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BARCELONA

Primera crisis de comunicación Quique Setién-vestuario

El entrenador ya admite que "igual los jugadores no interpretan bien algunas cosas" o el cuerpo técnico no lo explica bien. Los jugadores cuestionan en parte su discurso.

"Igual los jugadores no interpretan bien algunas cosas", dijo Quique Setién en la sala de prensa de Mestalla después de perder su primer partido como entrenador del Barça. No fue una frase altiva. Quique también admitió que "igual nosotros no les estamos explicando bien". Pero sí fue la primera demostración que el mensaje del técnico cántabro no está llegando con nitidez al vestuario. Y eso es un problema gigante. Mucho más cuando estamos en la segunda semana de Quique en el banquillo del Barça. Cualquier vestuario suele estar receptivo al mensaje que le transmite un entrenador nuevo en los primeros días. La llegada de un nuevo jefe es un estímulo. Era importante que las dos o tres primeras ideas calasen. Y está costando.

Sorprende también la radicalidad con la que Setién ha llegado al vestuario del Barça. Donde todos imaginaron un entrenador que siguiese las huellas del cruyffismo, con un fútbol rápido, divertido, eléctrico y arriesgado, abierto en los extremos, ha encontrado un equipo conservador. El Barça no arriesga el balón pero, hay más, le ha dado la vuelta al dibujo como un calcetín. Del 4-3-3 de Valverde que se convertía en 4-4-2 cuando los azulgrana defendían, el equipo se ha reinventado con un 3-1-4-2 en el que el 50 por ciento de los pases se los dan los tres de atrás y el mediocentro y en el que, sobre todo, el equipo ha perdido el oremus en el balance defensivo. El Valencia le hizo dos goles pero pudo hacerle mucho más.

Es muy contradictorio lo que ha ocurrido en el Barça. La destitución de Valverde y el fichaje de Setién generaron unas expectativas enormes entre la afición, que mantiene su fe en el cántabro. Sin embargo, el vestuario ya admite que falta profundidad en el juego y las declaraciones del entrenador después del partido de Valencia gustaron poco.

El Barça tiene un calendario relativamente asequible el próximo mes antes de afrontar los octavos de final de la Champions ante el Nápoles. Jugará en Copa ante el Leganés y en Liga ante el Levante en el Camp Nou. Luego podría afrontar los cuartos de final de Copa y un partido de Liga en el Villamarín. Finalmente, y antes de Nápoles y el Bernabéu, se medirá al Eibar. El equipo está a tiempo (cada vez menos) de rehacerse. Pero Setién y el vestuario están obligados.