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Óscar Rodríguez es el clavo ardiendo del Leganés

Ya es el máximo artillero del Leganés (7 goles) y siempre que marca, el equipo puntúa. Sus tantos han dado 10 puntos a los pepineros. Aguirre le subió el listón.

Óscar Rodríguez es el clavo ardiendo del Leganés
ANGEL SANCHEZDIARIO AS

Hay algo en la mirada de Óscar Rodríguez que marida pillería con bondad juvenil. Ahora también emerge cierta carga de responsabilidad. El mediocampista de Los Navalmorales fue ayer el autor del doblete con el que el Leganés rompió una racha de casi once meses sin vencer fuera de Butarque. Ante el Villarreal (1-2), el mediapunta desplegó virtudes de segundo delantero y, sobre todo, el temple y esfuerzo que le reclama un Javier Aguirre que lo felicitó con euforia contenida apenas terminado el partido. A sus 21 años, el chaval representa la esperanza al sur de Madrid. Él es el clavo ardiendo de los pepineros.

Óscar acumula ya siete dianas (ocho si se le suma la lograda ante Israel con la sub-21) que lo convierten en el máximo goleador blanquiazul y le permiten superar a Martin Braithwaite, hasta ayer el artillero supremo (seis tantos) del equipo que abandonó hace cosas de dos semanas, tras el llamado del Barça. El dato representa un hito en la carrera del propio Óscar, nunca tan desatado ante la portería rival como en el presente curso. La pasada temporada logró cuatro goles y en el Castilla (17-18) consiguió seis, su mejor registro en categorías senior del fútbol español.

Su evolución demuestra un cambio de rol en Primera División. Su debut en la élite fue extraordinario, pero aún tímido. Desatado de las bridas que lo contenían, ahora empieza a parecerse cada vez más al chaval que deslumbró de juvenil con el Real Madrid de Guti (entonces aún no era Gutiérrez), aquél que lo ganó todo en 2017. Sucede, sin embargo, que para alcanzar esta versión, ha necesitado también de raciones de banquillo.

Buscando al mejor Óscar

En lo que llevamos de campaña Óscar ha sido el tercer futbolista más sustituido de toda la Primera División, con 14 relevos, sólo por detrás de Joaquín (16) y Jorge Molina (15), de 38 y 37 años respectivamente. Tanto relevo implicaba cierta falta de fuelle en el tramo final de los partidos, un asunto que ocupaba a Javier Aguirre. El Vasco jamás ha ocultado que a su muchacho le faltaba fuelle físico. Fruto de esa carencia, de las rotaciones, y de una mayor exigencia defensiva y de despliegue, el entrenador mexicano ha dejado de contar con él en algunos de los últimos partidos.

Desde el 26 de enero, cuando el Leganés visitó el Metropolitano (aquel día fue suplente por primera vez desde el 3 de noviembre), Oscar ha empezado fuera del once en cuatro de siete partidos de Liga. Salió como suplente frente al propio Atlético de Madrid, Real Sociedad, Betis y Celta. Una dosis de suplencias que, visto lo visto, parece haber surtido efecto. En las dos últimas jornadas Óscar ha sido más Óscar que nunca.

Ante el Alavés, el pasado fin de semana, fue de nuevo el mejor. De sus botas nacieron las  ocasiones más destacadas, algunas al calor de las dejadas de Carrillo, con el que formó delantera ayer en Villarreal. Óscar se estrenó en una posición que ejerció a medio camino entre el '9' y el '10', lo que le permitió pisar más área sin descuidar esfuerzo en la presión y la defensa. Resultado: un golazo desde la frontal y un penalti para dar al Leganés la primera victoria de visitante y la segunda remontada del curso.

En la primera, ante la Real Sociedad, él, Óscar, también fue el autor del gol de la victoria. Como entonces, con el que anotó ayer desde los once metros también rompió una maldición. Era el primer gol del Lega de penalti en todo el curso. Los pepineros eran, de Primera, el único equipo que faltaba por estrenarse en esta suerte.

Los tantos de nuestro protagonista han dado al Leganés 10 puntos de los 23 que acumula en su casillero. Y es que, cada vez que Óscar marca, el Leganés, cuanto menos, puntúa. Así está sucediendo en la vigente campaña, pero también pasó así la pasada temporada. Su vínculo con el gol es especial. Para el Leganés, un manantial de esperanza en el desierto de desesperación en el que se había zambullido este curso.