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LA CONTRACRÓNICA / VALENCIA-BARCELONA

Maxi Goles y su socio Ferran

El Valencia hizo contra el Barcelona lo que tanto añoró Celades de los suyos contra el Real Madrid en la Supercopa y Real Mallorca en Son Moix: rebelarse contra las adversidades.

Actualizado a
Maxi Gómez.
David González.

Rebeldes. Las estadísticas decían que el Barcelona no perdía en Mestalla en Liga desde 2007, que sin Dani Parejo el Valencia no ganaba en casa desde 2014 y que Celades aún no había ganado un partido sin Rodrigo, que de salida empezaba desde el banquillo porque su rodilla no estaba para muchos trotes. ¿Qué más podía salir mal? Pues que Ter Stegen le parase un penalti a Maxi Gómez. Pero el Valencia hizo lo que tanto añoró Celades de los suyos contra el Real Madrid en la Supercopa y también contra el Real Mallorca en Son Moix: rebelarse contra las adversidades. Y lo hizo en mayúsculas, porque el Barcelona tuvo la posesión y poco más. El Valencia pasó por encima del planteamiento de Quique Setién en la primera mitad, en la que Ter Stegen hizo de Messi, y supo materializar y rentabilizar sus ocasiones tras el descanso, con un resolutivo Maxi Gómez. El charrúa cuajó una actuación soberbia. Por arriba, por abajo, en la media y en el área. El Valencia, con Maxi, tiene un delantero que tiene ante todo gol, algo que hacía mucho que no pasaba. Por eso, qué bueno que viniste, “u-ru-gua-yo”. Post-data: ¿Y la renovación de Ferran, para cuándo? Qué bueno es el chaval de Foios y lo que está tardando el Valencia en sentarse a negociar su continuidad.

Autoestima. La de ayer fue la primera gran victoria de Celades en Mestalla, por el adversario y por sensaciones. Hasta la fecha sus triunfos más sonados fueron en Londres, Bilbao y Ámsterdam. El Valencia, sus futbolistas, tras el sinsabor que les dejó su imagen ante el Real Madrid, necesitaban recuperar la autoestima que ante rivales de postín; el plus que supone para creerse que no tienen techo. Todo eso, además de tres puntos con sabor a Champions, es lo que se llevaron los de Celades a casa. Ello tras una tarde que comenzó con unos incidentes en los aledaños de Mestalla tan repulsivos como retrógados, que no tienen más vinculación con el fútbol que el uso que se hace de este deporte como excusa para poner fecha y lugar a la trifulca.

Gil Manzano. El Valencia fue tan superior al Barcelona que ganó a pesar de la actuación de Gil Manzano, que no estuvo nada afortunado. Aplicó bien el reglamento cuando no expulsó a Piqué por el penalti sobre Gayà, pero erró gravemente cuando frenó en seco un contragolpe de Ferran al no conceder la ley de la ventaja y también cuando anuló un gol a Paulista (con la ilusión que le hace al pobre marcar su primero con el Valencia) por una falta que el VAR después le dijo que no era. Por el primero pidió perdón en directo, cosa que le honra pero no libera de culpa. Aún así hubo polémica, porque Gil Manzano sí hizo el gesto del “sigan, sigan” y, sin embargo, después, cuando el balón iba hacia Ferran, paró el juego. El argumento que el colegio le dio a los blanquinegros es que hizo el gesto de ley de la ventaja por la posición de Gameiro, pero que no vio a Ferran y cuando vio el balón que iba hacia ese lado, paró. Bueno, vale, aceptamos barco y sus disculpas. Pero lo del gol de Paulista tiene miga, porque es un error que no se rectificó a favor del no infractor, en este caso el Valencia, sino que se maquilló haciendo repetir el saque de esquina.Menos mal que Maxi Goles estuvo por Mestalla.