado el elevado coste de su traspaso, 800 millones de pesetas. Procedente del Flamengo brasileño se incorporó el delantero Savio, que había realizado estupendas actuaciones en la pretemporada española. Tal y como estaba previsto volvieron al equipo los cedidos Jaime y Dani.

Karembeu debutó en Vitoria con su nombre mal escrito en su camiseta.

El amargo debut copero de‘Karenbeu’

Tras unas largas negociaciones, Karembeu debutó con el Madrid el 13 de enero de 1998. Fue en Vitoria en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey. El Madrid perdió 1-0 y, curiosamente, a pesar de lo que se había escrito sobre Karembeu, su nombre estaba mal escrito (con n en lugar de m) en la camiseta. En la vuelta el Alavés eliminó al Real.

Las gestiones con Thuram, Kohler, Negro y Naybet no llegaron a buen puerto dadas las exigencias económicas de sus clubes. Denilson y Henry quedaban como expectativas. Sobre el primero existía una opción con la Portuguesa, aunque el precio era excesivo. Con el francés se había llegado a firmar un contrato legal pero el joven jugador había renovado por el Mónaco. El Real Madrid, seguro de sus derechos, denunció el caso a la FIFA.

Además de Alkorta y Lasa se produjeron las bajas de Secretario, García Calvo y Milla.

El grueso de la plantilla estaba formado por el equipo campeón, el formado por Capello.

Lorenzo Sanz prometió y cumplió

Sanz prometió el 23 de julio de 1997, día de la presentación del equipo, la Séptima. Al final de campaña su promesa se hizo realidad en Amsterdam y el equipo salvó así una mala campaña.

La pretemporada comenzó en Nyon el 24 de julio, al día siguiente de la presentación en un Bernabéu con música y fuegos artificiales para distracción de un público multitudinario.

La tranquila población helvética empezaba a ser el lugar tradicional de la concentración. Esta vez se jugaron pocos encuentros de compromiso y sólo se sufrió una derrota ante el Flamengo de Savio en el torneo de Palma. El 26 de agosto tuvo lugar el XIX Trofeo Bernabéu frente a la Portuguesa de Sao Paulo, contratada para saldar cuentas por el fichaje de Zé Roberto. Un gol de Canabal a los once minutos de juego dio la victoria al equipo blanco. En el equipo paulista jugó Rodrigo, cuyos derechos eran del Madrid, y pasó inadvertido.

Sanz se marchó al Caribe de vacaciones y sus hombres se acuchillaban a diario en periódicos y emisoras

Lorenzo Sanz comunicó el 2 de julio que convocaría elecciones aprovechando la Asamblea que tendría lugar a primeros de septiembre. Reglamentariamente los socios acudirían a las urnas a finales de octubre, dependiendo la fecha del sorteo del calendario liguero. La reunión de la junta directiva celebrada ese día fue dura, larga, tensa y llena de reproches, según comunicó Antonio Méndez, portavoz de la misma. Ignacio Silva volvió a plantear su incompatibilidad con Onieva y según comentarios off the record diez de los doce directivos asistentes solicitaron a Sanz el cese de Onieva sin ser atendidos por el presidente. La crisis se extendía con manifestaciones de unos y otros en los medios de comunicación. Sanz se marchó al Caribe de vacaciones y sus hombres se acuchillaban a diario en periódicos y emisoras. Nada bueno podía salir de ello para el club.

El 17 de julio dimitió Silva. “Me voy desencantado y harto. Me niego a firmar esos números (se refería a las cuentas del ejercicio anterior) porque no he tenido la oportunidad de discutirlos convenientemente”. En la carta dimisionaria que dejó en poder de Sanz expresaba que su marcha se debía a que “no quería continuar con una situación en la que los únicos favorecidos son todos aquellos que trabajan en contra de los legítimos intereses del Real Madrid. A partir de ahora ningún descerebrado podrá argumentar contra mí intereses personales distintos a los del Real Madrid”.

El 4 de octubre se fijó como fecha de las elecciones. Solo se presentó Lorenzo Sanz que fue proclamado por la Junta Electoral presidente del club por un periodo de cuatro años.

Juan Palacios

Una semana más tarde también presentaba su dimisión el vicepresidente Juan Palacios Serrano: “No estoy de acuerdo con Juan Onieva. No tengo problemas con Sanz; me parece un buen presidente y es mi amigo, pero no estoy de acuerdo con algunas cosas…En dos ocasiones he pedido la dimisión de Juan Onieva, quien cuenta, como es sabido, con el total apoyo de Sanz”. Quedaba claro que la presencia del tesorero Onieva en la Junta era el detonante fundamental de la crisis, al que algunas voces acusaban, extravagantemente, de ser un submarino de Florentino Pérez dentro de la directiva. Juan Antonio Onieva, desde el primer momento, había entregado a Sanz una carta de dimisión con la fecha en blanco para que el presidente la utilizase cuando lo creyera oportuno. Por fin, el 4 de octubre se fijó como fecha de las elecciones. No hubo más candidato presidencial que Lorenzo Sanz y por tanto fue proclamado por la Junta Electoral presidente del club por un periodo de cuatro años.

Redondo gana la acción al deportivista Fran, en el Santiago Bernabéu.

Una liga tirada a partir de febrero

El Madrid hizo un buen tramo inicial liguero y llego incluso a ser líder en varias ocasiones. Pero perdió gas a partir de febrero del 98, justo después de perder (4-3) en Tenerife, siempre Tenerife. Después un 3-0 adverso ante el Barça remató definitivamente al equipo de Heynckes. Al final, quedó cuarto. Morientes fue el máximo goleador del equipo con 12 tantos.

La trayectoria en el Campeonato de Liga fue irregular. Hubo tropiezos inesperados en casa donde se perdieron 17 puntos y actuaciones decepcionantes en las salidas, obteniendo sólo cinco victorias de los diecinueve encuentros disputados. El equipo no respondía a las expectativas despertadas y el público asistente al Bernabéu se mostró primero desconcertado, luego crítico y por último enfadado con sus hombres, que frecuentaban una discoteca llamada Barnon, acuñándose en términos peyorativos el apelativo de Quinta del Ferrari.

RAUL

RAUL Raúl da explicaciones acompañado por su representante, Ginés Carvajal (derecha,) y del director de Relaciones Externas del Madrid, Enrique Marí­n.

Raúl pide perdón

El 10 de marzo de 1998, Raúl dio una rueda de prensa en la que pidió públicamente perdón por una serie de actitudes negativas en los meses anteriores. Fue un tiempo en el que no estuvo centrado en su actividad futbolística y en el que, incluso, se llegó a poner gafas para tener un look distinto. A partir de ese momento cambió pero hizo una mala Liga, donde sólo consiguió marcar 10 goles.

La situación llegó a tal extremo que el ídolo de los aficionados, Raúl González, tuvo que convocar una rueda de prensa para dar explicaciones exculpatorias de su actuación. Fue en la tarde-noche del 10 de marzo. Raúl, humilde y tranquilo, ante decenas de periodistas, micrófonos y cámaras, pidió disculpas públicas a los medios de comunicación, a Heynckes y a los aficionados por su comportamiento reciente: “Pido perdón a Heynckes por los malos gestos realizados cuando fui sustituido. Uno de mis errores fue jugar con molestias, pero lo hice porque no concibo mi vida sin el fútbol. Es bueno saber dónde están los errores y aprender. Quiero que todo vuelva a la normalidad”. Su gesto le recuperaba el afecto de todos.

Al final se consiguió la cuarta plaza porque también hubo tropiezos inesperados de otros equipos. Dicho puesto no daba acceso a la Champions League, que quedaba a expensas del desenlace de la final de Amsterdam. La Liga se adelantó en su última jornada al viernes 15 de mayo para que el Real Madrid pudiera preparar mejor su choque con la Juventus. Ello fue motivo para que las plumas antimadridistas criticasen el hecho, olvidando que en situaciones análogas la Federación también había tomado medidas similares.

Los jugadores del Alavés festejan en el Bernabéu el gol de Pedro Riesco.

En la Copa se produjo una de las grandes sorpresas del año. Liberado el club blanco de las primeras eliminatorias, como todos los clubes participantes en competiciones europeas, se incorporó al sorteo en octavos de final. El 13 de enero, un equipo compuesto mayoritariamente de suplentes se enfrentó en Mendizorroza al Deportivo Alavés, entonces en Segunda División. Los vitorianos consiguieron una mínima victoria (1-0) a base de coraje y un gran despliegue físico. Ocho días después Heynckes alineó en el Bernabéu al equipo titular para resolver la eliminatoria. Ante la sorpresa general el Alavés se adelantó a los ocho minutos de juego con un gol de Pedro Riesco. La reacción madridista fue tímida, imprecisa e insuficiente. Entre el repudio de los espectadores al juego desplegado por los jugadores merengues, los goles de Roberto Carlos y Suker no fueron suficientes para seguir en la competición.

En medio de un pesimismo generalizado se fueron superando las diversas fases de la Champions. Por vez primera participaban los subcampeones de los ocho campeonatos más importantes de Europa. Hubo dos eliminatorias previas para dejar en veinticuatro el número de participantes que fueron agrupados en seis liguillas de cuatro equipos cada una. El Real Madrid se vio libre de las primeras eliminatorias en las que tomó parte el Barça como subcampeón español derrotando a duras penas al Skonto de Riga.

En medio de un pesimismo generalizado se fueron superando las diversas fases de la Champions.

En la primera liguilla el Madrid quedó encuadrado en el Grupo D con los representantes de Portugal, Noruega y Grecia. Se inició la competición con desahogado triunfo en Madrid ante el Rosenborg de Trondheim (4-1). Una vez más se derrotó al Oporto en Das Antas (0-2) antes de golear al Panathinaikos en Chamartín (5-1). Las dudas y vacilaciones de la Liga no se mostraban en el torneo europeo. Se consiguió un valioso y difícil empate en el Olímpico de Atenas (0-0), pero el viaje en plena época invernal a Noruega resultó un fracaso. Las condiciones climatológicas no eran favorables pero la derrota (2-0) se produjo con un pésimo juego madridista. La clasificación estaba casi asegurada pero quedaba la posibilidad de quedar apeados del torneo si no se conseguía la victoria en el último partido frente al Oporto y los noruegos vencían en Atenas. Sólo el primer clasificado del grupo tenía acceso seguro a los cuartos de final, aunque también pasarían los dos mejores segundos. La duda quedó resuelta sobre el césped de Chamartín el día 10 de diciembre. 4-0 fue el resultado frente a los lusos en noche de gran juego y acierto goleador de Hierro (dos), Roberto Carlos y Davor Suker.

El recién incorporado Karembeu rindió en la Champions muy por encima de lo que estaba demostrando en la Liga

Tras la pausa invernal vinieron los duelos con el Bayer Leverkusen. El partido de ida se preparó con las lógicas medidas de precaución. Alemania siempre ha representado un obstáculo de primer nivel. Partido serio y a veces agobiante por la presión de los jugadores germanos que marcaron en la primera parte. El recién incorporado Karembeu consiguió el empate en jugada individual espectacular que desgraciadamente no prodigó durante su etapa en el equipo.

El encuentro de vuelta no tuvo color. La superioridad blanca se tradujo en la consecución de tres goles. Nuevamente Karembeu, Morientes y Hierro de penalti fueron los goleadores de aquella noche.

En semifinales se produjo un nuevo duelo hispano-germano. Esta vez el adversario era el vigente campeón, el Borussia de Dortmund que entrenaba el italiano Nevio Scala. El Bernabéu se llenó para ver la primera parte de la semifinal, pero estuvo marcado por un desagradable incidente que señaló las carencias organizativas del club.

Un grupo de espectadores situados en el Fondo Sur derribaron la portería al colgarse de la valla de protección a la que estaban sujetos los cables que tensan las redes de la misma. El asistente comunica al árbitro la anomalía y el encuentro debe retrasar su inicio.

Una veintena de operarios intenta arreglar el desaguisado con medios tercermundistas. El tiempo pasa mientras los jugadores han retornado a los vestuarios y el público, en comportamiento ejemplar, espera el desenlace y reprueba la actuación de los gamberros. Una hora más tarde, en esa noche del 1 de abril, aparece una nueva portería traída desde la Ciudad Deportiva. Con un retraso de 75 minutos el balón comienza, por fin, a rodar.

Morientes y el sorprendente Karembeu marcaron la diferencia. El neocaledonio demostraba que su fichaje era decisivo en la competición internacional aunque en los campeonatos nacionales había aportado muy poco.

FUTBOL 97/98

FUTBOL 97/98 Un camión tuvo que llevar a toda prisa una portería de la Ciudad Deportiva al Bernabéu.

El escándalo de la portería caída

“Vergüenza nacional”. Así tituló AS en su portada del 2 de abril de 1998 la noticia de la portería tirada por los ultrasur antes del partido contra el Borussia Dortmund. 75 minutos se tardó en traer y poner una puerta de repuesto y eso provocó que el “Madrid diera una imagen de charanga y pandereta” y dejara al desnudo la precariedad organizativa del club.

Empleados del Real Madrid proceden a retirar la porterí­a que fue derribada por los seguidores "ultras" del equipo blanco.

Las sanciones de la UEFA fueron muy duras. Se unía la voracidad recaudatoria de la institución con el deseo ejemplificador para que situaciones de esa índole no se reprodujesen. Por lo menos tuvieron el suficiente espíritu deportivo para no tener en cuenta la impugnación del resultado que presentó el club alemán.

Dos semanas después se lograba el acceso a la final empatando sin goles en el Westfalenstadion. Fue un encuentro duro y muy serio, con pocas oportunidades de gol y gran esfuerzo físico de todos. La alegría ante el pitido final fue inmensa entre jugadores, técnicos y directivos, pero sobre todo en los seguidores blancos que veían la posibilidad largo tiempo acariciada de conseguir la anhelada Séptima.

Hubo intentos de cambiar el escenario de la final por considerarlo insuficiente para acoger a las dos hinchadas de los finalistas.

La final estaba programada el 20 de mayo en el Amsterdam Arena. Hubo intentos de cambiar el escenario por considerarlo insuficiente para acoger a las dos hinchadas de los finalistas. El nuevo coliseo holandés sólo disponía de 52.000 localidades y la demanda superaba ampliamente dicha cifra. Fue un problema la adjudicación de las entradas.

Según datos de la UEFA se vendieron 48.500 lo que indica que el máximo organismo futbolístico europeo se reservó 3.500 para sus compromisos y el estadio presentó huecos en sus localidades. A pesar de un pesimismo generalizado, dada la marcha del club en los torneos españoles y del poderío de la Juventus, alentaba en el fondo de cada madridista la ilusión del triunfo en el torneo que durante los primeros años había sido monopolio del Real Madrid.

La mañana del encuentro, la ciudad holandesa era un hervidero de banderas, gorros, bufandas y toda clase de objetos distintivos de madridistas y juventinos. Hubo una sana alegría sin incidentes dignos de mención.

Lorenzo Sanz en el palco del Arena de Amsterdam antes del inicio de la final.

Por la tarde, largos prolegómenos en el estadio, con entretenimiento musical, con Los del Río y su Macarena, para soportar distendidamente la nerviosa espera del inicio del encuentro. Expectación enorme, cánticos y exposición entusiasta de distintivos bianconeri y madridistas cuando los jugadores irrumpen en el cuidado terreno de juego. El Real Madrid, mediante sorteo, ha sido considerado como visitante mientras el equipo juventino actúa como local.

El partido se desarrolla desde su inicio con grandes precauciones defensivas por ambos lados. Hay temor al contrario y nadie quiere arriesgar por lo que el juego no tiene brillantez. Los primeros compases no auguraban nada bueno entre la seguridad táctica de los italianos y la falta de rapidez e imaginación española.

De pronto todo cambió. Tal vez fuese el caño de Raúl a Torricelli lo que inspiró confianza a las huestes merengues. La sociedad Zidane-Del Piero se vio superada por las intervenciones acertadísimas de Hierro, Sanchís y Redondo. Panucci, Karembeu y Seedorf no terminaban de superarse pero Suker y Mijatovic daban señales de vida y la balanza se inclinaba hacia el platillo blanco cuando llegó el reposo.

Mijatovic marcó el gol de la victoria.

El mejor día de Pedja

Pedja Mijatovic pasó a la historia del Real Madrid como el héroe de la Séptima. El montenegrino tuvo la suerte de ser el autor del gol del triunfo en la Copa de Europa. Compañero de habitación de Fernando Sanz, éste le dijo la noche anterior que marcaría el gol del triunfo en Amsterdam, por eso cuando batió a Peruzzi, como se ve arriba, lo primero que hizo fue dedicarle el gol a Fernando.

En la continuación más de lo mismo. Extraordinaria fue la actuación de la vieja guardia madridista, contagiando a sus compañeros el espíritu de los triunfadores. Y, a los 66 minutos, el gol de la victoria. Panucci centra desde su banda y aunque Raúl no llega al balón, aparece Roberto Carlos que envía un duro disparo, tal vez desviado del marco, que al tropezar en Iuliano llega a poder de Mijatovic. El montenegrino, con serenidad, burla a Peruzzi y deposita el regalo en el marco juventino. Gol que premiaba el esfuerzo y la fe de los mejores.

Más de 20 minutos por delante repletos de faltas, interrupciones, cambios en ambos bandos, amagos de ataque blanquinegros cortados de raíz por un Fernando Hierro convertido en coloso, algún susto para Peruzzi y siempre la incertidumbre y los nervios de una ventaja mínima. Por fin el pitido final del desacertado Helmut Krug y la gran apoteosis, multiplicada por mil cuando Sanchís recibió el trofeo de las grandes orejas, entregado por Lennart Johansson, y con sus compañeros lo paseó triunfalmente por el Amsterdam Arena. La Séptima se conquistaba 32 años después.

Heynckes, a la derecha, parecía el menos contento cuando el equipo posaba con el trofeo.

Todos alegres menos uno

Cuando el Real Madrid conquistó la Séptima Copa de Europa, Jupp Heynckes ya sabía que no iba a seguir como entrenador madridista. Incluso Sanz llegó a pensar en destituirlo poco tiempo antes de la final. Por eso, todo el mundo festejó el triunfo sobre la Juventus, menos el alemán, como se ve en la foto.

Sólo Raúl, Redondo y Seedorf participaron en los once encuentros de la competición. El resto de participantes en el resonante triunfo fueron Hierro (10), Morientes (10), Sanchís (10), Jaime (9), Roberto Carlos (9), MIjatovic (8), Panucci (8), Amavisca (7), Suker (7), Cañizares (6), Víctor (6), Illgner (5), Karanka (5), Karembeu (5), Zé Roberto (4), , Guti (2), Sanz (2), Savio (2), Chendo (1) y Dani (1).

El recibimiento en Madrid fue grandioso, aunque el regreso de muchos expedicionarios estuvo marcado por la tremenda desorganización del aeropuerto de Schipol, mientras más de 200.000 personas festejaban el extraordinario éxito en la plaza de la Cibeles.

En Cibeles no cabía ni un alfiler.

La primera en Cibeles

La costumbre de celebrar los triunfos madridistas en la Cibeles data de finales de los años 80. Por eso, la séptima Copa de Europa fue la primera que se festejó en la famosa fuente madrileña, en torno a la cual se congregaron más de doscientos mil aficionados para homenajear a los héroes de Amsterdam.

Madrid se echó a la calle para recibir a sus héroes. Kilómetros de desfile triunfal entre Barajas y Cibeles para finalizar la fiesta en el Bernabéu, donde un Lorenzo Sanz radiante prometió: “Esto no va a quedar aquí, porque ahora vamos a por la Octava”.

Roberto Carlos festeja la conquista de la Séptima Copa de Europa. Fue el 20 de mayo de 1998 en el Amsterdam Arena.


La trayectoria de Lorenzo Sanz en el Real Madrid

Capítulo 1: Ramón Mendoza se marcha ahogado por la economía.

Capítulo 2: La lujosa renovación de Sanz devuelve la ilusión al madridismo

Capítulo 3: Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz

Capítulo 4: La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz

Capítulo 5: El Madrid conquista en Tokio su segunda Copa Intercontinental.

Capítulo 6: La Octava llegó en la primera final española de la historia

Capítulo 7: Lorenzo Sanz pierde las elecciones con Florentino Pérez

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