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LALIGA

Los futbolistas quieren jugar las 11 jornadas de Liga que quedan

AFE está en continuo contacto con todos, sobre todo con los infectados, y el sentir general es que desean acabar el campeonato jugando y no con otras soluciones que se barajan.

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Los futbolistas quieren jugar las 11 jornadas de Liga que quedan
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

En las últimas horas se han sucedido diversas opiniones en las que se han dejado caer los diferentes escenarios ante los que se enfrenta el fútbol español tras la crisis desatada por el coronavirus. Javier Tebas mantiene este lunes varias reuniones por videoconferencia, con los clubes profesionales y con los organismos internacionales, para intentar llegar a un acuerdo que perjudique lo menos posible a todas las partes. Y Luis Rubiales, presidente de la Federación, ya ha comunicado en diversas ocasiones que se trabaja sobre cuatro escenarios posibles para finiquitar esta temporada. Pero hasta ahora la parte más importante en este negociado, que son los futbolistas, aún no se habían pronunciado. Después de pedir que se suspendiera la Liga, súplicas que fueron aceptadas aunque algo tarde, ahora lo vuelven a tener claro: quieren disputar las 11 jornadas que quedan de Liga y no desean que el campeonato acabe sin más con algunas de las alternativas que se barajan.

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) está en permanente contacto con los futbolistas de todas las categorías, pero se ha centrado especialmente en dos sectores en las últimas horas. En primer lugar, en los afectados por el virus. El sindicato se ha puesto a disposición de los jugadores que se han contagiado (hay cinco del Valencia y alguno más en Segunda). Y, además, ha consultado a todos los capitanes de Primera y Segunda para compartir con ellos toda la información oficial de la que disponen a cualquier nivel (también sobre derecho laboral) y para poner en común los deseos de los jugadores a corto y medio plazo. Y ahí, AFE ha podido constatar que los jugadores tienen una doble obsesión: velar por al salud propia y la del resto de la ciudadanía (están siendo un ejemplo compartiendo vídeos trabajando desde casa) y, una vez que se supere este bache, estar a disposición de LaLiga y la RFEF para acabar el campeonato en los terrenos de juego.

La mayoría de estos futbolistas consultados telefónicamente y mediante videollamadas no ven con buenos ojos muchas de las alternativas que se manejan para encontrar al campeón, los descendidos y los ascensos de categorías. Entienden que al quedar aplazada la Eurocopa con casi toda seguridad, la Liga se podrá finalizar, aunque sea a puerta cerrada. Según ha podido saber AS, los capitanes son conscientes de que deberán apretarse los plazos y, por tanto, habrá que hacer un esfuerzo más y jugar más jornadas entre semana, pero están dispuestos a realizar ese sacrificio con tal de garantizar la pureza de la competición y no recortar fechas. Como si hay que comprometer parte de las vacaciones y recuperarlas cuando se pueda. Hay que tener en cuenta que muchos contratos de los jugadores, y renovaciones, dependen del número de encuentros disputados, de minutos de juego, goles, etc. Que se acabe ya la Liga, que sólo se tengan en cuenta los resultados de la primera vuelta o que el campeonato se quede desierto, no es algo que compartan. La posibilidad de un Playoff tampoco agrada mucho ya que sumaría mucho más estrés a una situación ya de por sí delicada, aunque lo ven como un mal menor. Poder hacerlo querría decir que, al menos, los días más oscuros ya habrían pasado. Que no es poco.

En el plano más institucional, algunas fuentes sindicales y otras de LaLiga aseguran que todo lo que se dice sobre el futuro del campeonato, sin provenir de fuentes oficiales, hace mucho daño a la competición, a los jugadores, a los patrocinadores y a todos los agentes protagonistas en la Liga. Lanzar el mensaje precipitado de que la Liga se acaba ya no hace más que agobiar al personal. Y no sólo porque los anunciantes amaguen con no cumplir con sus pagos hasta que todo se aclare. Es que los futbolistas, que son el centro de todo, se alarman sin que nadie (o muy pocos) les pregunte y les haga partícipes de las decisiones.