El segundo palo, el pozo sin fondo del Espanyol
35 de los 36 tantos recibidos se produjeron dentro del área y siete de ellos desde centros a esa zona, como el de Vidal el pasado sábado en el derbi.
Con 36 goles en contra, el Espanyol despide la primera vuelta como el equipo con el sistema defensivo más débil de los 20 de LaLiga y de su reciente historia: en la campaña 2015-16, la peor en cuanto a goles recibidos se refiere con un total de 74, a estas alturas se habían encajado 30; y en la 2003-04 se llevaban 33. Un déficit que se resume en ejemplos en especial en Cornellà-El Prat, donde Real Sociedad (1-3), Granada (0-3) u Osasuna (2-4) consiguieron desnudar al Espanyol en partidos hilarantes desde el punto de vista defensivo.
Llama la atención que de esos 36 goles, 35 hayan sido desde dentro del área, un porcentaje altísimo. El único tanto recibido desde más allá de los 16 metros lo realizó Mikel Vesga en San Mamés. El resto, contraataques finalizados a escasos metros de la portería, penaltis o remates después de centros desde los costados. Es en esta faceta del juego en la que el Espanyol se ha mostrado más frágil que otros conjuntos, incapaz de defender bien los centros laterales.
Hasta en siete ocasiones, los rivales marcaron en el segundo palo, una de las debilidades del equipo, especialmente del costado izquierdo defensivo. Antonio Puertas y Azeez con el Granada, Óscar Plano con el Valladolid, Mata del Getafe, Rubén García de Osasuna, Marc Bartra del Betis y Arturo Vidal el pasado sábado con el Barcelona. El encuentro ante el Valencia, que marcó un punto de inflexión negativo con Pablo Machín en el banquillo, se resolvió por un penalti de Víctor Gómez intentando defender el segundo palo.
Si el segundo palo ha resultado letal, no menos impactante ha sido la falta de atención a la hora de defender el primero palo. Luis Suárez marcó el sábado, como lo hizo Karim Benzema en el Bernabéu, Borja Iglesias con el Betis, Santi Mina en Vigo, Ramis con el Eibar o Budimir con el Mallorca. Sobresale este dato especialmente en la época de Machín, en la que el Espanyol jugaba con tres centrales y promedio una media de 20 goles recibidos en 10 encuentros, por 14 de David Gallego en ocho encuentros.
Por otro lado, y pese a intentar atacar desde los costados, solamente el Espanyol ha conseguido marcar un tanto de centro en jugada, que fue el que anotó Jonathan Calleri ante Osasuna. El resto llegaron de penalti, en remates a balón parado, transiciones rápidas o jugadas individuales.Un aspecto que merma el rendimiento del equipo.