Marcial Pina, un Messi entre palmeras
La carrera de este ilicitano de adopción se repartió entre cuatro equipos: Elche, Español, Barcelona y Atlético. La afición franjiverde sólo disfrutó de su talento dos años.
Metidos de lleno en la galaxia que forma la constelación que gira en torno a Leo Messi, el planeta llamado fútbol parece haber desplazado de su memoria a otras estrellas más cercanas que brillaron con luz propia hace unas cuantas décadas. La ciudad de Elche tiene la suerte de contar entre su gente con un hombre que marcó época como jugador a finales de los años 60 y principios de los 70. Marcial Pina Morales (Bárzana de Quirós, Asturias, 1946) escribió letras de oro con el balón en los pies. Ahora añora aquellos buenos tiempos, aunque el recuerdo de su clase, regate, estilo y golpeo con las dos piernas es incapaz de borrarlo el paso de los años.
Marcial Pina llegó a Elche con apenas tres años. Hijo de Marcial y Elena, cursó sus estudios en el Instituto Laboral y en Los Salesianos de Elche. "Le veías jugar con 14 años y pronto te dabas cuenta de que su talento era innato", recuerda el expresidente del Elche Francisco Borja, compañero en las aulas y en sus inicios como futbolista. Los libros no le robaron mucho tiempo a la magia de ‘El Rubio’, como fue bautizado por los más veteranos de aquel vetusto vestuario del campo de Altabix. Lico, su gran amigo, asegura que "es el mejor futbolista que ha visto nacer este país". No le faltan motivos para asegurarlo. Marcial superó barreras con el balón que ni siquiera los cracks del presente han sido capaces de batir. Ni siquiera su ídolo, Leo Messi: "Es mejor que Cruyff y Maradona juntos".
La carrera futbolística de Marcial Pina se repartió entre cuatro equipos: Elche CF, RCD Español, FC Barcelona y Atlético de Madrid. La afición ilicitana sólo pudo disfrutar de su talento durante dos años. Tuvo tiempo para noquear al Real Madrid en Altabix, gracias a un gol suyo, o a consagrar al salmantino Luciano Sánchez ‘Vavá’ como máximo goleador de Primera División. Dos años después de erigirse en el mejor artillero de la elite, el ‘León Bejarano’ fue cuestionado por la prensa sobre su escaso bagaje goleador en el conjunto franjiverde al año siguiente. Y Vavá se sinceró: "Ya no tengo ni a Marcial ni a Romero – la mejor zurda que ha visto la historia del Elche - a mi lado".
Marcial fue la estrella de un Barcelona de perfil medio. "Me hubiese gustado jugar en un Barça como el de ahora", recuerda con nostalgia y una pizca de rabia. Pudo haber sido madridista. Santiago Bernabéu pactó con Martínez Valero su traspaso a principios de 1966. Firmaron un precontrato de cinco años, a cambio de 6’5 millones de pesetas. El acuerdo verbal cerrado en Santa Pola, lugar habitual de veraneo del mejor presidente que ha tenido el Real Madrid a lo largo de su historia, no se rubricó. Vila Reyes, entonces presidente del Español, ofreció 8 millones de pesetas y permitió que Marcial formara parte de la mítica delantera de los Cinco Delfines, junto a Amas, Rodilla, Re y Juan María. El orgullo de Bernabéu quedó tocado y el Elche vio cómo el Real Madrid le cerró las puertas durante casi dos décadas. Hasta el traspaso de Paco Bonet no volvió a haber relaciones. No fue la única que Marcial le hizo al Real Madrid.
Del Español fue traspasado al Barça, a cambio de otra cifra récord de la época. Y allí alcanzó su cénit. Como azulgrana logró la que es conocida como la Liga de Cruyff (73/74). Marcial fue el máximo goleador del equipo, pese a su condición de centrocampista. Anotó17 goles, sólo superado por Enrique Castro ‘Quini’, que celebró tres más con el Sporting. En San Mamés ha sido el único capaz de marcarle un hat-trick al Txopo Iribar. En el Barça militó ocho temporadas y disputó 357 partidos oficiales, con la nada despreciable cifra de 84 goles. Su idilio en Can Barça se truncó tras una salida nocturna en la que fue cazado con Carles Rexach. Recibió la carta de baja en 1977 para suerte del Atlético de Madrid, su último equipo como jugador profesional. Allí se convirtió en el único jugador que en Primera División ha marcado dos goles de falta directa, en un mismo partido, uno con cada pierna.
Tras colgar las botas se afincó en Elche, estableciendo su residencia familiar a muy pocos metros de donde se levantaba el antiguo campo de Altabix, testigo de las grandes gestas de la historia del Elche. Se considera ilicitano, como el resto de su familia y sus cinco hijos: Pilar, Marcial, Elena, Ana y Fernando. Marcial también hizo sus pinitos como entrenador, en el Kelme CF y en el Elche CF, al que junto a Lico y Maciá Bonet salvaron del descenso en aquel agónico partido ante el Compostela, en el año 2001. Aquel fue su último partido en el verde. Así se escribe la historia de Marcial Pina, el único futbolista capaz de haberle marcado al Real Madrid vestido con cuatro camisetas diferentes, las cuatro que lució.