Monchi, director deportivo del Sevilla, ha concedido una entrevista a As en la que ha repasado la actualidad del equipo hispalense y sus perspectivas de presente y futuro.
Llega un invierno con el Sevilla tercero y parece que con menos trabajo del que tuvo en verano. Vaya montón de fichajes y de salidas que tuvo Monchi que hacer.
Sí. En cuanto a volumen de trabajo, gestiones que hacer y decisiones que tomar ha sido quizá de lo más condensado de toda mi época como director deportivo.
¿Está siendo su regreso a Sevilla como esperaba?
Partiendo de la base de que no había imaginado ningún retorno, porque no estaba en mi mente volver... Después de Roma tenía pensamiento de probar otras experiencias en el extranjero, pero se cruza en el camino mi club y es lo que hay. Todo lo que escuché, todo lo que me contaron, lo que me transmitieron, no digo porque me prometieron por prometer es absurdo con la relación que tengo con Cruz (director general), Arroyo (subdirector) y el presidente, prácticamente todo se está cumpliendo. Ha sido un fiel reflejo de lo que se habló en su momento. Por lo tanto, lo que me estoy encontrando era lo que esperaba.
¿Tenía algo de miedo a las expectativas que iba a crear su vuelta?
Evidentemente fue una de las pesitas que pusimos a la hora de balancear la decisión, valorar el nivel de exigencia. Lo que hice fue encontrar eso como motivación, enfocar esa exigencia para intentar repetir, al menos, lo logrado en años pasados.
Pero, lo dice usted, ahora sufre menos.
El sufrimiento y la amargura por la derrota continúa, porque si no, no sería yo. Pero sí que es verdad que el día a día del club debe continuar cuando se pierde. Con la dimensión y velocidad de crucero que lleva este Sevilla, con independencia de los resultados que se den, tiene que tener una hoja de ruta muy clara. Los ejecutivos debemos convivir con el mal sabor de boca o la amargura de una derrota, porque si no la entidad no crece.
¿Puede este Sevilla crecer más con los transatlánticos que hay por encima?
El problema es que Madrid y Barcelona facturan casi 1.000 millones de euros, Atlético de Madrid va a estar dentro de poco en 500 y el Sevilla haciendo malabarismos llega a 200. Eso sí: la diferencia clasificatoria a nivel de puntos o sensaciones es mucho menor que en el presupuesto, porque esos equipos no nos multiplican por cinco en puntos. ¿Cuál es nuestra ilusión? Pensamos que si con las diferencias que hay ahora, peleamos, pues cuando nosotros tengamos más recursos, que nos permitan pelear más, creemos que esas diferencias puedan ser más estrechas. De pelear de tú a tú, no, pero cuando se distraigan un poco podemos estar ahí.
Y ganar más títulos.
Nosotros tenemos que aspirar a hacer una versión nueva del mejor Sevilla, y ése no es el de 1956 sino el de 2006, 2014, 2015… Por fortuna tenemos ejemplos cercanos. Hay que dar una versión mucho más agresiva y ambiciosa de algo que ha sido reciente.
¿Cómo le sienta que los accionistas hayan firmado la paz?
La vuelta ha tenido que ver mucho más con el director deportivo que con el sevillista, mucho más que ver con el profesional, porque encuentro un proyecto que ilusiona. Pero que haya paz entre los grandes accionistas es una gran noticia para todos los empleados del club, y más para los altos ejecutivos, es una gran noticia, porque permite trabajar con un ambiente más calmado.
El ambiente está bien. Pero la gente se queja de que a este Sevilla le falta gol.
Eso es un dato objetivo. A mí no me gusta ni esconderme ni tapar posibles carencias. Evidentemente los registros goleadores del equipo en sí y de los atacantes en particular a día de hoy no son los esperados. Pero esto es como uno quiera ver la botella. Si la quieres ver medio vacía, la puedes ver medio vacía, o si la quieres ver medio llena, puedes decir, “oye, con pocos goles el equipo está arriba: a poco de que el equipo haga gol podemos estar más cerca de los objetivos que queremos”. De la preocupación a la frustración o a la obsesión, yo me quedo en la preocupación e intentar poner los remedios necesarios. Desde mi punto de vista, dar apoyo y confianza al grupo como siempre he hecho.
Y Lopetegui convence, con todos los recelos que había causado.
A día de hoy percibo una mayor confianza en el míster, pero reconozco que dependerá de cómo vaya la temporada. ¿Eso a mí no me tiene que coaccionar? No. Mi posición tiene que ser la de ejecutivo, que es la de estar al margen de todo el ruido. Julen era el perfil que yo pensaba, se ha confirmado al cien por cien. Una persona extremadamente rigurosa, muy trabajadora, muy involucrada, con un buen manejo del vestuario y con el concepto de fútbol que habíamos dibujado cuando empezamos a hablar.
Es lo que esperaba, pues.
La idea del entrenador desde el partido del Reading hasta el último que hemos jugado sigue siendo la misma, con claros y oscuros, como es lógico. Tiene un equipo que ataca a la hora de presionar, que intenta recuperar los balones rápido, que luego trata de no perderlos, un equipo vertical.
¿Cómo es su relación con el técnico vasco?
Ahora mismo estoy muy satisfecho de haberme encontrado a un magnífico profesional, con el que he sido capaz de congeniar, de discutir, de tener opiniones contrarias, pero buscar siempre la misma senda. Eso es lo que siempre he necesitado de un entrenador por mi forma de ser. Para algunos entrenadores es fácil trabajar conmigo, pero para otros, no. Me gusta estar en el vestuario, hablar mucho con el técnico. En una relación nueva eso es complicado y a Julen le tengo que estar muy agradecido porque ha sabido darme el sitio para que esté a gusto y poder ser el director deportivo que soy.
¿Habrá momentos malos si se pierde?
En el fútbol hay un juez que es el resultado. Para Lopetegui, para Monchi y para Messi. El que no entienda esto así lo mejor que tiene que hacer es que en la próxima parada del autobús se baje y se dedique a otra cosa. Hoy los resultados nos amparan y nos dan cierta credibilidad. Pero el nivel de exigencia en el que está el Sevilla hace que cada partido sea un examen. Los profesionales tenemos que convivir con eso, aceptarlo como tal, a veces incluso aprender de esos comentarios, opiniones. Debemos tener las espaldas suficientemente anchas para seguir adelante.
Y el tiempo, otro juez.
No nos hemos dormido nunca en los laureles, hasta en los mejores momentos hemos buscado puntos flacos para mejorarlo, y estoy convencido de que cuando lleguemos a finales de enero, que empieza lo complicado, yo creo que el equipo va a dar la talla y el nivel de exigencia, que por el objetivo a nivel ambicioso que tenemos demandaremos de la plantilla.
¿Sigue siendo la Champions el objetivo?
Sin estar ningún año en Champions es difícil lograr los objetivos que nos estamos poniendo. Si el Sevilla quiere cumplir esos planes tiene que ser un equipo que juegue esa competición.
Y esta Liga más igualada...
Es una Liga extraña en cuanto a puntos, porque el campeón se iría a 82 puntos de media, con lo cual no es normal, aunque creo que habrá algún cambio. Es extraño ver al Atlético en una posición ajena a su inversión y potencial, pero también es extraño ver al Espanyol el último, al Celta también por allí… Todos queríamos que LaLiga fuera lo más igualitaria posible y que no hubiera un 8-0. Ahora no se ve eso y todos sufren para ganar. Eso es bueno para encontrar una Liga más igualada que no sea una autopista para los dos equipos grandes.
¿Puede el Sevilla seguir peleando por el título?
Yo siempre he hablado de que el Sevilla algún día debería pelear una Liga, no sé si esta Liga. Este proyecto, con un entrenador nuevo y con tantos jugadores nuevos, no es de cortísimo plazo, es un proyecto a 3-5 años. Si la Liga se va a 82 puntos pues evidentemente no sólo el Sevilla, hay un montón de equipos que pueden estar ahí. Pero hoy en día los únicos equipos que pueden ganar diez partidos seguidos son Madrid y Barcelona. El resto de equipos no estamos preparados aún para eso.
¿Qué le pide el director deportivo Monchi a 2020?
Que muchos de los proyectos que ya van empezando a tener forma se vayan confirmando. Comprendo que el aficionado tenga como primer objetivo la victoria en cada partido, pero los que somos ejecutivos y tenemos conocimiento de lo que se está haciendo, tenemos otros intereses además. Hay una serie de proyectos muy directos con los resultados, como el scouting y la planificación que en 2020 pueden tener resultados.
¿Y sobre el equipo?
Que siga creyendo en sus posibilidades y que haya un crecimiento a nivel interno de los jugadores y poco más. Más que pedir hay que trabajar.
Y si renueva Banega...
Hay una sintonía magnífica con él. No digo que sea amistad, porque cuando hay un trabajo de por medio no es fácil. Eso llega luego, como con Rakitic, Bacca, Drago … Pero sí es verdad que Éver y yo nos conocemos bien. Es un profesional como la copa de un pino.
¿El Big Data aconseja la renovación del argentino?
El dato te ayuda, te acorta el margen de error y te hace ganar tiempo. No usar el dato me parece absurdo. A partir de ahí, luego está la sensación, la subjetividad, que eso nunca se puede perder, porque al final hay un grado de intuición y conocimiento que el dato no te lo va a dar. En el caso de Éver, me quedo con el Big Data de mis sensaciones.