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LEGANÉS

Villarreal le debe una al Leganés

Las tres visitas de los pepineros en Primera se saldaron con derrota por 2-1. La primera, en 2017, llegó cargada de injusticia y rabia tras un gol con la mano de Bakambú en el 92’.

Actualizado a
Villarreal le debe una al Leganés
ANGEL SANCHEZDIARIO AS

El próximo domingo el Leganés visita Villarreal (18:30). La Cerámica es, para los pepineros, la tierra de la reiteración. Un derrota constante y repetida. En las tres ocasiones en las que lo han visitado en Primera, en las tres cayeron. Y todas por el mismo resultado: 2-1. Llamativo. Maldición que comenzó en 2017 con la injusticia contaminando el marcador. Fue la tarde del gol de Bakambú con la mano. Y de su molesta celebración tuitera. Y de la rajada de Herrerín. Entonces no había VAR y esa canallada tumbó a un Lega que, como éste, se jugaba la vida. La Cerámica le debe una al Leganés.

Recapitulemos. Aquella temporada, la 16-17, el Leganés se estrenaba en la élite. Se plantó aquella tarde en Villarreal con el orgullo de visitar un equipo ya convertido en grande. La clasificación mantenía al novato flotando a poca distancia del descenso. Apenas cinco puntos. Era 22 de abril. La jornada, la 33.

Garitano y sus muchachos desplegaron un partido rugoso sobre la pradera del Submarino Amarillo. Lo normal. Aquel Leganés, como éste, tenía serios problemas para ganar lejos de casa. Pero también era complicado ganarle. Su once aún desprendía aires de novato, por mucho que el devenir de los encuentros desvirgara a muchos de sus jugadores en la élite. El dibujo: un 5-3-2 que ahora es norma para Aguirre. Él lo heredó de Pellegrino.

Resistencia, milagro e injusticia

Arrancó la batalla y el choque se convirtió rápido en una pared para los locales. Vertical. Inabarcable. Hasta que Bakambú derribó el muro. Goleó a Herrerín en un remate seco (68’) y lo festejó con rabia. Garitano mascullaba pánico. Tocaba remontar. Y se remontó. El gol del empate lo hizo Guerrero en el 90’. Más que un gol fue una pandemia de euforia que contagió a todos los pepineros hasta que Bakambú vacunó de nuevo la felicidad blanquiazul. Lo hizo, eso sí, con trampa.

El ariete sacó a pasear la mano en un centro desde la izquierda. No fue como la de Dios, pero tuvo la suficiente habilidad como para engañar al árbitro y meterla. Jaime Latre se la comió. Y como no había VAR, dio por válido el gol mientras el ariete lo festejaba haciendo el gesto de las gafas. La imagen la retuiteó luego en su cuenta sin tener en cuenta el daño que hacía a un rival muy tocado tras su trampa y ya de por sí mosqueado con lo sucedido en el césped.

Bakambú en el momento de rematar con la mano
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Bakambú en el momento de rematar con la manoCAPTURA DE TELEVISIONDIARIO AS

Que se lo pregunten a Herrerín. Qué mosqueo el suyo. “El árbitro no ha visto nada, el línea tampoco, no lo entiendo, si lo hemos visto todos... No es tan difícil (…) Es otra más para apuntar, es una acción clara, el tiro se mete hacia dentro y va hacia mis manos. (Bakambú) no llega con la cabeza y mete la mano. Parece que es muy fácil pitarnos. Es una mano imposible de no ver. La han visto hasta los jugadores del Villarreal, que nos lo han dicho”, cargó el portero en la flash interview con palabras cargadas de un sentimiento pepinero llamativo. Apenas había aterrizado en noviembre, y ya parecía leganense de pura cepa. Casi de San Nicasio.

El caso es que sus protestas no sirvieron de nada. El Leganés perdió y comenzó la maldición de derrotas por 2-1 que lastra a los pepineros en La Cerámica, el estadio que, desde entonces, le debe una al Leganés en LaLiga. Este domingo, a las 18:30, Javier Aguirre y sus jugadores pretenden cobrársela. Y a ser posible, con victoria para seguir soñando con la salvación.