Una organización que agrupa a ultras seguidores de diversos clubes alemanes han amenazado con provocar interrupciones y hasta terminaciones adelantadas de partidos en la jornada de este fin de semana la Bundesliga para defender su derecho a la protesta.
La oganización "Fanszene Deutschland" ha enviado una carta a la Federación Alemana de Fútbol (DFB) titulada "Castigos colectivos para proteger a un multimillomario".
El origen del conflicto actual es una sanción impuesta a los seguidores del Borussia Dortmund que no podrán acompañar a su equipo durante dos años a los partidos a domicilio contra el Hoffenheim por insultos y pancartas que se han interpretado como amenazas de muerte contra el dueño de este último club, Dietmar Hopp.
En la jornada pasada hubo varias acciones de solidaridad de diversos grupos de ultras con los seguidores del Dortmund y la que más llamó la atención fue la de la curva del Bayern, con pancartas con insultos contra Hopp en el duelo contra el Hoffenheim.
Las pancartas contra Hopp llevaron a que en los últimos 13 minutos de ese partido los jugadores de los dos equipos hicieran una especie de huelga de brazos caídos y se dedicaran a pasarse el balón entre ellos en el círculo central.
Durante la semana ha habido una discusión de hasta donde pueden llegar las acciones de protesta en las curvas y donde empiezan los límites de la libertad de expresión.
De parte de la DFB y los clubes hay una posición según la cual estos límites terminan cuando se empieza a injuriar a una persona concreta, cuando se llama a la violencia o cuando se llama a la discriminación o al racismo.
Los ultras, por su parte, critican que en casos de insultos racistas en el pasado ni los clubes ni la federación habían asumido una actitud tan dura como la que han asumido ahora en defensa de Hopp.
"Se trata de combatir nuestra cultura de aficionados. Los beneficiarios del negocio del fútbol tratan de dividir a las curvas con este tema para finalmente sacar del estadio a los aficionados activos porque estos son los que permanente ponen el dedo en la llaga", dice el comunicado.
Los ultras reclaman para si ser los defensores de los derechos de los socios en los clubes frente a los grandes inversores, de las entradas baratas y de los horarios que favorecen a quienes van al estadio.