Enric Gallego, delantero de Osasuna, jugó en el Espanyol B en la temporada 2009-10. Repasando la plantilla de aquel equipo nos topamos con Lucas Porcar, diamante perico, internacional Sub-17, llamado a ser uno de los referentes del primer equipo. No llegó a debutar y se retiró con 27 años.
¿Cómo explicaría su carrera? Hay muchos aspectos que no dependen de ti. Estoy agradecido por lo vivido. Cuando un jugador va de joven a la Selección parece que si no llega a Primera es un fiasco. Pero es difícil, hay nuevos jugadores, otros que se destapan de mayores… La competencia es elevada. No soy el único caso.
¿Se siente frustrado? Tuve una trayectoria que no se puede cambiar. Es el camino que he vivido. Estoy orgulloso de mis experiencias en Villarreal B, Zaragoza o Xerez. Incluso en el Eupen de Bélgica. Pude vivir en el extranjero dedicándome a lo que me gustaba. Cada uno decide cuando acaba su etapa. Es bueno estar 15 o 16 años como también jugar cuatro o cinco. Mi etapa fue de nueve.
Y no logró debutar en Primera... Fui convocado en dos ocasiones con Pochettino. En el Calderón y ante el Racing. Pero no tuve la oportunidad de jugar.
¿No tiene una espina clavada? A cualquier jugador le hubiera gustado, pero una vez ha pasado todo uno se da cuenta de que no es tan fácil. Tuve la impresión de que con 27 años ya lo había vivido todo, lo bueno y la malo, y tuve que apostar por otro camino.
¿Le faltó ambición? No me faltó. Dependes de muchas circunstancias. Tuve una proyección que quizás se truncó en mi etapa en el Zaragoza. Fue una temporada en la que tuve que dar el salto y explotar con 23 años y no lo hice. Luego seguí jugando, pero lo veía como un oficio, no aspiraba a nada más que ganarme la vida haciendo lo que me gustaba.
¿Cuándo se dio cuenta de que debía dejarlo? Jugaba en L’Hospitalet. Me doy cuenta de que ya no disfruto del día a día. A partir de ahí, después de una larga reflexión, tomo la decisión de empezar de entrenador de cadetes en Sant Cugat. Ahora estoy en esa etapa de seguir creciendo. Y disfruto de mi día a día. Es vital.
¿Es difícil gestionar una carrera con tantas expectativas? Es complicado sobre todo cuando te ponen la etiqueta de ‘este tiene que llegar’. Hay que valorar el camino y no solo el si has llegado o no. Es difícil de gestionar. Pero hay otros casos, gente que sigue jugando a gran nivel. Y lo llevan bien.
Un ejemplo es Javi López, compañero suyo en aquel filial de 2009. ¿Se hubiera imaginado que llevaría diez años en el primer equipo? Javi era una persona que transmitía sacrificio y humildad. El Espanyol siempre ha tenido laterales que han durado muchos años. Se han juntado estos aspectos y también su rendimiento. Javi lo da todo, esté más o menos acertado. Es identidad del club. Se lo ha ganado. Es ilusionante haber estado con él en el vestuario.
Este domingo uno de los peligros de Osasuna será Enric Gallego, ex compañero suyo. Pasamos solo una temporada pero hicimos un buen vínculo. Era delantero y yo mediapunta. Recuerdo que cuando el entrenador explicaba los ejercicios, Enric siempre me preguntaba si lo había entendido. Yo le decía que sí, pero al minuto el entrenador me echaba la bronca porque no me había enterado. Enric es un ejemplo para cualquier persona que quiere superarse y conseguir sus metas.
También estará Fran Mérida... Es de los jugadores con más talento que he visto. Nos conocimos en las categorías inferiores. Su carisma era distinto. Quien seguía realmente la cantera veía que era él quien llevaba el peso del equipo. La trayectoria era espectacular y ha cumplido las expectativas. Es un ejemplo de perseverancia.
Usted logró un Europeo y un subcampeonato Mundial Sub-17 siendo, además, titular. ¿Qué rememora de aquello? Convivíamos un mes y tenemos recuerdos para toda la vida. Al margen de los partidos, añoro los torneos de ping pong en Corea del Sur. Había piques. Recuerdo que De Gea era una persona con un carácter especial pero con el que te lo pasabas muy bien. Tengo relación con David Rochela, del Deportivo, un tipo genial. Fue una buena experiencia.
¿Qué consejo le daría a los internacionales Sub-17 de ahora? Que se aislen al máximo del ruido, que disfruten del día a día y que sean mejor independientemente de dónde jueguen. El camino es largo, hay competencia y hay muchas situaciones deportivas y personales a gestionar. Los que llegan es porque están habituados a competir desde muy pequeños.
¿Cuál es el mejor recuerdo que se lleva de un partido? Los dos goles que le metí al Barcelona B en el Mini Estadi, con mi familia en la grada, cuando jugaba en el Xerez. Soy muy perico. Y siempre le he marcado goles al Barcelona en las categorías inferiores.
¿Cree que el Espanyol se salvará? El cambio desde que llegó Abelardo está siendo positivo. Me da esperanza de que puedan salvarse. Los fichajes de invierno fueron acertados.
¿Se esperaba más de una temporada en la que 12 años después se volvía a Europa? Se fueron piezas importantes, pero creo que los que llegaron no eran malos fichajes. Quizás existió un temor excesivo a jugar tres competiciones, se presionaron demasiado. No creo que la planificación fuera tan mala. Como aficionado, me hacía ilusión jugar en Europa, pero hay que cambiar la mentalidad. Salvarse ahora debe considerarse un éxito. Espero que el club haya aprendido de esta experiencia.
¿Y ahora a qué se dedica? Empecé el año como entrenador en el Villarreal y cursando psicología en Castellón. Sigo viviendo allí pero ya no entreno. Entre medio también estuve en Sabadell. Me apasiona acabar psicología, la empecé con 19 años en el Espanyol.