Se busca al Valencia
Vestía de blanco y negro. El Valencia salió una mañana de enero a pasear y aún no ha vuelto por casa. Era el 4 de enero, vestía de blanco y negro y el último lugar en el que se le vio fue en Mestalla. Testigos presenciales dicen que ese día ya parecía otro, que durante el descanso del partido contra el Eibar se transformó en una mala copia de equipo, pero como era Navidad y su gente se fue feliz por la victoria, aquel día nadie le echó en falta. Pero en aquella segunda parte ya no estaba. O al menos ya dio síntomas de no ser el mismo, como tampoco lo fuera en Valladolid. El problema es que el Valencia que hemos visto desde entonces no es ni tan siquiera una mala copia de lo que puede llegar a ser sino una caricatura de mal equipo del montón. En la Supercopa de España contra el Real Madrid transmitió pena y ayer en Mallorca, vergüenza. No lo dice un servidor, que también. Lo dijeron dos de sus capitanes. Así Parejo calificó de indigno el partido hecho por él y sus compañeros mientras que Gayà metió el dedo en la llaga mentando a la “actitud”. Sin intensidad en esta Liga, que es más física que de fútbol, no hay paraíso sino purgatorio.
El gol de Raillo. Digamos que no fue tan llamativo como el gol olímpico de Kroos pero, a efectos de concentración del colectivo, igual de lamentable. Raillo remató en el área de Jaume más solo de lo que está el jefe de los servicios médicos del Valencia. Solo habían transcurrido seis minutos y los de Celades tropezaban en la misma piedra. Pero así como en Yeda fue más un fiasco de sistema que de actitud, un mal planteamiento que desembocó en desquicio de los jugadores; en Mallorca el pecado fue carnal. El Valencia encajó tres goles antes del descanso y no satisfechos con ello, lo primero que sucedió tras la reanudación fue otro remate de los baleares. El Mallorca consumó su recital por obra de Salva Sevilla y Budimir y milagro de Vicente Moreno, el único valenciano que estuvo a la altura en Son Moix. Él y los 300 blanquinegros que se tragaron semejante marrón en la grada bajo la lluvia.
Otro más sin Rodrigo. Seguramente a estas alturas de temporada, Lim haya entendido el porqué de la insistencia de Marcelino en quedarse con Rodrigo. Quizás las formas del asturiano no fueron las mejores, pero lo hacía por el bien del Valencia del propio Lim. Sin Rodrigo el equipo no sabe cómo ganar y ni tan siquiera a qué jugar. Celades aún no ha encontrado antídoto a la baja del delantero (quizás un ‘vente a España, Paco’ sea un remedio, aunque la enfermedad va más allá de un fichaje) y contra el Barcelona tampoco estará Parejo. El de Coslada fue expulsado por nada y lo malo es que la redacción del acta da poca vida a un recurso. Así que contra el Barcelona seguro que no estará Parejo y veremos si llega Rodrigo o sigue “pendiente de evolución”. Pero antes de la visita del Barcelona de Quique Setién por Mestalla, el Valencia se irá de ‘copas’ por Logroño. El fútbol son estados de ánimo y los Celades viajan a Las Gaunas entre dudas.