Barcelona

La Masia, otro colegio más sin niños

El centro de formación Oriol Tort cerró sus puertas, pero sus residentes siguen con la formación a distancia. Los residentes extranjeros ya están todos en sus países.

La Masia, otro colegio más sin niños
Carl Recine
Santi Giménez
Nació en Barcelona en 1968. Estudió Ciencias de la Información y Filosofía. En 1988 entró a trabajar en la revista Barcelona Olímpica, en 1990 en el diario Las Noticias. Tras cerrar ambos medios se incorporó al Diario de Barcelona en 1990, que no cerró hasta 1994. En 1994 entró en SPORT. Se incorporó al Diario AS en 2010, donde es Subdirector.
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Además de ser un centro deportivo, el Centre de Formació Oriol Tort, La Masia del Barça, es también un colegio más que como todos los de España permanece cerraado. No obstante, la residencia donde se alojan los jóvenes deportistas que sueñan algún día con triunfar en el club blaugrana ofrece algunas características propias que le hacen diferente.

El centro cerró sus puertas el pasado 12 de marzo enviando a casa a los 76 deportistas de fútbol, baloncesto, balonmano, hockey patines y fútbol sala que habitan en el edificio.

A todos ellos, que están en edad escolar, se les ha asignado un plan para seguir con su formación a distancia. Teniendo en cuenta su edad, se les ha confeccionado también plan físico para que se ejerciten en sus domicilios. Únicamente los mayores de 12 años se llevaron a casa deberes físicos además de las tareas propias de las clases que deben de seguir.

67 de los 76 deportistas tienen su residencia familiar en España. Sin embargo, nueve de ellos viven fuera del país. Tres de ellos en América (1 en Chile, 1 en México y 1 en Uruguay), uno en África -concretamente en Senegal- y los cuatro restantes se reparten entre Serbia, Ucrania, Inglaterra, Suiza y Macedonia .

Con los residentes extranjeros el club ha tenido que extremar la capacidad de gestión de su departamento de logística debido a las restricciones aéreas de algunos de esos países respecto a los vuelos que llegaban de España.

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El caso más complicado fue el del serbio Aleksandar Cènic, jugador de balonmano de 17 años que fue el último en abandonar la instalación debido al bloqueo que estableció el país balcánico a los vuelos procedentes de España. Hubo que buscarle una combinación para que regresara a su país y ya se encuentra con su familia.

El resto de residentes extranjeros llegaron sin problemas a sus lugares de origen y ahora sólo esperan ver cuando pueden regresar a la residencia. Eso sí, con los deberes hechos.

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