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BARCELONA

El libro de estilo de Setién

Análisis táctico sobre la filosofía del nuevo entrenador del Barcelona. El ataque combinativo y la presión tras pérdida son irrenunciables.

El libro de estilo de Setién

La sonoridad de la destitución de Valverde por las formas y el contexto emplazaron al Barcelona a tomar una decisión que implicara un mensaje trascendental. Si el relato defiende la pérdida de identidad futbolística durante la etapa del Txingurri, ahora trasladará la sensación de la vuelta al estilo con la llegada de Quique Setién (Santander, 1958). El aura cruyffista de su método asegura una buena acogida en el Camp Nou, aunque el diagnóstico general dependerá como siempre de los resultados. Valedor de una filosofía por encima de cualquier otro condicionante táctico, Setién ha utilizado mayoritariamente durante su trayectoria el 1-4-3-3 como sistema base, aunque en el Betis también actuó con el 1-4-2-3-1 o el sistema de tres centrales y dos carrileros en muchas ocasiones desde el fichaje de Bartra. Su manera de entender las cuatro fases del juego (ataque organizado, transición defensa-ataque, transición ataque-defensa y defensa organizada) clarifica la propuesta.

Ataque organizado

La apuesta de Setién por el juego combinativo es total. Su pretensión se asienta en que sus equipos asuman la iniciativa y sean capaces de progresar con el balón controlado desde atrás, caracteres esenciales en la personalidad del Barcelona. En el Lugo y Las Palmas trabajó con estos parámetros que extremó aún más en el Betis. Con independencia del sistema que utilice, Setién suele usar la salida lavolpiana o estructuras similares que incluyen a tres futbolistas en la iniciación de la jugada. Con dos centrales, el medio centro (Busquets ahora) baja a recibir para orientar la construcción y los laterales ganan altura en las bandas ante rivales que presionan arriba. Si el adversario adopta un bloque medio, al técnico cántabro le gusta que los centrales dividan en conducción y adopten una actitud valiente. Otro mecanismo que empleó en el Betis consistía en que uno de los interiores se abriera en el espacio entre central y lateral. Fabián se adjudicó este papel en la 2017-18.

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El escalonamiento a diferentes alturas de los centrocampistas y la formación de triángulos para la aparición del tercer hombre es otra característica de los conjuntos de Setién. Desde esta perspectiva, otorga gran importancia al juego de paredes en el medio y la atracción al rival (un jugador se ofrece para arrastrar al adversario) para generar líneas de pase hacia otro futbolista liberado. Nadie hacía esto tan bien como el Barcelona de Guardiola donde Xavi, Iniesta o Messi llevaban esta modalidad a la perfección. Setién también favorece situaciones en las que los interiores (De Jong, Rakitic, Vidal o Arthur) puedan romper hacia el área ante los apoyos de los hombres más adelantados. Quiere acumular jugadores en zona de finalización, pero no por mera aglomeración. Su objetivo se centra en impulsar la movilidad de todos sus hombres y provocar la confusión en el contrario. La circulación de lado a lado ha de tener viveza, virtud de la que careció en su etapa final en el Betis. Asimismo, explotará la distracción interior de Messi y Griezmann para buscar los cambios de orientación hacia los laterales en el lado débil. Con Joaquín exploraba este tipo de desmarques hacia dentro para sacar al lateral rival de zona y vaciar la banda.

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Transición defensa-ataque

La posesión de balón como hoja de ruta principal no impide que Setién conozca los códigos del contraataque. Con el Betis demostró su liderazgo para sacar partido de este registro. El Barcelona tampoco ha renunciado nunca a esta posibilidad y con Valverde ha interiorizado movimientos que servirán en esta nueva etapa. Setién se apoya mucho en la figura del delantero para lanzar la transición. El nueve se intercala por dentro y prolonga hacia delante o descarga hacia atrás o hacia los lados para articular el ataque. La baja de Suárez suavizará la amenaza azulgrana, pero la sola presencia de Messi resulta suficiente para que el Barça continúe siendo letal. Desde el primer toque o el desequilibrio individual el argentino desborda. Griezmann también ha exhibido su talento para atacar al espacio y Setién esperará recuperar las entregas verticales de Busquets o De Jong para traspasar líneas.

Transición ataque-defensa

La reorganización defensiva del Barcelona es su principal quebradero de cabeza actual. Valverde nunca terminó de encontrar el modo de activar un repliegue adecuado, falto de físico sus futbolistas y algo desordenados durante la fase de posesión. El drama de la Supercopa apuntó directamente a estos males. Setién aboga por la presión rápida tras pérdida para recuperar el balón de forma instantánea. Es necesario una activación efectiva y que las vigilancias cuando tenga la pelota sean adecuadas. Al cántabro le agrada tener un ataque compacto, en pocos metros, para que sus futbolistas salten al momento. La duda es si conseguirá integrar a Messi —la lesión de Suárez le da oxígeno— para volver a presionar con once futbolistas. Con Valverde también había demasiada distancia entre los centrales y laterales y entre la zaga y la medular, contaminándose la gestión de los partidos por este enredo.

Defensa organizada

La presión vuelve a ser el concepto dominante en el libreto de Setién. El bloque alto, con los centrales prácticamente en el centro del campo, para originar el error del adversario u obligarle a jugar en largo siempre ha diferenciado al Barcelona y ahora también lo hará. Setién acomoda un pressing en el que cada jugador se empareja con un rival con el propósito de cerrar las líneas de pase interiores y forzarle a intentar escapar por fuera. Ahí el bloque bascula hacia es perfil con intención clara de robo.

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En escenarios donde le toca hacer un repliegue medio o intensivo, el entrenador cántabro acostumbra a ordenar una defensa mixta, más posicional aunque siempre agresiva cuando puede sobre el poseedor. Se da la circunstancia de que el Barcelona ha protegido esta temporada mejor su área cuando se ha visto acogotado atrás. Un pequeño alivio para Setién ante este desafío extraordinario.