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Atlético ATM
2
Morata 66',Saúl 74'
Finalizado

ATLÉTICO 2 - OSASUNA 0

El Atleti vuelve al gol

Venció a Osasuna con tantos de Morata y Saúl en un partido que comenzó frío y tuvo un héroe en la primera parte: Herrera, portero de Osasuna. Brillo de João Félix.

MadridActualizado a
El Atleti vuelve al gol

Móviles arriba. Un pasillo de honor. Una pancarta en el fondo sur con el número y rostro del hombre con abrigo largo negro que recibía un homenaje emocionado y sin fisuras, a su altura, de un tipo grande sobre la hierba y aún más fuera de ella. Lo resumía palabra en mayúsculas. “Gracias, Juanfran”. Los dos equipos de su vida iban a comenzar a jugar con ese balón del que él hacía el saque de honor. Atlético y Osasuna. El segundo no tardó en quitarse la piel de cordero para dejarle a Oblak dos avisos. Un zapatazo desde fuera del área de Rubén García un zurdazo raso de Brasanac que pegó en Oblak y se fue al palo antes de que el portero pudiera abrazarlo. El Atleti había comenzado frío, como si fuera un Malakito de Memphis recién aterrizado en el Metropolitano.

Y eso que al frente de todo estaba Koke. Abandonó la concentración el viernes, fue padre de madrugada, ahí estaba anoche, capitán sobre la hierba. Sin Lodi, hacía debutar el Cholo a Manu Sánchez, le ponía delante otro tren a Lemar, devolvía a Giménez a la titularidad. Saúl y Thomas, pareja en el medio, fueron de menos a más. Si el partido del Atleti comenzó con golpazos con Chimy Ávila, ya Giménez (el costalazo que se pegó fue de los que hacen daño sólo de ver), ya Manu Sánchez, orden del Cholo clara: "Siderurgia con el 9". Hasta que João encendió su varita para que el Atleti entrara en calor. Le filtró Koke un pase para que se internara en el área sentando a un rival y terminar cayendo en la frontal. El árbitro le mandó levantar. 

En el siguiente balón, João Félix le hacía un caño a Rubén García. Desde que desoyó al Cholo cómo le enviaba a la banda, no ha vuelto a pisarla. Normal. Donde es letal es donde le gusta jugar. Libre, acechando por todo el centro de ataque. Empapaba la hierba de clase aunque Osasuna no se descompusiera. Comenzó Herrera su recital de paradas desbaratándole con el pie una ocasión antes de que Felipe segara a Chimy Ávila de una patada y el árbitro avisara. “La última”. La siguiente vez que el delantero de Osasuna acabó por los suelos, Manu Sánchez vio la amarilla. Era la menos de todas.

Mientras, Lemar, trataba de subirse a ese tren, se le acaban en el Atleti, con pases de 30 metros y un disparos al palo. Tiene sangre, pensaba el Metropolitano. Es algo. Pero el Atleti seguía dándose de cabezazos con ese muro que ha levantado Arrasate en Osasuna. Imposible encontrarle fisuras a su caparazón. Cuando un balón lograba superar su barrera de hombres, como ese remate de Saúl, Herrera, emulaba a Benji Price para espantar de su portería cualquier peligro. Con la brazo izquierdo o con la punta del guante para enviar lo justo un cabezazo de João al travesaño. Estupiñán crecía en la banda izquierda y Felipe derribaba a Brasanac en posible penalti que ni árbitro ni VAR decretaron. El partido se iba al descanso lleno de nuevo por ese gigante, Herrera. Volaba para atajarle a Thomas uno de sus trallazos. Sus compañeros le besaban de camino a la caseta. Como a los santos. Si Osasuna se iba sin heridas era por sus guantes.

La segunda parte comenzó como un calco de la primera. Osasuna dejando dos avisos sobre la portería de Oblak. El primero, después de que Saúl le regalara una pelota en el área pequeña a Chimy Ávila. El segundo, un testarazo de David García que se fue fuera acariciando el larguero. Y el Atleti otra vez frío, como si en vez del Atleti fuera el Aladino de Murcia. Y eso que João trataba de volver a encender su varita. Pero su pase de espaldas acababa en Morata que necesita veinte ocasiones para lograr un gol. Aunque fallara Herrera en una salida, aunque no. Lemar ya se había ido sin subirse al tren y entre pitos, y Simeone buscaba agitar con Correa pero Herrera se le presentaba sacándole un remate con la pierna. A la hora sacaba Simeone a su Herrera para tener más control, Manu Sánchez se iba (buen debut) y Trippier lanzaba una falta lateral desde la derecha para que Morata tuviera la ocasión número veinte. Saltó sobre todos como un coloso para cabecear ese balón a la red. Lo celebró con más rabia que alegría, en esa lucha sempiterna que habita en su cabeza, él contra su mente. Suele marcar cuando no piensa.

Siete minutos más tarde encontraba a Correa que dejaba pasar la pelota para el Expreso de Elche que llegaba desde el lateral a una velocidad endiablada. La pelota suya, el gol también, los guantes de Herrera quebrados. Y el Metropolitano de nuevo con los móviles en alto. Porque João se iba en el 80’ entre una ovación, porque Koke estaba a punto de marcar un gol en el día que ha sido padre por primera vez, porque Juanfran se levantaba en el palco para volver a saludar mientras los dos equipos de su vida le brindaban el mejor homenaje en la hierba. Un alegato de no rendirse, aunque en el marcador Osasuna hubiese perdido.