El Valencia camina o revienta
Los partidos contra el Atlético y Atalanta servirán de termómetro para ver hasta qué punto está enfermo el equipo de Celades, principal sustento del crédito social del club.
Los ecos de una crisis se oyen de fondo en Mestalla tras la eliminación de la Copa y la derrota sin paliativos en Getafe. Los partidos contra el Atlético y Atalanta servirán de termómetro para ver hasta qué punto está enfermo el equipo de Celades, principal sustento del crédito social del club.
Las secuelas de Granada y Getafe
El Valencia regresó ayer al trabajo con la cabeza aún embotada por el varapalo sufrido en Getafe. La frase de Gabriel Paulista resumió el sentir general: “Fue todo una mierda, en defensa, en ataque...”. Las confesiones en privado que desde hacía varias semanas se vertían desde el vestuario blanquinegro es que llevaban más puntos de los que quizás merecían, recordando partidos en Mestalla como el del Eibar o Celta de Vigo.
Esos puntos ‘de más’ son los que hacen que estadísticamente hablando el equipo esté hoy mejor de lo que estaba hace un año. 37 puntos, a dos de la zona Champions, por los 31 del curso anterior, cuando estaban a seis. Pero así como entonces la sensación era que el equipo iba in crescendo, empujada esa inercia por su trayectoria en la Copa del Rey; ahora, tras el golpe anímico en el Coliseum, sucede a la inversa, potenciado por el KO ante el Granada.
De ahí que el efecto de choque que supuso el triunfo contra el Barcelona para diluir el mal sabor que dejó la Supercopa de Arabia y la derrota en Mallorca, se ha disipado y se afronten los partidos ante el Atlético, Atalanta y Real Sociedad sin tener la certeza de si serán un punto de inflexión o por contra se potenciará una caída libre.
La hora de Albert Celades
El catalán cerró en Getafe su peor semana desde que llegó al cargo: eliminación en Granada (con 20 remates en contra, aunque allí sí hubo respuesta de los suyos) y goleada en Getafe (22 remates a Jaume, por ninguno del Valencia). Ello a los pocos días de saber que perdía a Garay por lo que restaba de temporada y siendo consciente del poco margen de maniobra que tiene el club a la hora de encontrarle un sustituto, por más que él insista en que necesita otro central.
El Valencia de Celades, un técnico que tuvo la virtud de saber ganarse a un vestuario perplejo por la salida de su sustituto, llegó a Navidad sin haber encajado dos derrotas seguidas y, sin embargo, en lo que llevamos de 2020, ya las ha encadenado en dos ocasiones (Real Madrid y Mallorca; Granada y Getafe).
Hasta la fecha su momento más delicado lo había vivido tras un empate en Lille (que le remató 27 veces) y una derrota en Pamplona (29). Pero entonces, por más rápido que vaya el fútbol, ni se habían cumplido los cien días de gracia desde la llegada de Celades al banquillo. El problema, ahora, es que no encuentra remedio a ese mal de goles encajados que acompaña a su Valencia, sobre todo a domicilio en Liga (solo una vez dejó su portería a cero lejos de Mestalla, en San Mamés).
Los 32 goles encajados -cuando aún restan 15 jornadas para terminar el campeonato- torpedean el objetivo de meterse en Champions. El año en el que más goles encajó cuando acabó entre los cuatro primeros fueron 44 goles en contra (2011-12). En sus tres últimas clasificaciones para la Champions acabó la Liga con 35, 38 y 32 goles encajados respectivamente.
A su favor este año está jugando el hecho de que hacía nueve temporadas que un tercer clasificado no sumaba tan ‘pocos’ puntos como los que lleva el Getafe (43), de ahí que el Valencia siga metido en la pelea junto al cuadro azulón, Atlético, Sevilla, Real Sociedad y Villarreal. De ahí que no se ajuste a la realidad hablar hoy de crisis, pero sí de conato. Además, como dijo Rodrigo: “Este equipo no es sospechoso de no intentarlo hasta el final”.
Los cimientos de Anil Murthy
La coyuntura actual de resultados y sensaciones pone a prueba los cimientos del proyecto de Peter Lim, que encabeza Anil Murthy y al que sumó a la causa a mediados de enero a César Sánchez, aunque el Director de Fútbol no haya sido aún presentado. De momento en el club se ‘justifica’ con el VAR la derrota en Granada y se relativiza la sufrida en Getafe, básicamente por lo el calendario que se les viene encima.
Pero hay nervios de cara al viernes, porque se mira con preocupación a la enfermería y se sabe de la importancia que le da el Atlético al partido. La plantilla rojiblanca, consciente de lo que se juegan, pagará a sus aficionados las 508 entradas reservadas para la grada visitante.
El partido contra los rojiblancos servirá para calibrar también el talante de Anil Murthy, que en una situación de tensión, aunque entonces con Alemany aún de cuerpo presente, mandó callar a la grada de Mestalla (contra el Alavés).