La espina de Zidane
El francés no ha ganado, como entrenador, ningún Clásico liguero en el Bernabéu, mientras que el Madrid no conoce la victoria ante el Barça en su feudo desde la 14-15.
Si el Zidane jugador debutaba con victoria en su primer Clásico liguero en el Bernabéu (2-0) en noviembre de 2001, gracias a los goles de Morientes y Figo, el Zidane entrenador todavía no sabe lo que es celebrar esa tesitura. Bien es cierto que la muestra no es amplia. Dos son las ocasiones en las que el Barça ha visitado al Madrid con el francés en los banquillos, pero en ambas ha robado los tres puntos. La primera complicó la única Liga ganada por Zidane en la jornada 33 de la 2016-17 (2-3), la segunda fue un duro golpe (0-3) en la primera vuelta de la 17-18 de un campeonato liguero sin historia que tiranizó el conjunto blaugrana (sacó 14 puntos al Atleti y 17 al Madrid).
A la más lejana en el tiempo llegaban los blancos lanzados y dispuestos a sentenciar la Liga y salieron con los culés a tres puntos y con una víctima: Gareth Bale. El extremo llegaba tocado al partido y su desempeño en el choque mostró que su recuperación no era total. ¿Resultado? Sustituido por Asensio en el minuto 39, malgastando un cambio que podría haber revitalizado a su equipo más adelante y mermando la confianza que le profesaban Zidane y la grada del Santiago Bernabéu. Ni Bale se sinceró, ni Zidane lo percibió, pero el mayor damnificado fue el jugador. El Madrid ganó el doblete de Liga y Champions, pero el del Cardiff no fue de la partida en la final ganada a la Juventus (1-4) en el Millennium Stadium de su ciudad natal. Este Clásico fue el primer capítulo de un libro de desavenencias que esta temporada no para de acumular gramaje.
Otra intrahistoria guarda el segundo. El Madrid llegaba al choque haciendo la goma, con la esperanza de agarrarse a un Barcelona de Valverde que gobernaba el campeonato doméstico con mano de hierro. Y Zidane trató de repetir aquello que le coronó en la Supercopa de España: marcaje al hombre de Kovacic a Messi. Los de Zidane lo pagaron y se desmontaron en los segundos 45 minutos. Gol de Suárez en el 54', del propio Messi en el 64' y de Aleix Vidal en el descuento para sentenciar prácticamente la Liga antes de Navidad y dejar al técnico asumiendo su error de planteamiento. El mal poso liguero sería olvidado en el Estadio Olímpico de Kiev con la decimotercera (3-1). Con Bale de nuevo suplente, aunque esta vez se puso la capa de héroe de las finales con su doblete al Liverpool.
Aunque no todos los episodios en el Bernabéu con estos actores amargan a Zizou. La Supercopa de España de 2017 supuso la confirmación de la superioridad de un Real Madrid que levantaba su séptimo título con el galo al frente. Sin Cristiano, pero con Asensio. El mallorquín derribó la puerta de la titularidad en ausencia del portugués a base de zurdazos, como el que abría el marcador a los cuatro minutos del enfrentamiento. Si la Supercopa venía sentenciada de la ida (1-3), la vuelta sirvió para confirmar cómo el Barcelona seguía noqueado por la marcha de Neymar. Partido coral de los blancos que seguro sueñan repetir para acabar con la maldición liguera.
Sin victorias en casa desde la 2014-15
Y es que el 'miedo escénico' del Santiago Bernabéu no parece afectar al Fútbol Club Barcelona últimamente. Si las visitas blaugranas en Liga están malditas para Zidane, no lo están menos para el Madrid en su conjunto. Hay que echar la vista muy atrás para recordar la última victoria local en un Clásico liguero. Hasta el 25 de octubre de 2014, más concretamente. El equipo dirigido por entonces por Carlo Ancelotti derrotaba por 3-1 a los de Luis Enrique y se colocaba a un punto del conjunto azulgrana. Cristiano, Pepe y Benzema remontarían el tanto de Neymar y lograban una victoria que no evitaría que el Barça levantase el título con dos puntos de ventaja.
A los dos partidos con Zidane al frente hay que sumarle el 0-4 que sufrió un Rafa Benítez que empezó convenciendo, pero instaló el runrún en la grada tras la sonrojante derrota sufrida a manos de Luis Enrique y los suyos. Luis Suárez en dos ocasiones, Neymar e Iniesta fueron, junto al caso Cheryshev en Copa, y la irregular marcha liguera los principales verdugos del preparador madrileño.
Mientras que la última de los cuatro fracasos consecutivos se produjo hace prácticamente un año. El Madrid de Solari se desarmaba ante la solidez de Piqué y Lenglet y la eficacia de Rakitic, que marcaba el único tanto del encuentro (0-1). Vinicius y Reguilón, triunfos del argentino, fueron de lo poco reseñable de un conjunto blanco que se colocaba a doce del Barça y firmaba su rendición liguera. El Clásico fue la segunda cumbre del tridente que no pudo superar Solari en su semana negra: eliminación copera el 27 de febrero, derrota en Liga el 2 de marzo y eliminación en Champions el día 5. El día 11 volvería Zidane a tomar los mandos de una nave blanca cuyo rumbo sigue tratando de enderezar. Una victoria el domingo acabaría con los fantasmas que rodean las visitas de Messi y compañía y permitiría al marsellés, y al Madrid, sacarse de una vez la espina azulgrana del zapato.