El Deportivo y su calvario: 20 años de la gloria al abismo
En la temporada 1999-2000 tocó el cielo al proclamarse campeón de Liga. Hoy es colista de Segunda a siete puntos de la salvación y un futuro incierto.
Hace 20 años, en la temporada 1999-2000, el Deportivo firmaba una de las mayores gestas del fútbol al proclamarse campeón de Liga. Seis años después del penalti de Djukic la historia volvía a citarse con los coruñeses. Otra vez el último partido de Liga. Otra vez en Riazor. Otra vez el Barcelona esperando un nuevo revés. Pero aquel 19 de mayo de 2000 las meigas sí se vistieron de blanquiazul. Un gol de Donato a los tres minutos y otro de Makaay tumbaban al Espanyol y abrían las puertas de la gloria al noveno, y último club, en conquistar la Liga.
Aquel triunfo fue también un homenaje al Superdepor de Arsenio, que años antes había ganado una Copa, una Supercopa y deslumbrado a España. Nacía el Eurodepor de Irureta al que le quedaban más gestas por realizar. El Centenariazo en 2002, dos Supercopas y cinco años de Champions con infinitas noches de gloria.
En 2004, tras una histórica remontada con el 4-0 al Milán de Ancelotti y Kaká, el milagro se acercó a la cima más alta. Su proeza llegó hasta las semifinales de Champions, en las que el Oporto de Mourinho acabó con el sueño. Aquella triste noche fue el comienzo del fin. Todavía quedaba un año más en Europa, de Fran, Mauro Silva, Valerón o Manuel Pablo, pero las deudas comenzaban a asfixiar al Deportivo. El gran arquitecto de aquella década gloriosa fue Augusto César Lendoiro, pero mantener el milagro costaba millones de euros. Mientras hubo Champions, el castillo de naipes aguantó. A partir de 2006 empezó a volar. El de Corcubión intentó ocultar la realidad, pero comenzó una cuesta abajo, lenta y segura, hasta el descenso de 2011. Lendoiro aplicó su lema, Camina o revienta, manteniendo una plantilla de Primera. Sólo sirvió para subir, bajar de nuevo y dejar una deuda de 160 millones y el mayor concurso de acreedores del fútbol.
En enero de 2014, tras 25 años de Lendoiro, llegó a la presidencia Tino Fernández. Su milagro fue evitar la desaparición. Logró convertir la deuda privilegiada con Hacienda en un crédito con Abanca. O lo que es lo mismo, garantizar la viabilidad del club. En lo deportivo, con la gran losa económica encima, el éxito se limitó a cuatro años en Primera. El descenso de 2018 desató la caja de los truenos y el ambiente fue irrespirable. Tino dimitió en mayo. Su relevo, Paco Zas, acaba de hacerlo tras pasar de rozar el ascenso a ser colista a siete puntos de la salvación. La deuda ha bajado, pero supera los 80 millones. Fernando Vidal, con un nuevo convenio con Abanca, apunta a presidente. Todo es incierto, pero el Depor, como hace 20 años, espera una nueva gesta: salvarse.