El Barça podría jugar en un San Paolo callado
Las multas del club están alejando a la parte caliente de la hinchada azzurra.
El Nápoles, tras haber vivido la peor crisis de resultados de la última década, está intentando volver a encontrarse con la llegada de Rino Gattuso. Pero los azzurri, en estas semanas, no solo han perdido brillo en el campo, sino también una de las mejores armas que tuvieron a lo largo de su historia: el empuje del San Paolo. Desde hace más de un mes, los ultras han abandonado el campo de Fuorigrotta, y muchos hinchas no organizados los han seguido, convirtiendo el estadio en un teatro callado, con más pitos que cánticos para sus jugadores.
El silencio vivido ante Genoa, Bolonia, Genk y Parma, podría repetirse ante el Barcelona si algo no cambia en los próximos días: la protesta nace de la aplicación muy rígida, a partir de este otoño, del reglamento que impide cambiar de sitio, ocupar las escaleras, estar de pie o apoyados sobre las barandillas.
Gracias a las obras en el San Paolo, se instalaron 190 cámaras de última generación, con las cuales se identificaron varias decenas de hinchas que recibieron multas de 166 euros. Y esas sanciones no llegaron únicamente a los ultras. Edoardo Cosenza, presidente del Colegio de Ingenieros de Nápoles, publicó en sus redes sociales un post que se hizo viral: "¿Multar a un ingeniero, hijo de un amigo, que estaba con nosotros en un fondo medio vacío por entretenerse tres veces en las escaleras es la prioridad del club? Si se sigue así, este será mi último año en el San Paolo".
Varias peñas se sumaron a la campaña “déjenos animar”, publicando un comunicado conjunto: "Si seguís golpeando con sanciones extremas e inmotivadas a los que quieren animar, los fondos seguirán siendo silenciosos y el San Paolo se quedará sus raices históricas: todos acabaremos perdiendo". De momento, no ha habido respuesta.