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CELTA - LEGANÉS

Aspas, en río revuelto

El Leganés vive una semana bastante complicada tras la pérdida de Martin Braithwaite mientras que los célticos llegan en su mejor momento de la temporada.

Actualizado a
Iago Aspas posa para AS en Balaídos.
Lalo R. Villar / Diario As
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La penitencia del Leganés está siendo excesiva. Tras perder a En Nesyri en el mercado invernal, ahora llega el Barça y le da la puntilla con el clausulazo de Braithwaite, aún por encima sin margen de maniobra. Para terminar la fatídica semana, tendrán que madrugar para afrontar, quizás, el partido más importante de la temporada. Lo único que les falta es que la mantequilla esté caducada en el desayuno (sigue el encuentro en directo en As.com).

Mientras en Butarque las nubes son cada vez más negras, en Balaídos el cielo se ve cada vez más despejado. Sólo una derrota en los últimos seis partidos, remontada heroica ante el Sevilla y punto épico en el Bernabéu. Smolov ya golea, Rafinha enamora cada vez que aparece y Aspas sigue siendo Aspas. Se nota que Óscar ha encontrado la varita mágica. Todo lo que toca, se convierte en oro.

Tensión. Expuesto el panorama, el Celta no está salvado ni el Leganés está muerto, y menos con Aguirre al frente. En cuanto Munuera Montero dé el pitido inicial, Balaídos se convertirá en una batalla campal en la que 22 soldados irán a cada disputa como si fuera la última. Habrá nervios en cada acción por lo mucho que está en juego y los noventa minutos serán más largos que nunca. El puñetazo del que venza no será, ni mucho menos, definitivo, pero sí derramará mucha sangre en el adversario.

Aguirre ordenará una trinchera infinita con dos líneas impenetrables, dejando a Carrillo arriba en solitario para hacer las funciones de Braithwaite. En el otro bando, Óscar saldrá con todo a por el triunfo. Ya demostró en Mestalla y en el Bernabéu que nunca se conforma con un punto, así que hoy todavía con más razón. La estrategia es sencilla, balones a Rafinha y a Aspas para que inventen. Quieren pescar en el río revuelto del Leganés como si fuera una batea de la Ría.