Quinto empate consecutivo del Rayo Vallecano
No hubo goles en un partido intenso y en el que hubo un remate al palo de los madrileños y un posible penalti sobre Joselu.
Tenerife y Rayo empataron sin goles en un partido con intensidad y ocasiones, pero falto de puntería. El cansancio pasó factura en los blanquiazules que terminaron pidiendo casi la hora. El encuentro empezó intenso y con el cuadro visitante pisando el área blanquiazul pronto, pero sin concretar el centro que llegó desde la izquierda. Se repuso el Tenerife y a un buen pase de Álex Muñoz no llegó Dani Gómez por centímetros.
Estuvo a punto de caer el 0-1 cuando un remate de Mario Suárez desde la frontal dio en el palo derecho e Ortolá y en el rebote, Isi lanzó a las nubes (9’). El Rayo se adueñó del balón y ganó protagonismo en el partido. Poco a poco, la situación se fue emparejando, aunque sin llegadas claras. Un robo de Joselu propició una contra peligrosa, Nahuel dejó pasar el balón entre sus piernas que llegó a Dani Gómez, pero tardó en definir y le molestaron (23’) en el momento justo.
A la media hora todo el estadio pidió penalti por falta sobre Joselu dentro del área, pero el colegiado no vio nada y dejó seguir. A la contra, el Rayo casi acierta con medio Tenerife protestando. Insistía el conjunto de Baraja, pero le faltaba el último recurso para desnivelar. Montiel robó un balón y lanzó por encima del larguero (37’). Antes del descanso, la tuvo Suso, pero su cabezazo lo sacaron en la línea.
A la vuelta de los vestuarios, salieron un poco más apagados, aunque Aitor Sanz lo vio claro y probó a puerta desde 30 metros, pero su disparo salió apenas desviado. Joselu volvió a estar cara a cara con Dimitrevski, pero el delantero se apuró en su disparo y tapó el portero.
El duelo se niveló, aunque los de Jémez lo tenían un poco más claro a la hora de atacar, aunque en el área insular no estuvieron finos. En la recta final, los locales se metieron muy atrás, dejándole al Rayo la iniciativa y la pelota. Óscar probó desde lejos, pero repelió Ortolá con apuros. Álvaro, también la tuvo, pero no supo resolver.