"Queremos irnos ya. Nuestra salud está en juego"
Pedro Morilla, director deportivo del Wuhan Shangwen Three Lions, es uno de los españoles que continúan atrapados en Wuhan. El sevillano solicita la repatriación urgente.
"Seguimos esperando que nos digan cómo y cuándo nos vamos". Son las palabras de Pedro Morilla, uno de los españoles que continúa en Wuhan, el foco de un coronavirus que ya ha dejado 132 muertos y más de 6.000 infectados. El director deportivo del Wuhan Shangwen Three Lions, cuya cantera superó a la de equipos de Primera División y fue elegida hace tan solo unas semanas como la mejor de China, afronta el séptimo día de reclutamiento con la esperanza de volver pronto a España. "Queremos irnos ya. Nuestra salud corre riesgo y necesitamos volver a casa. Cuando la situación se normalice volveremos a Wuhan para continuar con nuestro trabajo", descubre.
Morilla cuenta que, tanto él como todos los españoles de su alrededor -"nueve entrenadores, la esposa de un compañero y dos niños de dos años y tres meses respectivamente"-, han seguido a rajatabla todas las indicaciones del gobierno chino: "La sociedad en general se está comportando de manera ejemplar. Nosotros llevamos siete días encerrados en un residencial privado y solo salimos en un primer momento para comprar comida". El español asegura que los mayores momentos de nerviosismo tuvieron lugar hace una semana: "El día 22 entrenamos con normalidad y el cierre de la ciudad nos pilló por sorpresa. Nos enteramos por televisión y, por miedo a lo desconocido, salimos a comprar avituallamiento".
Pedro Morilla es consciente de que, a su vuelta a España, deberá someterse "a los controles médicos que haga falta". "Queremos regresar porque, al paralizarse nuestra actividad profesional, aquí ya no pintamos nada. Pero tampoco queremos ser un problema. Nosotros mismos exigimos que se demuestre que estamos bien y no llevamos el virus dentro. Esperamos ser tratados con eficacia", añade el sevillano, apenado por la situación que vive una ciudad tan "alegre" como Wuhan. "Es positivo que todo el mundo esté en casa cumpliendo las normas del gobierno para que el virus no se expanda, pero es una pena verla así", completa.
Sí consiguió regresar a España Roberto Mickel, director de análisis del Shenzhen FC. El canario, ya en casa, vive preocupado por todas las noticias que llegan desde China: "Me cuentan que la policía tuvo que ir a mi barrio a por tres personas sospechosas de tener la enfermedad. La gente está ocultando los primeros síntomas porque temen sufrir un resfriado común y contraer el coronavirus en el hospital". Roberto desvela que, para evitar la propagación del virus, el gobierno de Shenzhen compensará con 39 euros diarios a todas las personas que contraigan la enfermedad o estén pendientes de los resultados. "En mi ciudad ya hay 80 casos, pero una amiga enfermera me cuenta que hay muchos más de los que comunican", añade.
Shenzhen está situada en el delta del río Perl, una región del tamaño de Extremadura que cuenta con una población conjunta que supera a las de Canadá y Australia juntas. Más de 65 millones de personas situadas en el camino de todos los que anhelan llegar a Hong Kong, donde se ofrece atención gratuita a los afectados por el coronavirus. "Es peligroso porque en la zona hay mucha gente que está de paso. Si tienen el virus y hacen ese tipo de viajes pueden dejar una gran cantidad de contagios por el camino", desvela Roberto Mickel. El español se muestra "sorprendido" por lo fácil que le resultó llegar a España. "Al salir de China no te hacen ningún control. Parece que piensan 'si tienes el virus y quieres salir sal, ya te pararán en otro sitio'. Yo hice escapa en Emiratos y al llegar a España no pasamos ninguna inspección. Es verdad que el vuelo no venía directo desde China, pero son pocos los que no hacen escala porque es mucho más barato. Creo que el riesgo de que llegue aquí es muy alto", detalla.
En lo futbolístico China está paralizada. La AFC anunció hoy que los equipos chinos disputarán las tres primeras jornadas de la Champions League asiática fuera de casa. "Sobre la Superliga, que debería empezar el 22 de febrero, aún no tenemos noticias. Puede que los partidos se jueguen a puerta cerrada o que se aplace el inicio del campeonato. También reestructurarán la Copa, en la cual parece que reducirán el número de equipos participantes", desvela Roberto Mickel, preocupado por la situación de muchos de sus compatriotas. "Lo que más me inquieta es la situación de los muchos españoles que trabajan en el fútbol base chino. Si los padres deciden retirar a sus hijos los clubes tendrán pérdidas y puede que se queden sin trabajo", sentencia.