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VALENCIA-REAL MADRID

Benzema está en todo

El francés, en el descuento, salva a un Madrid que empezó bien y acabó mal. Casemiro no jugó. El Valencia fue una roca y estuvo al borde de la victoria.

El Clásico se servirá al punto, con Barça y Madrid igualados en la tabla y curados de humildad en el fin de semana. El torneo no es solo suyo, como mostraron Real Sociedad y Valencia, peor armados pero con mayor empeño. El Madrid empezó en la cima en Mestalla, pero acabó salvándose del abismo con un gol de Benzema, otra vez copichichi. El francés es alfa y omega del equipo, en los mejores días y en otros como este, en que el Valencia fue agigantándose hasta rozar el triunfo.

Zidane lo había ido dejando quizá más tiempo de lo conveniente. Sin Casemiro no sale desde hace mucho tiempo ni a bajar la basura y se decidió a sentarlo en Valencia, un zarzal, porque se le echaron encima las cuatro tarjetas del brasileño y el Clásico del procés. Casemiro viene a ser el Ministerio para la Transición Ecológica del Madrid, el jugador que hace sostenible un equipo en el que los que atacan son mayoría sobre los que defienden. Lo aprendió Zidane en su primer año, cuando no reparó en él de salida y al que se agarró después con la firmeza del creyente. En todo este tiempo el club no ha encontrado o no ha puesto demasiado empeño en buscar un repuesto para él, segundo recuperador del campeonato y primero en campo contrario. El partido acabó por convencerle de que juntando cuatro centrocampistas compensa ese factor de corrección. Unos cuantos violines son capaces de suplir a un tambor.

El Madrid entró a saco en el duelo desde el riesgo, con Nacho como lateral izquierdo en su primer partido en dos meses y medio, con Rodrygo, con Valverde de coche escoba en el centro del campo y sin Bale, unas veces no disponible y otras no dispuesto. Para partidos así le trajeron no hace tanto y de ellos ha ido despegándose.

Un Valencia de menos a más

El Valencia amaneció encogido, en su alineación y en su ánimo. Celades dobló la banda izquierda con dos laterales, Jaume Costa más Gayá, y dejó solo en punta a Rodrygo. El equipo hundió mucho su línea defensiva y quedó sometido al Madrid del último mes. También tuvo su peso la feliz paliza de Ámsterdam, que vació al equipo física y emocionalmente. Ni siquiera Mestalla pudo inflar de inicio a un grupo redecorado por Celades y acostumbrado a que la tierra tiemble bajo sus pies. Incluso en épocas de abundancia como la de Marcelino y Alemany, abruptamente interrumpida.

El Madrid dominó de salida con autoridad desde su fútbol combinativo, dirigido por Modric, Kroos e Isco. El croata anda ya convencido de que su empleo es a tiempo parcial, de que Zidane le racionará los descansos para alargar su carrera. De momento, la cosa funciona. Bajo su alta dirección rodeó el Madrid al Valencia, aunque se quedara en la superficie. El asalto de este Madrid verde menta comenzó con la petición exagerada de un penalti a Rodrygo (como exagerada fue también la petición airada de responsabilidades al adolescente por parte de los jugadores del Valencia sobre un piscinazo que no existió). Después fue espaciando sus ocasiones: un disparo de Valverde rechazado por Jaume, un cabezazo de Benzema fuera, un tiro desviado de Modric, otro cabezazo blando de Rodrygo... El Valencia sólo estuvo cerca del gol en un testarazo de Ferran Torres en una salida por uvas de Courtois. Lo fio todo a que lo salvase una contra.

En todo caso, el equipo de Celades tuvo la habilidad de ir alejando de Jaume esa abrumadora posesión del Madrid, que con el tiempo empezó a dejar de tener efectos prácticos. Los de Zidane pasaron a mover la pelota con sosería y se llevaron algún susto. Casi a vuelta de vestuario Courtois tuvo que resolver un mano a mano ante Ferran Torres. El cambio de viento animó a Celades, que quitó a un lateral, Costa, para meter un mediapunta, Vallejo.

En el Madrid pasaban cada vez menos cosas, incluso con la entrada de Bale y Vinicius, y el Valencia se fue agigantando hasta que dio con el gol en una disputa ganada por Wass ante Nacho. El centro del danés cruzó el área para que lo rematara a placer Carlos Soler. Al Madrid no le quedaron después ni fuerzas ni ocurrencias. El partido lo había dejado ir por falta de contundencia en el primer tiempo. Aun así fue capaz de empatar a la tremenda, en un córner al que acudió hasta Courtois, cuyo primer remate rechazó Jaume. En aquella montonera metió su pie Benzema para que el Clásico tenga una presentación inmejorable.