Garitano recibe el cariño de Leganés en su torneo benéfico
El entrenador del Alavés se presentó por sorpresa para la clausura del evento que organiza la Federación de Peñas del Lega. Acabó vacilando al dueño del club por jugar de portero.
Apareció por las instalaciones municipales de La Cantera a eso de las tres de la tarde y desde entonces se convirtió en el centro silencioso de todas las miradas. Él, con su normalidad habitual, se camufló como un paisano más. Costaba encontrarle mientras departía con unos y con otros. Con todos, vaya. Asier Garitano, entrenador del Alavés, dejó un reguero infinito de amistades en Leganés. De ahí que su presencia, aun siendo especial, se asemejara más a la visita de un familiar que vuelve a casa por Navidad, que la de un mito. El mejor entrenador en la historia del Lega se presentó, como sorpresa para la clausura, a la III edición del torneo benéfico que lleva su nombre y que organiza la Federación de Peñas de los pepineros.
Siempre acompañado de Victoria Pavón, presidenta del Leganés, y de Juan Antonio Ortiz, consejero del club y amigo íntimo, Garitano observó a pie de césped (artificial) la evolución de la final que venció el combinado de empleados del club y periodistas. Entre los integrantes del equipo, Felipe Moreno, vicepresidente del club y máximo accionista que, en este torneo, se transforma en portero ocasional.
El mandatario se permitió el lujo de evitar algún gol mientras Garitano, a pocos metros, le vacilaba. "¡Eh! ¡Felipe! Justito...", le decía entre las risas de los presentes, metidos en una burbuja temporal. Como si Asier jamás se hubiera marchado. Como si siguiera siendo un vecino más. En parte lo es. Hijo adoptivo de la ciudad, sus escapadas a Leganés pare ver a sus amistades son frecuentes.
Al final del torneo, la Federación de Peñas le ha hecho entrega de un trofeo como agradecimiento a su presencia por primera vez desde que dejó el Leganés. El curso pasado, apenas cesado de la Real Sociedad, no pudo acudir precisamente por encontrarse resolviendo los últimos detalles de la rescisión de su contrato.
"Gracias a Don Asier Garitano por su venir", le decían desde la megafonía mientras él bromeaba. "En mi pueblo el único Don era el cura... quita, quita", respondía él al tiempo que los casi 200 asistentes cerraban el acto gritando al unisono un nunca caduco "Asier, Asier, Asier Garitano".