EL BALÓN EN TRANCES HISTÓRICOS (III): LA II GUERRA MUNDIAL
Hitler falló de cara al gol
Actos propagandísticos del III Reich que usaron el fútbol como excusa salieron mal para la Alemania nazi. Incluso el cumpleaños de Hitler en 1941 se vio afectado por una derrota.
Con Goebbels como hombre de confianza, Hitler le dio muchísima importancia a la propaganda de su régimen. No pasaría por alto el fenómeno de masas que ya era por aquel entonces el fútbol y desde su llegada al Gobierno usó el deporte para presumir del poder alemán, pero varias veces no acabaron como él esperaba.
En los JJ OO de Berlín, en 1936, Perú humilló a Austria (país de origen del Führer), a pesar del empeño nazi en evitarlo. El árbitro fue amenazado y llegó a anular tres goles peruanos. El partido se suspendió por el comportamiento de la hinchada sudamericana, que invadió el terreno de juego (ordenados por Goebbels). Ante la intención de repetir el partido, Perú y Colombia (en solidaridad) abandonaron los JJ OO.
Otra vez con Austria como protagonista, Alemania organizó un partido amistoso con sus vecinos para celebrar el Anschluss (la anexión de ambos países también implicaba a las selecciones de fútbol). El austriaco Mathias Sindelar ganó él solo el partido y se negó a jugar con la selección alemana el Mundial de ese verano en Francia. Ese partido acabó con su carrera profesional y su muerte accidental en enero de 1939 sigue siendo una intriga.
Hitler solicitó albergar el Mundial de 1942 con el mismo motivo de exhibirse al mundo. La FIFA tenía dudas y aplazó su decisión hasta 1940. La guerra no cambió los planes del máximo organismo del fútbol y Alemanía sería declarada anfitriona en una reunión en Luxemburgo, pero un bombardeo nazi en la zona y el avance de las tropas alemanas suspendieron la decisión y el torneo.
El 20 de abril se convirtió en fiesta nacional con motivo del cumpleaños del Führer y en 1941 decidió celebrarlo con un partido en Berna ante la selección de Suiza. "Aquello fue como un delito de alta traición", declaró Sepp Herberger, seleccionador alemán. Al conocer la derrota, Goebbels envió un telegrama a Hans von Tschammer, dirigente de la Oficina Alemana de Deportes: "Queda prohibido en el futuro organizar eventos deportivos en los que haya dudas de la victoria. Fin. Heil Hitler".
Pero la demostración de fuerza fallida que más recordamos en nuestros días por la famosa película Evasión o victoria, de 1981, fue el conocido como Partido de la muerte. El FC Start, equipo de exfutbolistas, derrotó en Kiev a un equipo del Ejército alemán a pesar de las consecuencias que ya conocían. "Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos", escribió Eduardo Galeano.
Aunque España no participó de lleno en la guerra, la selección jugó un amistoso en Berlín. Tuvieron todas las comodidades del mundo y sirvió de homenaje a la División Azul.Hay varias historias de soldados que tras la guerra siguieron sus carreras. Bert Trautmann, paracaidista de la Luftwaffe que acabó en el Manchester City, o Fritz Walter, capitán de la Alemania campeona del Mundial 54 (el Milagro de Berna), que escapó de ir a los campos del Gulag al ser reconocido por un soldado soviético.
Inglaterra. Por lo general, el fútbol no paró en los primeros años excepto en Inglaterra, donde aprendieron de su error 25 años atrás. Sin embargo, se organizaron torneos sin el reconocimiento de la FA. La Wartime League y la Football League War Cup fueron el entretenimiento de un país que tenía que cumplir una serie de normas. No más de 8.000 espectadores por riesgo a los bombardeos alemanes (en una de las finales de Copa en Wembley se superaron los 40.000 en una victoria del fútbol sobre el miedo) y desplazamientos siempre inferiores a 50 millas (80 km).