Referéndum paralizado
El club azulgrana aparca la consulta a los socios del Espai Barça y la planificación de la próxima plantilla. En cuanto a los fichajes, se aplazan reuniones, viajes y contactos presenciales.
Se encuentra el Barcelona en una situación complicada similar a la que están pasando la mayoría de las empresas: la parálisis de operaciones de cara a un futuro, el inmovilismo. En un momento muy sensible en cuanto a la planificación de la plantilla para el curso que viene, los ejecutivos del área deportiva se encuentran con la imposibilidad de poder concretar reuniones con agentes, clubes o la dificultad de tomar aviones para realizar viajes a observar partidos, que en el mejor de los casos se disputan a puerta cerrada, si es que no han sido suspendidos.
De la misma forma, la fecha para convocar el referéndum entre los socios para que decidan si dan luz verde al nuevo proyecto de financiación para la remodelación del estadio queda paralizada a la espera de lo que pase con la competición de LaLiga.
El Barça se había marcado como obligación que este referéndum se realizara un día de partido en el Camp Nou para facilitar la participación del socio, pero todo el plan previsto se ha venido abajo. Primero, porque no se sabe cuando se va a poder jugar con público; y, después, porque se teme que todas las competiciones vayan a quedar suspendidas.
En cuanto a los fichajes, se anda a la caza de un central, un lateral y un delantero centro. El extremo ya está cerrado, una vez que se firmó en enero al portugués Trincao. El delantero centro que gusta es Lautaro Martínez , el argentino del Inter, que sigue confinado en Milán, epicentro europeo de la pandemia.
Según Mundo Deportivo, los últimos centrales que gustan son Alessio Romagnoli, del Milan, y Dayot Upamecano, del Leipzig, además de otros objetivos. Con todos ellos, lógicamente, el contacto no puede ser personal.
A todo eso, sigue sin estar claro que Quique Setién vaya a ser el técnico de la próxima campaña. Dependerá de los resultados de una temporada de desenlace incierto tanto en el campo como en los despachos, a la espera de lo que pase con las competiciones en disputa.