La venganza de Florenzi
Romano y romanista, deja su casa tras casi 20 años por la mala relación con Fonseca: en el Valencia quiere volver a demostrar su valor.
Alessandro Florenzi ha cerrado en estas horas una historia larguísima con la Roma. Llegó a la cantera del club en 2002 y, menos una temporada cedido en Crotone (2011/12), nunca había dejado la disciplina giallorossa… hasta hoy.
La ruptura llega por una relación con Paulo Fonseca que nunca ha despegado: entre diciembre y los primeros partidos de enero salió de inicio cuatro veces seguidas, y parecía haber vuelto a ser protagonista. La exclusión del derbi del pasado domingo, sin embargo, dejó clara la intención de prescindir de sus servicios.
El futbolista considera su etapa romanista acabada y quería un traspaso: sin embargo, el Valencia ofrecía una cesión con una opción de compra que la Roma consideró demasiado baja. Desprenderse de un capitán por 12 millones no habría dejado en un buen lugar a la directiva: la esperanza es que el jugador, en estos seis meses, vuelva a demostrar su potencial y dispute una gran Eurocopa, para buscar después una venta más rentable.
Florenzi, con 28 años, llega a Valencia con ganas de venganza tras meses de polémicas y críticas. Es un lateral con mucho recorrido, utilizable también como extremo: en ocho temporadas romanistas, ha firmado 28 goles (inolvidable el que marcó ante el Barça desde el mediocampo, en 2015) y 32 asistencias. Empuja fuerte y bien, ha mostrado algún defecto en la fase defensiva (y, por eso, perdió protagonismo en Roma), pero un fútbol con más espacios y menos táctico como el español, quizás, puede exaltar sus características.
Renunciar al brazalete giallorosso, que heredó de De Rossi y dejar su casa siendo romano y romanista ha sido un golpe duro pero Florenzi, ahora, quiere pasar página y regresar al nivel que prometía su talento. Al italiano, ganas no le faltarán.