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BARCELONA

Un Barça en cuarentena

El equipo de Setién continúa en la lucha por LaLiga y la Champions pese a las señales de alarma que desprende y que son públicamente ignoradas.

A pesar de los evidentes síntomas de alarma que desprende el Barcelona, el equipo de Setién recuperó temporalmente el liderato el sábado después de derrotar a la Real Sociedad en un partido agónico que se decidió mediante un penalti que decretó el VAR. Igualmente, el equipo blaugrana recibe dentro de diez días al Nápoles en la Champions después de empatar a uno en la ida disputada en San Paolo. Si gana ese partido estará en cuartos de la Champions.

Por tanto, el Barcelona vive dos realidades. Por un lado, con la clasificación en la mano, el equipo aspira a todo. Pero por el otro, las sensaciones que desprende son las de un equipo en cuarentena, débil y en regresión al que cualquier ventolera puede tumbar el día menos pensado.

El Camp Nou sigue siendo un fortín en el que se han ganado 40 de los 42 puntos disputados en LaLiga, pero los nervios en el estadio siguen estando a flor de piel. En los últimos tres partidos se ha silbado en un momento u otro al equipo y en los dos últimos encuentros el palco se ha llevado una buena ración de pañuelos. Las críticas a la junta contrastan con el apoyo de la grada de animación corporativa a la tarea del entrenador y su ayudante, que ha sido el ojo del huracán de la última polémica semanal que ofrece puntualmente el club con una precisión de reloj suizo.

Así que pese a levantarse, ni que sea en el marcador, del varapalo del Bernabéu, donde el Barça fue incapaz de dar media estocada a LaLiga, las sensaciones son contrapuestas en el barcelonismo.

De cara a la crítica, el equipo está involucionando. La plantilla merma, se han dejado de hacer las pocas cosas que se hacían bien, la producción goleadora ha bajado sustancialmente y cada partido es un parto. No obstante, de puertas adentro Setién se muestra confiado y satisfecho y achaca los problemas para sacar los partidos adelante a una combinación de falta de acierto en el remate y la gran entidad de los rivales que tiene enfrente.

De momento, a trancas y barrancas, el Barcelona ha comprado una semana más de tiempo con el triunfo del sábado ante la Real. Se presenta una semana limpia antes de encarar una fase determinante de la competición. La visita a un Mallorca que se juega la categoría previa a jugarse el pase a cuartos de la Champions contra el Nápoles. Dos partidos en teoría al alcance de este Barça en cuarentena. Pero con los enfermos ya se sabe, cualquier corriente de aire puede hacer que empeoren.